domingo, 11 de agosto de 2013

Bloqueo a Cuba: las historias que faltan por contar


Tomado del blog Espacio Libre
Por Karina Marrón

Hace unos días un comentarista de este blog desenterró la historia de la “fortuna de Fidel Castro” y con ella me puse a pensar cuántas veces, quizás, tuvo que figurar el nombre de alguien en una transacción del país, una acción riesgosa en muchos sentidos, pero imprescindible en determinados momentos para burlar un cerco económico y financiero que, curiosamente, para muchos no existe o se llama Embargo y no Bloqueo.

Más allá de la aplicación de sanciones extraterritoriales, cuyo ejemplo más reciente es del banco italiano Intensa Sanpaolo, de los hechos que se reflejan en el informe que año tras año Cuba presenta ante la ONU y que el mundo condena; están las historias aún por contar de los funcionarios cubanos y los amigos del país que inventan rutas, camuflan productos, negocian precios, para que lleguen medicamentos, tecnologías, alimentos, materias primas.
Es difícil que alguien que no ha sufrido el ver a su hijo padecer ante la urgencia de recibir un tratamiento que le es negado, solo porque el fármaco lo producen laboratorios norteamericanos, pueda entender de lo que estamos hablando; sobre todo porque para el mundo el “Embargo” es legítimo, es el precio que tiene que pagar Cuba por nacionalizar empresas por las cuales no dio indemnización, simplemente porque los dueños se rehusaron a cobrarla.

Es difícil porque muchos, incluso dentro de Cuba, piensan que el Bloqueo sigue existiendo por la soberbia de este país tercermundista y necesitado, que en lugar de acceder a los condicionamientos de Estados Unidos y transformar su sistema social, persiste en construir el Socialismo. Como si dignidad y soberbia fueran lo mismo, como si no fuera dignidad defender nuestro derecho a definir nuestros destinos dentro de nuestro propio patio; como si el Bloqueo, el económico y financiero y no esos otros que también existen, no se hubiese levantado de un solo lado.

Y es claro que el Bloqueo es más real o más inventado dependiendo de cuán cerca estemos de sus muros. Cuanto más nos adentremos en una realidad complicada como la cubana, donde coexisten el hotel cinco estrellas reluciente y el hospital donde a veces falta el detergente para el aseo, donde por duro que parezca y es en realidad, el turismo cuenta con recursos, alimentos que el pueblo nunca ve, porque es necesario garantizar la divisa que permitirá comprar el suero imprescindible para un policlínico perdido en las montañas; cuanto más conozcamos esa realidad, entonces el Bloqueo se tornará más palpable e ilógico.

Pero lamentablemente muchas de estas historias de cómo llegan a Cuba las máquinas para escribir en sistema Braille, o las materias primas para la producción de medicamento, no se conocen y deberían ser contadas. Algunas habrá que guardarlas por el momento, porque pondrían en riesgo a buenos amigos, o rutas que han logrado escapar de la vigilancia, mas las otras deberían ser dichas, porque también forman parte de la historia de heroísmo de este pueblo y son un testimonio de la naturaleza despiadada que anima a un Bloqueo que es capaz de quitarle a un niño su premio, solo por haber nacido en esta Isla.

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