jueves, 1 de agosto de 2013

Sobre el proceso de unidad comunista abierto en Catalunya


Tomado de la Célula de Solidaridad Internacionalista del PCC

“si es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo  importante."  Che Guevara
Tras una declaración política y la puesta en escena de instrumentos unitarios, el PCC y el PSUC-viu abren en Catalunya un proceso a la unidad a las fracciones , espacios y personas que se sienten comunistas, con el noble objetivo de construir un partido comunista fuerte, capaz de contribuir a derrotar al capitalismo. Algunos compañeros explican y escriben que el objetivo de la unidad es “refundar el PSUC y cerrar las heridas de los últimos treinta años”

En  mi opinión, esta afirmación presupone dos ideas que  pueden confundir más que ayudar a un proceso de convergencia: La primera acota implícitamente la unidad comunista a las familias de  tradición psuquera. La segunda sugiere que la  ruptura del PSUC fue un error  o consecuencia de debates no resueltos.

A pesar de que nunca milité en el PSUC,  puedo reconocerme en el Partido fundado en julio de 1936 como sección de la Internacional Comunista. Dicho esto, el problema radica en crear un imaginario colectivo sin ninguna base real. No podemos refundar aquel Partido porque cada momento histórico y cada espacio geopolítico ha alumbrado un movimiento revolucionario y un intelectual colectivo acorde con su tiempo. 

En 1905 los campesinos  y obreros  sublevados  y  los primeros soviets  fueron el crisol –junto con unos pocos marxistas rusos-  de un nuevo PSDR (bolchevique). Una década después, las trincheras de Europa se desangran y miles de trabajadores se movilizan reclamando  paz, tierra, trabajo...; aquellos lodos  forjaron decenas de partidos  -llamados comunistas y obreros- hermanados por un ideal común. La descomposición de los imperios asiáticos  levantó a los campesinos chinos en una marcha de miles de kilómetros. 

La lucha anticolonial y antiimperialista, la experiencia del movimiento guerrillero en la sierra y las huelgas estudiantiles en la universidad fueron las bases sobre la que se creó en 1965 el Partido Comunista de Cuba. Y así podríamos seguir…; es el movimiento el que crea el órgano y no al revés.

La sugerencia de cerrar las viejas heridas de los últimos 30 años, más allá de una buena intención, esconde muchas veces un error estratégico; confundir  la unidad comunista con la unidad del espacio de la izquierda que  representa la coalición ICV-EUiA, o enfrentarlo como un problema identidario. Esta confusión ha acabado siempre por debilitar a la izquierda y fracturar el espacio comunista. No me cabe duda que un espacio comunista fuerte puede ser resolutivo para  la formación de un nuevo referente sociopolítico  que aglutine a la   izquierda transformadora catalana. Pero sin apriorismo y situando el papel de cada espacio. Los partidos comunistas no pueden ser nunca rehenes  de los procesos  o coaliciones electorales; sencillamente porque su función es diferente.

 Por lo tanto el proceso de unidad no es una estrategia urdida para el reencuentro de una parte de los herederos (PSUC-viu,PCC,ICV ) del  PSUC, porque  su historia  de luces y sombras pertenece al siglo XX  (que según Hobsbawn va de 1914 a la década de los 90) y  hemos convenido que queremos constituirnos como un espacio comunista del siglo XXI. Y eso porque estamos ante un cambio de época donde el capitalismo pretende aumentar la ganancia arrasando el género humano y los recursos del planeta. Por lo tanto, lo que hoy está en discusión  es la re-fundación  de un nuevo paradigma revolucionario.
Acabo el tema del PSUC con una anécdota y con una referencia al PCE.

Sobre el PCE, también puedo decir que aunque no milité nunca en él, forma parte de la herencia biológica que me dejó mi padre. Algunos personajes están explicando interesadamente que el nuevo partido será  un satélite desvalido del PCE.  Más allá de las tensiones históricas entre el PSUC y el PCE, el proceso abierto para construir un partido comunista en Catalunya parte de la plena soberanía del sujeto  (el pueblo trabajador catalán) y de su relación histórica con otros sujetos. Esto forma parte de la tradición histórica PSUC-PCE, donde las tensiones nunca fueron en clave Catalunya-España sino por diferencias políticas o estratégicas. Ahora,  que yo sepa no se plantea ningún cambio en esa visión de hermandad de libre adhesión.

La anécdota: Un comunista que había sido el máximo responsable de la revista Mundo Obrero relataba la desaparición de la escena política del PSUC como una operación de taxidermista. Se trataba de clavarle un alfiler al coleóptero (PSUC) y dejar que con el tiempo se fuera muriendo por dentro, mientras su apariencia externa, a los ojos de la gente, no se alteraba.

A parte de mucha generosidad y humildad, el nuevo espacio comunista tiene como reto recoger la tradición del pensamiento materialista, de la dialéctica y de la filosofía de la praxis como análisis  para entender y transformar la realidad. Pero sobre todo tiene el reto de retroalimentar su bagaje cultural con las nuevas redes y movimientos sociales. 

Cuando la llamada crisis económica se ha transformado en una cuestionamiento sostenido del propio régimen pactado en la Transición: corrupción, sistema judicial, Estado autonómico, monarquía, bipartidismo, derechos sociales, libertades públicas…, el sentido de los comunistas es formar parte,  y alguna vez ser hegemónicos, de las mareas  que pretenden una ruptura democrática para abrir un nuevo proceso constituyente. Por lo tanto, el programa  de la mayoría es el nuestro. Ningún cambio social relevante  se hizo con un programa político que ocupara más de un folio.

Nuestro programa es el de la ruptura democrática para construir el socialismo, pero cuál es el papel del Partido. El papel del Partido también se define haciendo. Con todo, por mi experiencia en los últimos años creo que no podemos ser un lobby de poder de ningún referente electoral, sindical o institucional .El Partido es un Intelectual colectivo con capacidad propia y con independencia de cualquier poder.  Una de las funciones centrales ha de ser la lucha de ideas, constituir conciencia de clase para empoderar al sujeto revolucionario. No olvidemos que el objetivo constituyente de un partido comunista es hacer la revolución.

La democracia interna y el cómo nos organizamos  es un tema que requiere de una dosis de autocrítica y de debate importante.

Estamos ante un proceso que tiene que abrir las ventanas de todas y todos los comunistas; con un  único veto: a los arribistas y a los pesimistas históricos, y con un único objetivo: dar a la esperanza fundamentación científica.
Juan Medina
Comunista en el  PCC y sindicalista
26 de julio de 2013

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