sábado, 29 de diciembre de 2012

A enemigos de Cuba y Venezuela en EE.UU. no les preocupan las masacres de niños.

El senador de origen cubano Marco Rubio (quien sostiene la escopeta en la foto), es visto a menudo en ventas públicas de armas (gun shows)

Tomado de Granma.
Por JEAN-GUY ALLARD




Entre los partidarios más fanáticos de la libre venta de armas en Estados Unidos, al lado de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), aparecen los más recalcitrantes enemigos de Cuba y de Venezuela en el Congreso, que también atacan y difaman constantemente la América Latina progresista bajo el pretexto de la "defensa de los derechos humanos".

De hecho, personajes tales como Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, Dana Rohrabacher, Debbie Wesserman y sus semejantes, se caracterizan por su apoyo ciego a legislaciones que han favorecido en vez de restringir, en el curso de los años, la circulación y la venta de armas de fuego de todos los tipos y calibres. 

Marco Rubio, el niño lindo que los republicanos destinan a la presidencia, se apuró últimamente en pretender que entiende todo lo trágico de la masacre de Newtown, Connecticut, donde murieron 20 niños, ante la reacción de una gran parte de la población. Pero pronto reafirmó que se mantiene firmemente a favor de la posesión de armas y de su libre uso, incluso para matar.

Rubio —quien ha sido visto a menudo en ventas públicas de armas (gun shows), donde incluso se han tomado fotografías— es categorizado oficialmente A por la NRA, debido a su apoyo público a la ley Stand Your Ground (Protege tu posición) de Florida, que permite a los ciudadanos matar a cualquiera, no solo a quien penetra sin permiso en un domicilio, sino a quien parezca una amenaza. 

Rubio apoyó incluso en el 2008 una ley que permite a los empleados presentarse armados en el trabajo. 

La NRA es una herramienta de marketing de la gigantesca industria de los fabricantes de armas, que son además grandes contribuidores a los fondos electorales. 

MÁS LEYES NO VAN A PONER FIN A ESTOS ASESINATOS

Por su parte, inmediatamente después de la matanza de Newtown, Ileana Ros-Lehtinen reiteró descaradamente su "convicción" de que no hace falta restringir el uso de armas de fuego en Estados Unidos, como se hace en la gran mayoría de los países.

"Más leyes no van a poner fin a estos asesinatos", dijo a Radio Actualidad la representante del Distrito 18 de Florida, conocida por sus vínculos con el terrorista cubanoamericano Luis Posada Carriles y la fauna cubanoamericana de Miami.

Para Ros-Lehtinen, las leyes no detendrán los asesinatos en masa. "Este es un problema de salud mental, no de armas", agregó. "Los problemas de la sociedad no se pueden solucionar con una ley".

Los archivos revelan la verdadera posición de la congresista desde que fue elegida por primera vez, en medio de una campaña a favor de la liberación del terrorista Orlando Bosch.

Ya el 18 de junio de 1993, hace ahora casi 20 años, Ileana Ros-Lehtinen, votaba a favor de un proyecto de ley para reducir de tres a un solo día el plazo de entrega de un arma de fuego después de su compra.

El 9 de abril del 2003, la legisladora de Miami votaba a favor de una resolución prohibiendo perseguir ante los tribunales los fabricantes y vendedores de armas usadas en la realización de un acto criminal.

También aprobó disciplinadamente un proyecto de ley inspirado por la NRA, el 20 de octubre del 2005, que descarta las demandas judiciales en contra de individuos que entreguen a otra persona, deliberadamente, un arma para su uso en un acto criminal con violencia o en una operación de narcotráfico (Bill S397).

El 5 de enero del 2009, la politiquera de Miami que presentó, con su exsocio Connie Mack, propuestas para inscribir a Venezuela en la infame lista de países patrocinadores del terrorismo, luchó —por cuenta de la NRA— una ley que autoriza a los detentores de permisos de armas transportar libremente de un estado a otro sus pistolas, fusiles y ametralladoras.

De la misma forma, en el 2011, el 12 de octubre, votó a favor de liberalizar la venta y la compra de armas de fuego de un estado al otro.

Llama la atención que los congresistas más identificados con la mafia derechista que lidera Ros-Lehtinen en Washington —desde el californiano Dana Rohrabacher hasta la también floridana Debbie Wasserman— han alineado de manera unánime sus votos asesinos con la NRA, en un país donde se calcula que circulan 89 armas por cada cien personas, y se teme que pronto se hablará de cien armas por cada cien personas. 

Y son estos mismos personajes quienes, regularmente, predican su versión torcida de la "democracia" y los "derechos humanos" para Cuba, Venezuela y el conjunto de América Latina, a la vez que apoyan todas las estrategias de penetración, de desestabilización y de militarización de un continente que desean dominar.

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