lunes, 2 de diciembre de 2013

LA SAGA DE J.F.KENNEDY

Cuba
El presidente John F. Kennedy habla ante la prensa durante un discurso televisado a la nación, durante la crisis de los misiles de Cuba, el 24 de octubre de 1962 en Washington, DC, donde habla sobre el bloqueo estratégico contra Cuba y su advertencia a la Unión Soviética sobre aplicar sanciones por los misiles.

Tomado de Moncada, Grupo de Lectores
Por Esteban Morales.

Estoy  convencido  que 1963 es un año clave para entender la política de  Estados Unidos hacia Cuba,  hasta hoy.

En ese año de la administración Kennedy, el último, tuvieron lugar un conjunto de acontecimientos,  que nos permiten proyectar hacia el presente cual es la realidad a que nos enfrentamos, cuando de la política de  norteamericana se trata, especialmente hacia nuestro país.

Después de la  Crisis de Octubre, Kennedy comenzó a dar un giro, en sus intenciones de cómo tratar a Cuba.

Sin dudas, de todos modos, sus acciones de política, los resultados obtenidos  y tal vez la aspiración de emplear instrumentos más efectivos, llevaron a Kennedy por el camino de  encontrar  la posibilidad de un nuevo modo de relacionarse con  Cuba.

Así, particularmente, desde  principios de noviembre de 1963, hasta el día de su asesinato, el 22 del propio mes, Kennedy exploraba el acercamiento con Cuba, a través de Carlos Lechuga, representante  Cubano en ONU primero y del periodista francés Jan Daniel, por medio de una conversación con Fidel Castro en La Habana,  finalmente.

Pero los intentos de Kennedy de negociar con Cuba, caían dentro de un contexto extremo peligroso para su persona.
  1.    Sobre el Presidente pesaba la acusación de haber abandonado a su suerte a los mercenarios de Playa Girón.
  2.   Haber negociado con Jruschov la retirada de los cohetes nucleares de Cuba, desaprovechando la oportunidad de invadir la Isla.
  3.       Su discurso de junio de  1963 en La Universidad  Americana, donde había anunciado la firma con la URSS de un acuerdo sobre las pruebas nucleares, el teléfono rojo entre el Kremlin y la Casa Blanca y  la venta de excedentes de trigo a la URSS.
  4.      El impacto que estas medidas de acercamiento entre la URSS y Estados Unidos debían tener en la política hacia Cuba.
  5.      Muy pocos miraban con simpatía la atención que Kennedy  prestaba a la Lucha por los Derechos Civiles.
El presidente Kennedy d reunía un conjunto de características personales: realista, inteligente, pragmático, independiente y sofisticadamente culto. Tales eran las mismas que no lo hacían gozar de las simpatías de personas

Que eran incluso miembros de su gabinete.

Además, Kennedy   no  se había dejado imponer los deseos  de algunos principales  jefes del Pentágono, que aun después de conocerse las intenciones de Jruschov de retirar los cohetes  de Cuba, presionaban para que se produjese la invasión diseñada.  Lo cual afecto aún más la falta de aceptación  que Kennedy tenia entre los militares.

Todo ello fue más que suficiente para acelerar la conspiración de sus enemigos, dirigida a asesinarlo.

Además, Kennedy no gozaba de la simpatía de la  Mafia, debido a las acciones de Robert, su hermano,  por desmembrarla. Tampoco de las simpatías de Nixon, Johnson, el Director de la CIA, mucho menos dentro del sector contrarrevolucionario cubano de Miami  y  ni del propio Director del FBI, J.Edgar Hoover.

Toda esa gente, interesados en la política hacia Cuba  y con las que Kennedy cargaba deudas políticas importantes, se confabularon para asesinarlo. Todos fueron llegando por caminos diferentes a la misma conclusión, una vez  finalizada  la Crisis de Octubre.

De modo que el presidente, solo gozaba de las simpatías de una parte importante del pueblo norteamericano, pero, como sabemos, ese no cuenta, cuando  de llevar adelante  los intereses políticos de esos sectores de derecha  se trata.

Kennedy además, en realidad, era un advenedizo dentro de las estructuras de poder de Estados Unidos. Era el presidente, pero  no había sido general del Ejército norteamericano, encumbrado por las hazañas de la guerra, como  los que le precedieron; no tenía fuertes conexiones con los sectores más poderosos del capital, era muy joven ,siendo el presiente más joven de la historia norteamericana hasta ese momento. Es cierto que provenía de una aristocrática y millonaria familia de Massachusetts, pero tendía a vérsele más como a un tecnócrata inteligente, intelectual  y sofisticado, que como un verdadero  político. Sin dudas el presidente, por ser todas esas cosas, pretendía hacer una política distinta à la de sus antecesores.

