viernes, 9 de marzo de 2012

“Cuando la mujer, culta y virtuosa…”. La mujer cubana revolucionaria.


Foto: Kaloian Santos_Fuente: Cubadebate
“Me estremecieron mujeres
que la historia anotó entre laureles.
Y otras desconocidas, gigantes,
que no hay libro que las aguante.”
Silvio Rodríguez

Tanto el proceso de formación de la nacionalidad cubana, como el revolucionario independentista, han estado marcados por la participación de la mujer como sujeto de importantísimo valor actoral dentro del marco social, político, económico, ideológico, cultural, educativo y de lucha.
No solamente las figuras de José Agustín Caballero, Félix Varela, José A. Saco, José María Heredia, José de la Luz y Caballero, y posteriormente José Martí, entre otros, fueron los únicos que dieron sentido al pensamiento ético de liberación (aunque sí intelectualmente posibilitaron la vinculación de la emancipación al pensamiento político y social); también hubo mujeres que alzaron su voz en la lucha por la independencia de Cuba.
Muchos son los ejemplos de mujeres que esbozaron una trayectoria de sacrificios; algunas con trascendencia y otras de manera anónima, aunque no por ello éstas últimas pierden relevancia histórica.
Sírvanse estas humildes líneas como un homenaje a todas ellas.
Ejemplo de primeriza en la lucha tenemos a Carlota, 1843, esclava de origen lucumí, quien fue capaz de dirigir diversos alzamientos de esclavos en ingenios de la provincia de Matanzas, dando su vida por la liberación de aquellos sometidos al abuso de la explotación esclavista, impuesta en Cuba por la metrópolis española.
Como heroínas de la etapa colonia se pueden mencionar también a la Capitana de Sanidad Militar Adela Ascuy Labrador, adentrándose sin temor alguno en los combates para asistir a los heridos; a la Capitana de Sanidad Militar Isabel Rubio Díaz, quien creó un hospital en medio de la manigua y murió por las faltas de atenciones a una herida provocada por una descarga de fusiles de una guerrilla al servicio de las tropas españolas; la Capitana del Ejército María Hidalgo Santana, quien no dejó caer la bandera cubana en el combate de la Jicarita, muy a pesar de haber recibido siete heridas de bala, fue un soldado más en el campo de batalla; la esclava Rosa Castellanos, que llegó a los grados de Capitana de Sanidad, también conocida como “La bayamesa”, no le importó participar en los combates como soldado raso, con la habilidad de cualquier hombre en el manejo del rifle o el machete; la Comandante Mercedes Sirven Pérez-Puelles, única mujer que alcanzó altos grados militares a finales de la contienda por sus labores en el Ejército Libertador.
Comandante Mercedes Sirven Pérez-Puelles
Otras mujeres que no gozaron de grados militares, pero sí de grandes espíritus de lucha, que forjaron el carácter en el acendrado patriotismo, enfrentando las adversidades de la dura vida de campaña. Algunas, incluso, sufrieron los rigores de la cárcel y el exilio, como el caso de Ana Betancourt de Mora, quien con arrojo, en una época de extremos prejuicios y frente a los jefes militares del independentismo expresó: "Ciudadanos: la mujer cubana en el rincón oscuro y tranquilo del hogar esperaba paciente y resignada esta hora sublime en que una revolución justa rompa el yugo y le desate las alas. Aquí todo era esclavo, la cuna, el color y el sexo. Vosotros queréis destruir la esclavitud de la cuna peleando hasta morir. Habéis destruido la esclavitud del color emancipando al siervo. ¡Llegó el momento de libertar a la mujer!"
Otras demostraron su fuerte carácter y acendrado patriotismo, ya que tomaron el mismo camino de lucha de sus compañeros de su vida y en ello no repararon en la dureza de la vida en la campaña de guerra: María Magdalena Cabrales Fernández (esposa del Mayor General Antonio Maceo Grajales), Francisca Margarita Amalia Simoni Argilagos (Esposa del Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz), Bernarda Toro Pelegrín (esposa del General en Jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez Báez).
María Magdalena Cabrales Fernández
Edelmira Guerra Valladares y Emilia Casanova Rodríguez no fueron mambisas, pero fueron parte activa en exacerbación revolucionaria. Emilia tuvo la gran valentía de espetarles a los Capitanes generales españoles, Don Domingo Dulce y Caballero de Rodas, los crímenes que se cometían por las tropas de la metrópolis sobre los soldados insurrectos.
Pero no se puede pasar por alto, en esta etapa, la altísima figura de Mariana Grajales Coello, madre de los Maceos, esposo e hijos alentados por ella para defender la Patria o morir en ello, mujer tierna y bondadosa pero de inflexible disciplina, que puso todas sus fuerzas y familia en la causa por la independencia cubana, de quien José Martí, el Héroe Nacional, dijo:
¿Qué había en esta mujer, qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno de madre, qué decoro y grandeza hubo en su sencilla vida, que cuando se escribe de ella como de la raíz del alma con serenidad de hijo, y como de entrañable efecto? Así queda en la historia, sonriendo al acabar su vida, rodeada de los varones que pelearon por su país, criando a sus nietos para que peleen.”
Aunque no era cubana de nacimiento, Enriqueta Faber, Suiza, llegó a Cuba en 1819 y fue la primera mujer que pasando por hombre, ejerció como médico en la Isla, ganando gran reputación por su alto nivel profesional. Asistió gratuitamente en zonas pobres de los campos e impartió instrucción a analfabetos, esclavos y libertos de raza negra. Aunque una vez descubierto su verdadero sexo, fue criticada y expulsada deshonrosamente de sus títulos, no deja de ser un ejemplo de decoro y tenacidad femenina.
Con la guerra independentista casi ganada, Estados Unidos entra en el conflicto con una sucia jugarreta y vil manipulación. Desafortunadamente Cuba se ve traicionada y pasa del estatus de colonia uno de neocolonia, mancillada en su constitución por la imposición imperial de la Enmienda Platt.
En esta etapa neocolonial, la mujer cubana revolucionaria también se gana un puesto de relevancia en la lucha por la independencia y la soberanía de Cuba; así como en el campo cultural literario, resaltando las prominentes figuras femeninas de esta nueva época. Siendo el caso de la camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda, con una producción extensa de obras literarias y teatrales, las cuales ganaron grandes elogios de la crítica; además fue considerada una de las precursoras del movimiento feminista en España. También se debe mencionar a Luisa Pérez de Zambrana, que al igual que Gertrudis no pudieron acceder a estudios superiores y fueron de un desempeño autodidacta. Una edición de las poesías de Luisa gozaron del prólogo de Enrique José varona, quien la bautizó como "la más insigne elegíaca de nuestras líricas".
En la lucha contra los gobiernos de turno, se vivenció la presencia de las mujeres en las células conspirativas, acrecentándose la participación de ellas en los sangrientos períodos represivos de Gerardo Machado Morales y Fulgencio Batista Zaldívar.
Como ejemplos tenemos a Rosario Guillaume Pérez, cariñosamente llamada por sus compañeros como Charito, quien comenzó sus actividades en 1922 como dirigente femenina al movimiento de reforma universitaria y fue fundadora de la Liga Antiimperialista. También fue miembro del Partido Comunista de Cuba, en 1925. Después de triunfar la Revolución, en 1975 fue elegida delegada al 1er Congreso del Partido, pero desafortunadamente falleció días antes de comenzar las sesiones del mismo.
Después del golpe de Estado perpetrado por Fulgencio Batista, en marzo de 1952, muchas mujeres fueron eslabones importantes dentro del papel de la lucha clandestina y rebelde, en la Sierra Maestra.
Organizaciones como el Frente Cívico de Mujeres Martianas, llamadas también como Las «martianas», como se les conoció por ser partidarias de la lucha armada, vinculadas estrecha e indisolublemente al Movimiento Revolucionario 26-de-Julio, al Directorio Revolucionario y a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Por la labor de éstas, desde la Sierra Maestra Fidel las convidó a ser la organización femenina que representara al Movimiento 26-de-Julio.
Otra organización que se formó fue Mujeres Oposicionistas Unidas, con el objetivo de ayudar a los presos políticos revolucionarios en cárceles batistianas.

