domingo, 1 de diciembre de 2013

Dayron Robles… una novela inconclusa.


Tomado de La Santa Mambisa.
Por Ramón Bernal Godoy
En estos días ha resurgido la novela “Dayron Robles [1]” y con ella el pan que da de comer a aquellos empecinados en dañar la imagen de las autoridades cubanas, incluso si ello significa “olvidar” que su “defendido” no solo se convirtió en lo que hoy es residiendo en la isla sino que también en innumerables ocasiones dedicó sus medallas a la figura que tanto denigran en sus webs y campañas, nuestro eterno Fidel.
En lo particular me alegra que defiendan al joven guantanamero, incluso que resalten sus hazañas deportivas, sus cualidades humanas y hasta el deseo de que regrese a representar la franela nacional, en eso coincidimos. Pero de ahí a usarlo como trampolín para la acostumbrada “batalla” contra el gobierno cubano es realmente injusto, difamar- acusar sin argumentos deja en cero cualquier ápice de buena intención que hubiese existido, máxime si se analiza cronológicamente lo que al parecer son dos capítulos de esta peculiar obra.

Capítulo I. La Retirada.

Robles se lesiona en los Juegos Olímpicos y Cuba entera queda “colgada de la brocha”, el joven sufrió una lesión verdadera pero el sentir popular iba desde la incredibilidad hasta acusaciones de un desgaste innecesario en circuitos no oficiales. La Federación Cubana de Atletismo avala en nota oficial la veracidad de la lesión.
Posterior a la magna cita y a través de rumores y declaraciones inexactas, la mayoría hechas por su entrenador Santiago Antúnez, Dayron ratifica un “viejo” anuncio –lo había dejado ver en una entrevista con Julia Osendi antes de participar en Londres-, su retiro del equipo nacional, cual la nación caribeña interpretó como un retiro de las pistas por lesión o desmotivación deportiva, pero que pocos meses después dejó estupefactos a todos al conocerse que correría con la camiseta de un club francés. (Acompañado de su entrenador que igualmente había anunciado su supuesta jubilación).
No creo que hasta aquí existan elementos que justifiquen calificar al joven atleta   como un “antipatriota”, un “subversivo”, o alguien que haya cambiado -en esencia- su forma de pensar, más sin embargo me queda claro que en este capítulo fue él “quien perdió la catalina”, como se dice en mi tierra natal. Repasemos:
  1. Nunca hizo declaraciones a medios de prensa de la isla para explicar o incluso dar a conocer su decisión.(Cual creo era su deber con su pueblo).
  2. Solicitó la baja del equipo nacional por “problemas de salud”, esencialmente por “dificultades en las piernas” (pero días después de esta decisión se conoció sobre sesiones de entrenamiento en el estadio Pedro Marrero, y poco después estaba en el Mitin de Turín). 
  3. Ante la posibilidad de correr por otra nación –obteniendo una ciudadanía extranjera-respondió que “en este mundo de las altas competiciones, hay que representar a otra federación. Y si Cuba no quiere…” (Fue él quién abandonó el deporte cubano, no a la inversa. Cuba si quería, él no).
  4. Su entrenador, Antúnez, en aquel entonces siguió la rima de las “incongruencias” al decir a Reuters “para mí es una gran pérdida y un gran error del deporte cubano no haber dado suficiente atención a sus necesidades. El tratamiento de Robles ha sido muy pobre” (¿Que tratamiento, que pobreza? ¿Por qué no decir?)
  5. Estando en suelo galo Robles aclaró que su decisión no fue por dinero, al decir “Yo nunca tuve problema con eso. Si era poco, con poco me conformaba” (Sin embargo, inmediatamente al salir de Cuba llegó a un acuerdo con la sección de atletismo del AS Mónaco, el club de fútbol que fichó al colombiano Radamel Falcao).
En resumen, hasta aquí llega el protagonismo de Robles en este capítulo, mientras el otro actor, representado por la Federación Cubana de Atletismo (FCA) contó con la participación directa de su presidente, Alberto Juantorena quien desmintió cualquier rumor de deuda económica con el deportista, habló de la atención de primera que recibía en torno a sus lesiones, de estímulos monetarios y materiales recibidos, del esfuerzo para hacerle cambiar de opinión, entre otros criterios esclarecedores a los cuales ni Dayron ni su entrenador dieron respuestas –en ese momento-.
Un análisis objetivo de este primer “capítulo” NO permite llegar a conclusiones concretas, sin embargo, inclina más la balanza a que Robles, por el motivo que fuese, deseaba una liberación del equipo nacional para con ello liberarse de ciertos compromisos y cumplir una agenda personal mejor remunerada -o más cercana a sus intereses personales- que a una falla del movimiento deportivo cubano. Entonces me pregunto por qué los ataques mediáticos contra las autoridades cubanas, por qué arremeter contra la parte que más “respuestas” ha dado… nada, que la respuesta es obvia, hay quienes no pueden vender cuartilla si en ella no actúa como protagonista el “malvado gobierno cubano”.

