miércoles, 2 de octubre de 2013

Cuba, los “moderados” y la libertad de expresión.

-mentira-arma-de-destruccion-masiva

Tomado de Adversario Cubano
Por Raúl Capote.

Era hora de cambiar y aparecieron de nuevo los “moderados”, los que nos piden que no seamos tan radicales. Ser moderados ahora significa estar en la cerca, bailar entre un lado y otro en medio de la línea divisoria.

Los nuevos “paladines” de la libertad de expresión acusan a Cuba de violarla, según los voceros del Imperio, sus lacayos y los oportunistas de nuevo cuño, la Revolución encarcela a los que disienten.  La mala fe, el odio solapado o abierto, la ambición personal de algunos se prestan a esas campañas que tienen como fin dañar la imagen del proyecto socialista cubano, eso por un lado, por el otro, el más importante, que encaja perfectamente dentro de la estrategia del Imperio, construir el escenario que garantice la agresión militar contra la Isla de la Libertad.

Eso lo sé perfectamente bien, es uno de los planes priorizados de la CIA, “trabajé” en ellos (claro en realidad tratando de impedirlos).

He tenido la oportunidad en estos dos últimos años de recorrer las más importantes cárceles del país, no he encontrado en ellas ningún preso de conciencia. Y no necesitaba ir para comprobarlo porque sé como lo saben  los habitantes de esta Isla, que aquí no se encarcela a nadie por tal razón.

Estuve hace muy poco en una prisión de mujeres en Mayabeque, a pesar de conocer las cárceles de mi país, la sorpresa que recibimos al llegar fue tremenda, aquel lugar parecía un centro de recreación y turismo, no les exagero, estaba rodeado por una cerca de menos de dos metros, la entrada era custodiada por un anciano que nos abrió la portezuela libre de candados y cierres y nos dio paso a un lugar cubierto de jardines. Conversamos largamente con las reclusas y supimos que se les imparten diversos cursos para que aprendan oficios, que tienen aulas de enseñanza general para graduarse de bachilleres, que todas las semanas les visitan artistas, escritores, personalidades de la comunidad aledaña y de la Capital, que tienen un taller literario y un largo etcétera.

Otra cosa, mientras conversábamos una sola guardia, absolutamente desarmada, compartía el escenario con nosotros, no vi un arma en todo aquel lugar mientras lo visitábamos.

En este “infierno” tan bien dibujado por los enemigos de Cuba, existe un programa entre los estudiantes universitarios representados por la FEU, que establece que los jóvenes pueden entrar a nuestras estaciones de policía y chequear su funcionamiento,  muchos han trabajado junto a la policía en el diseño de las unidades,  han diseñado los calabozos para hacerlos más humanos,  participan con la PNR en actividades de todo tipo, hacen propuestas que son escuchadas y aplicadas para mejorar el trabajo. No pude evitar una emoción profunda cuando un grupo de estudiantes del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría conocido como la CUJAE, discutía con el jefe de una unidad de las que fueran en el pasado centro de los crímenes de Esteban Ventura Novo, uno de los principales esbirros de la tiranía de Batista, sobre como ellos creían que debían ser los calabozos de ese lugar, que nada tenían ya que ver con aquellos donde se torturó y asesino a tantos jóvenes antes del 59.

Es cierto que en un periodo de la historia de la Revolución, cuando el país era agredido constantemente, cuando bandas de alzados en las montañas, organizadas y financiadas por los Estados Unidos asesinaban maestros voluntarios y alfabetizadores, cuando la bombas quemaban nuestras tiendas, cegaban vidas inocentes y destruían escuelas, cuando la vida del país pendía de un hilo, algunos compañeros que ocupaban responsabilidades en instituciones gubernamentales cometieron actos discriminatorios contra personas que se oponían a la revolución y expresaban su odio a ella, pero ni aún entonces fue encarcelado alguien por disentir.

Los que hoy desde Miami narran escenas dantescas sobre el Presidio en Cuba, fueron los mismos que participaron en acciones de terrorismo, que fueron cómplices de crímenes contra campesinos inocentes, que puestos al servicio de la CIA atentaron contra la seguridad y la vida de sus compatriotas, ninguno ha podido jamás presentar una prueba seria de tortura, de abuso o de maltrato, ponen en el escenario de la Revolución lo que ellos si son capaces de hacer  e hicieron, algunos fueron “entusiastas” colaboradores de la operación Cóndor en Suramérica.

Los peores entonces eran los “moderados”, lo que se oponían a cualquier idea renovadora o revolucionaria dentro de la Revolución, los que como dice Silvio en una de sus canciones eran perseguidores de cualquier nacimiento, los sufrí en carne propia muchas veces, en los talleres literarios, en las reuniones de las organizaciones de la sociedad civil, en todas partes estaban ellos, los guardianes “puros” de lenguaje moderado, que eran más papistas que el Papa y más comunistas que Marx.
 