Estas organizaciones, el 28 de enero de 1959, dijeron sus últimas palabras, para incorporarse a las organizaciones de masas creadas por la Revolución Cubana.
Sin embargo, otras figuras jugaron un papel determinante en este período prerrevolucionario y después de 1959, quienes se destacaron: Melba Hernández Rodríguez del Rey y Haydeé Santamaría Cuadrado, quienes participaron en los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes junto al naciente Movimiento 26-de-Julio, también se sumaron a la lucha guerrillera en la Sierra Maestra. Dentro del mismo proceso de la Revolución, ambas tuvieron responsabilidades de envergadura. Melba estuvo a cargo de importantes labores diplomáticas como representante de la solidaridad en pueblos del tercer mundo. Haydeé jugó varios papeles, como la fundación del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (1965) e integró la presidencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS); sin embargo, su mayor obra fue la fundación de la Casa de las Américas y junto a ella la creación del Movimiento de la Joven Trova Cubana (junto a Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, entre otros).
Celia Sánchez Manduley y Vilma Espín Guillois en la Sierra Maestra
Celia Sánchez Manduley fue una de las personas claves para el trabajo organizativo de abastecimientos y de enlace entre la Sierra y el llano; además, fue fundadora del primer pelotón de guerrilleras “Mariana Grajales”. Después del triunfo revolucionario en 1959 sostuvo un amplio abanico de disímiles tareas, ganándose el cariño de todo un pueblo por su sencillez, humildad y ternura, siendo bautizada como “la más bella y autóctona flor de la Revolución”.
También se debe mencionar a Vilma Espín Guillois, quien también fue miembro del movimiento guerrillero 26-de-Julio en la Sierra Maestra; aunque su mayor obra fue, a solicitud del propio Fidel Castro, la creación de la Federación de Mujeres Cubanas, organización que agrupa, organiza y garantiza el espacio y lugar correspondiente a la mujer en la construcción de la nueva sociedad en Cuba.
En el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, el Comandante Fidel Castro reconoció el justo papel que debe desempeñar la FMC: "La mujer cubana, doblemente humillada y relegada por la sociedad semicolonial, necesitaba de esta organización propia, que representará sus intereses específicos y que trabajará por lograr su más amplia participación en la vida económica, política y social de la Revolución". 
Otras mujeres que se incorporaron al movimiento revolucionario 26-de-Julio y desempeñaron importantes roles dentro de la cultura, la educación y demás ramas en el país fueron: María Antonia Figueroa, Asela de los Santos Tamayo y Gloria Cuadras de la Cruz.
El desarrollo de la Revolución cubana y las conquistas sociales se deben, indiscutiblemente en muy alto grado, al empeño, denuedo y entrega de la labor femenina. Muchos ejemplos pueden ilustrar los avances alcanzados en todos los campos de la vida de un país y que prestigian, al unísono, la obra de la Revolución: Rosa Elena Simeón, Carilda Oliver Labra, Ana Fidelia Quirot, Dulce María Loynaz, Alicia Alonso, Sara González, Consuelito Vidal, Legna Verdecia, Concepción Campa Huergo, entre otras miles más.
Ana Fidelia Quirot
La mujer cubana ha demostrado profesionalidad, creatividad, ingenio e inteligencia, capacidad sobrada y calificación para todo tipo de tarea y funciones. Las leyes de la Revolución están encaminadas a despojar todo tipo de discriminación legada de épocas pasadas y posibilita a la mujer de todos los derechos, en igualdad de condición, que los hombres del sistema social socialista de la Isla.
Consuelito Vidal
La mujer cubana ha ocupado puestos en el Consejo de Ministros, el Parlamento cubano, en la dirección de Institutos Científicos, educacionales, recreativos, productivos, culturales, políticos, organizaciones sociales, etc.
Mientras en el resto del mundo sólo existe un 18,9% de mujeres en parlamentos, Cuba se encuentra en tercer (3er) lugar a nivel mundial con un índice del 43, 2%. En octavo (8vo) lugar se encuentra el Estado Español con un 36% y Estados Unidos en el septuagésimo octavo (78vo) lugar con un simple 16,8%.
Para demostrar la participación de la mujer cubana en la toma de decisiones importantes del país, se puede mostrar el comportamiento del crecimiento en porcentaje de la participación de la mujer en el Parlamento cubano en estos siete procesos electorales en Cuba.

