miércoles, 14 de julio de 2010

LEVANTAMIENTO DE UN 26 DE JULIO, PERO DE 1896.


Hay una pequeña Islita, la segunda en extensión dentro del archipiélago cubano, la cual también encierra días de glorias dentro de la lucha por la independencia que hoy se tiene desde el triunfo revolucionario de los rebeldes, en 1959.

Esta islita llevó muchos nombre, como San Juan Evangelista, Ahao, Isla de las Cotorras, Isla de los Piratas, Reina Amalia, Isla de Pinos, entre otros, y hoy en día Isla de la Juventud, este último gracias a la labor realizadas por los jóvenes de toda Cuba que se trasladaron a este territorio para impulsar el desarrollo tecnológico, social, cultural y político de la población existente.

Pero mucho antes que esto, cuando aún Cuba estaba bajo el yugo colonial español, esta islita fue utilizada como lugar de confinamiento de los llamados “indeseables”, dentro de los cuales se encontraban valerosos cubanos con inclinación independentistas y que habían participado en las gestas de 1868, 1878 y en el principio de la guerra comenzada en 1895.

Dentro de los confinados se encontraba Agustín Cossío y Serrano, el cual intentó unirse a los mambises el 22 de mayo de 1895, pero un espía español lo descubre y producto de la traición lo encarcelan y lo juzgan a pena de muerte.

Agustín tenía cuatro hijas, pero Evangelina era la más decidida de todas y fue quien visitó al exgobernador de la Isla, Martínez Campo, para pedir clemencia por su padre; al cual le conmutan la sentencia por la de prisión perpetua. Evangelina consciente de que su padre no resistiría tal pena, visitó al nuevo gobernador de la Isla, Valeriano Weyler, el cual confina a Agustín Cossío indefinidamente en la Isla Colonia Reina Amalia.

Por la singular y espectacular belleza de Evangelina, el Coronel de la guardia en la Isla, José Berniz, se enamora de ella y la asedia constantemente; pero debido a los rechazos de la joven, el Coronel adoptó por utilizar métodos duros con el padre, intentando hacerla rendir a sus caprichos.

Los patriotas confinados en la Isla ya tenían planificado el unirse a las tropas independentistas y aprovecharon el ensimismado del Coronel con la joven para tenderle una trampa.

El día escogido fue el 26 de julio de 1896, teniendo en cuenta que se celebraba el día de Santa Ana y producto de las festividades los patriotas se podrían mover con mayor facilidad. Evangelina Cossío envió un mensaje al Coronel solicitándole verle a solas en su cabaña; pero éste no asiste solo, pues aposta soldados y partidarios en los alrededores para su seguridad.

Dentro de la cabaña ya le esperaban al Coronel los insurgentes, que le apresaron pero el Coronel al verse maniatado comienza a hablar atropelladamente y en alta voz para alertar a su escolta, la cual intercede y hace fracasar los planes. Evangelina Cossío es hecha prisionera.

Otro grupo de cubanos se levantaría en armas desde el poblado de Santa Fe, segundo en importancia en el territorio, y cabalgarían hasta Nueva Gerona, capital de la Isla, para unirse a los amotinados y así asaltar el cuartel con la garantía de rendir a las tropas españolas por tener al Coronel como rehén. El objetivo era hacer rendir a la guardia, apropiarse de armamentos y de una barca española para navegar hasta las costas de Pinar del Río y unirse a las tropas de Antonio Maceo.

Pero la liberación del Coronel Berniz y la falta del factor sorpresa por parte de los que venían cabalgando, posibilita que se alerte a la guardia española y reciben a los alzados casi a la entrada de Nueva Gerona. Se producen disparos y cae el primer mártir pinero: Bruno Hernández.

Aunque muchos de los amotinados logran escapar y refugiarse en casas campesinas y dentro del monte, la traición de algunos posibilita la captura y fusilamiento a mansalva de ellos.

La joven Evangelina Cossío es hecha prisionera y trasladada a La Habana, donde queda encerrada por un tiempo hasta que se logra su fuga por medio de la ayuda de un periodista llamado Karl Decker, del Journal de Nueva York; logrando así cubrir toda una campaña contra la España Colonial, política de montaje de parte del gobierno de Estados Unidos para encubrir cualquier excusa de intervención, como lo fue posteriormente la explosión del buque “La Couvre”.

Aún cuando la acción del 26 de julio de 1953 fue el motor pequeño que impulsó al motor de la rebeldía y lograr el triunfo de la Revolución, la pequeña islita ya había puesto en las páginas de la historia de Cuba su levantamiento en arma y la sangre honrada de un héroe.

114 años separan la acción de esos valerosos cubanos de la pequeña isla, que deseaban unirse alas tropas del Mayor General Antonio Maceo, a los que se levantaron junto a Fidel Castro para asaltar los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Sin embargo, en todos esos años muchos cubanos ofrendaron sus vidas por la transparente soberanía que hoy se tiene en Cuba.

A todos estos héroes conocidos y anónimos, vaya nuestro total respeto y el inagotable ánimo de seguir defendiendo el desarrollo del país y nuestro sistema socialista.

¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!¡Viva la Revolución cubana!

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