Puede parecer contradictorio pero esos señores que actuaban como especie de guardianes de la fe, nos pedían ser moderados en el hablar, nos pedían ser moderados al escribir, nos aconsejaban moderación al expresar nuestras ideas. Esgrimían ante cualquier señalamiento, ante cualquier crítica la santa palabra conflictivo o en el peor de los casos diversionismo ideológico, el más execrable de los epítetos.

Entonces ser moderado para ellos era fingir el lenguaje de la Revolución para no buscarse problemas, para perseguir la crítica, para señalarse ante los jefes y trepar (los moderados son eternos trepadores). Eran los intransigentes de entonces, disfrazados de exaltados revolucionarios. Pero llegaron los difíciles años 90, el socialismo este europeo no resistió el empujón que le dieron los servicios especiales occidentales liderados por la CIA, su alejamiento del pensamiento revolucionario les fue minando las bases y cayeron como castillo de naipes, parecía que el efecto dominó haría caer a la Isla de la Libertad y los moderados se asustaron terriblemente.

Era hora de cambiar de bando y muchos de aquellos guardianes “fieles” que censuraban todo atrevimiento ahora están en Miami de corifeos del Imperio, (hay cada nombre allá que da asco). Recuerdo uno que acababa de censurar acremente el poema de uno de mis compañeros de taller literario en un encuentro nacional de literatura, donde este personaje actuaba de jurado,  acusándolo de usar un lenguaje pequeño burgués y decadente y pretendiendo ofenderlo llamándolo lezamamiano, bueno eso fue un viernes en el hotel Rancho Luna de Cienfuegos y para sorpresa de todos, el lunes siguiente escuchamos su voz lacrimosa en Radio Martí desde Miami, acusando a Cuba de falta de libertad de expresión, de perseguir a intelectuales de la talla de Lezama Lima, etc.

Era hora de cambiar y aparecieron de nuevo los “moderados”, los que nos piden que no seamos tan radicales. Ser moderados ahora significa estar en la cerca, bailar entre un lado y otro en medio de la línea divisoria, con su olfato desarrollado creen que no se deben buscar problemas, ese es su lema de siempre lo fue antes, cuando ser moderado era estar a bien con los jefes, darse golpes de pecho proclamando su lealtad a la Revolución, fingir ser los más radicales, lo es ahora cuando ser moderados es sonreír discretamente al Imperio y hacerse, con mucho cuidado de “buenos amigos” del lado de allá, mienten, enlodan, falsean la realidad para ser simpáticos con los poderosos de la mafia de Miami, con cuidado marcan la distancia con la Revolución y repiten el discurso de la falta de libertad de expresión como papeleta de entrada al “paraíso” inefable de puerta estrecha, donde hace rato están vendidas las localidades.

Los zanjoneros se consideraban “moderados”, de “moderados” se vestían los autonomistas del siglo XIX en Cuba, los anexionistas también se consideraban así, la absoluta (como llamaban a la independencia) les daba pesadillas, difamaban de los combatientes independentistas y llamaban loco a José Martí. Los plattistas  llamaban  tolerancia a la aceptación del yugo yanqui, ellos también se auto titulaban “moderados”, en la lucha contra Batista, el asesino más grande de la historia de Cuba después Valeriano Weyler, los “moderados” llamaban al dialogo con la dictadura y a abandonar la lucha armada construyendo un batistato sin Batista.

No nos engañan, ni lo crean por un segundo, no importa que se disfracen de lo que sea, que finjan ser bienintencionados o  apolíticos, sabemos que tras sus balidos está el deseo oportunista del aplauso de Washington, está la ambición, el egoísmo, llevado al extremo de ser capaces de sacrificar a todo un pueblo con tal de satisfacer sus ansias de fama o poder, con tal de satisfacer su ego sobredimensionado.

No les importa poner en peligro a Cuba, no les importa que tras sus discursos oportunistas vengan las bombas y los marines, no son ingenuos, saben bien el precio que nuestra tierra pagará, pero creen de verdad que serán recompensados.

Desconectados de  la realidad, la ignorancia de algunos y la vanidad de otros les ciega, a lo mejor creen que el gran adelanto tecnológico permite a los  misiles diferenciar a “amigos” de enemigos, que cuando nos vengan a “democratizar” a golpe de Tomahawk, el fuego no les alcanzará.

Creen que si se portan bien les van a reservar un lugar en el Parnaso. Si sobreviven verán derrumbarse como castillos de arena sus sueños, olvidan que para los señores del Imperio Cuba es uno más de esos rincones oscuros del orbe que hay que reducir a la obediencia, habitado por  una turba mulata permeada de ideas hostiles.

Sobre Cuba caerían como buitres los gigantes conglomerados transnacionales, los astutos y usureros WASP, ya no les serviría ni la aristocracia burguesa cubano americana de Miami, para ellos tampoco, lo sé, habrá un rinconcito de tierra ensangrentada que compartir.

Nota: En la primera versión que salió de este post, a los segundos apareció un comentario, acusándome de utilizar un lenguaje de barricada ya  en desuso, hasta cuando, se quejaba el moderado, vamos a seguir usando ese lenguaje de combate, de agresiones militares que según él nunca van a ocurrir.

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