Elección de Diputados Nacionales - Proceso histórico

Mandato
Total de Diputados al Parlamento
Escaños otorgados en elecciones a Mujeres
%
1976-1981
481
107
22,25%
1981-1986
499
113
22,65%
1986-1993
510
173
33,92%
1993-1998
589
134
22,75%
1998-2003
601
166
27,62%
2003-2008
609
219
35,96%
2008-2013
614
266
43,32%

Con una rápida mirada al panorama del país y valoración de cómo la mujer ha logrado insertarse, podemos ver que hoy en día, las mujeres conforman el 65,7% de la fuerza laboral técnica del país, el 39,1% son dirigentes, el 80,8% ocupan labores administrativas, un 73,7% ejercen como fiscales, el sector de la ciencia y tecnología cuenta con un 53,2% de trabajadoras, el sector de la educación cuenta con una fuerza femenina de un 64,83%  y un el 71,3% ejercen como jueces y el promedio de escaños ocupados en Asambleas Provinciales del Poder Popular es del 40,6%.
Las palabras de Fidel Castro en el V Congreso de la FMC, en 1990, siguen siendo vigentes al expresar: ... hoy es una realidad que se ha impuesto y se impondrá cada vez, y sobre todo a partir de este hecho de que las mujeres constituyen la mayoría de las fuerza técnica, y una mayoría que crece y cuyo talento se hace cada vez más evidente, cuyas cualidades son cada vez más incuestionables.”
La Revolución Cubana se ha enriquecido, desarrollado y crecido con las millones de obras realizadas por las mujeres cubanas revolucionarias. Nunca antes tuvo más razón José Martí cuando expresó: “Cuando la mujer, culta y virtuosa, unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible”

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