 Capítulo II. El Regreso.

A principios del mes de noviembre 2013, y otra vez en boca de su entrenador Santiago Antúnez, se conoció que Dayron Robles se preparaba en Cuba, con vista a poder representar nuevamente a su país en los 110 metros con vallas, “Estamos en La Habana, entrenando, a disposición de nuestro país”, dijo Antúnez a la emisora CMHW de Villa Clara. El rumor se extendió y aparecieron declaraciones del comisionado cubano de atletismo, Jorge Luis Sánchez, quien refirió al portal del Instituto Cubano de Deportes (INDER) que “Ni Dayron ni su entrenador están autorizados a intervenir en competencias oficiales en Cuba, ni fuera de esta, representándonos”.
El 18 de noviembre el sitio oncubamagazine publicó una entrevista al atleta bajo el título “Yo lo he dado todo por Cuba, pero lo que me resta por dar, me gustaría dárselo a Cuba también”, donde por primera vez- y algo tarde- Robles hace referencia a los argumentos críticos que en su momento expuso Alberto Juantorena, al mismo tiempo que trata de explicar –nuevamente sin dar elementos convincentes o claros- todo el proceso descrito en el “capitulo” anterior.
La entrevista merece un análisis aparte, una mirada a los comentarios de los internautas confirma que somos varios los que vemos nuevamente incongruencias en lo que expone el joven guantanamero, por ejemplo, decir que: “Me contrato por Mónaco porque Cuba me cierra las puertas, y yo necesitaba correr. Yo necesitaba un club para terminar la temporada”. Por favor! La historia está clara, fue él quien como mismo ratifica en ese espacio pidió la “baja”, “salió normal del país” y se insertó en el circuito competitivo representando a un club, cual a medir por la rapidez de lo sucedido hace a muchos “suponer” que estaba “casi coordinado”.
Repetimos, la entrevista debe ser consultada y que cada cual se haga sus propios criterios, algunos le creerán otros no –es derecho de cada cual-, pero hay hechos que no pueden ponerse en duda:
  • Dayron Robles regresó a Cuba, su país y lugar de residencia. Dayron Robles expresó su deseo de regresar al equipo nacional y dar lo que resta de su carrera a la isla que -en mi opinión- nunca debió dejar de representar.
  • Dayron Robles no arremete contra el Gobierno cubano, por el contrario, reconoce como positivo el proceso de cambio que vive la nación y en especifico la Reforma Migratoria y las transformaciones en materia de política y regulaciones deportivas.
  • Dayron Robles muestra deseos de correr y parece que se encuentra recuperado de viejas  lesiones. Su destacado entrenador permanece con él.
  • Dayron Robles pidió que se analice su caso. (Ojala lo haya hecho formalmente)
Otro aspecto que no han destacado los medios anticubanos, esos que dijeron que Cuba había dado un “portazo al patriotismo” de Robles, es que la actitud de Dayron (marcha atrás) desmonta la campaña sobre una supuesta “crisis ideológica” en los corredores de 110m con vallas. “Teoría” que tomó fuerzas con la deserción del corredor Orlando Ortega en Mundial de Moscú-2013. La actitud de Robles, (en cualquiera de los dos capítulos anteriores) difiere un mundo de la de su ex-colega.
Este grupo de realidades puestas de manifiesto en este capitulo pone de “paticas en la calle” los planes de la gusanera que pretendían tomar a Robles como bandera contra Cuba, su deporte y su gobierno, aunque obviamente estoy seguro que no por ello verán afectado sus “salarios”. Ya se observa un cambio de dirección en la campaña, empiezan a tomar el sendero del descrédito del atleta por su decisión de regresar al lugar desde el que -según sus propias palabras- nunca partió, su país.
Lamentablemente quedo como quien lee un libro al que le faltan las páginas finales, todo un tercer capítulo, en el que esperamos que Robles persista en su intento de regresar a la normalidad y no haga caso de quienes le acusan de haber retornado porque las cosas no le fueron bien o porque es un lacayo del “régimen”, en definitiva la verdadera razón solo la sabe él y lo importante ahora son los hechos, es decir, su regreso y su intención.
Claro está, como mismo el corredor tiene derecho a regresar a su lugar, entrenar y desear formar parte de una selección nacional, las autoridades de ese deporte tienen también el derecho de admitir o no su solicitud, en definitiva convocar a un deportista a una selección es algo de todos los días y todos los días vemos estrellas ser incluidas y estrellas quedar fuera. En este caso tanto Robles tiene derecho a reclamar su reinserción como la Federación tiene el derecho a estar “resentida” y con “dudas” por el actuar de su discípulo en ese primer capítulo. Ahora solo resta esperar que ambos se pongan de acuerdo por el bien y beneficio de la causa grande, la gran CUBA.
Así lo veo.

[1] Dayron Robles es un atleta cubano especializado en la prueba de 110 metros vallas. Ostentaba la plusmarca mundial de atletismo de 110 m vallas con un tiempo de 12,87 segundos.

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