Por otro lado, las intenciones de Kennedy de negociar con Cuba habían circulado demasiado, llegando a ser de conocimiento de los que no simpatizaban con el dentro del aparato de inteligencia, la CIA, el FBI  y los sectores mafiosos y contrarrevolucionarios, muy ligados  a estos organismos mencionados.

Por eso, su asesinato, fue una operación muy bien montada, que contaba con todos los recursos  y que apenas  debía temerse  que pudiera ser descubierta  antes de su realización. El cerco conspirativo-criminal  que  se formó alrededor del presidente era demasiado fuerte.

Los contrarrevolucionarios de Miami, todos muy conocidos y protegidos por la CIA y el FBI, desempeñaron un papel clave dentro de la operación. Miami era la cobertura para desplegar  una  operación de “diversión”, que quitara de la vista de los servicios secretos que protegían a Kennedy la idea de que el asesinato  podía ser en Dallas, Texas. Muchos días antes del magnicidio, gente como Diaz Lanz, Emilio Núñez Portuondo, Jose Ignacio Rivero y otros,  hicieron manifestaciones verbales contra el Presidente, como para demostrar que era en Miami donde estaba el peligro.

Finalmente, hay que decir, que el día de su asesinato, todo estaba planeado para que nada ni nadie pudiera impedirlo. El servicio de protección que debía cuidarlo quedo disperso por el recorrido, los policías motorizados fueron enviados hacia adelante de la caravana; el recorrido había sido cambiado, Johnson se había bajado de la limosina. En el momento en que le disparan, aunque el carro del Presidente iba muy despacio, junto a él, no corría  nadie que, que con su cuerpo, pudiera  parar  los disparos. Fue el asesinato presidencial, mejor filmado de la historia. Muchos  sabían que ocurriría, pero todos estaban interesados en que ocurriera.
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Los miembros de la Campaña por el Desarme Nuclear (CND) marchan durante una protesta contra la acción de los EE.UU. por la crisis de los misiles de Cuba, el 28 de octubre de 1962 en Londres, Inglaterra.
Es posible que falten muchos detalles aun sobre lo ocurrido, pero entre las informaciones  que tenemos y la lógica con que debieron ocurrir los acontecimientos que no sabemos aún, ya ello es suficiente para conocer lo ocurrido. Las múltiples investigaciones oficiales, no oficiales y personales, han aportado datos, informaciones y elementos  de juicio suficientes, como para saber que ocurrió, como ocurrió y quiénes son los responsables del magnicidio. Los autores intelectuales, los que lo planearon y quienes lo ejecutaron. Cuando algún día sean desclasificados los miles de documentos que guardan  los interesados,  para  que no se sepa lo ocurrido,  escudándose en la seguridad nacional, prácticamente lo que ocurrirá, será  casi solo como  una comprobación de hipótesis.

Pero lo ocurrido entonces, tiene mucho valor para hoy. Donde, ni las fuerzas políticas que asesinaron a Kennedy han desaparecido, ni la maquinaria que planeo el magnicidio tampoco. Todo lo contrario, esas fuerzas hoy  son más poderosas, cuentan con un grado de penetración mayor  dentro del sistema político de la nación norteamericana y pueden actuar con un grado de impunidad muy  superior.

 La sociedad norteamericana  que fue capaz de asesinar al  presidente Kennedy, era mejor que la de hoy. Había una ética mayor; los políticos eran menos venales; los mecanismo democráticos eran más sólidos; la confianza de que disfrutaban pueblo y gobierno era mayor; aún no se había desarrollado el conflicto entre nación e imperio; apenas salidos de la Segunda Guerra Mundial, derrotado el fascismo, aun había esperanzas de construir un mundo de relaciones más fraternales y pacíficas.

Nada de eso  se tiene hoy. Estados Unidos es un imperio en decadencia, dentro del  cual aún no hay un consenso  sobre qué hacer para salir de la situación. Unos,  consideran que Estados Unidos debe hallar formas de adaptarse a las nuevas condiciones que le impone un mundo multipolar. Otros consideran que Estados Unidos debe realizar una gran operación estratégica  de reconquista de las posiciones que hasta hace muy poco  ocupaba. Ese es hoy el dilema político existencial más importante de la sociedad norteamericana.  Que se hace más complejo, en la medida en que no es solo un problema de la política exterior, sino también de la política interna  estadounidense. Y es que como nunca antes, los conflictos de la política  exterior, se reflejan en la vida interna de la sociedad  norteamericana. Es que Estados Unidos, ha dejado de ser una sociedad que puede mirar hacia los conflictos externos, solo como algo lejano. Estos últimos repercuten como nunca antes en la vida de los estadounidenses.

Obama, al parecer, percatándose de ello, está llamando a una nueva forma de solucionar los conflictos de la política exterior norteamericana.

El  presidente 0bama ha dicho recientemente, “…no todos los intereses estratégicos constituyen motivos para la guerra; si lo fueran, no quedaría margen de maniobra  para la diplomacia”. Más  adelante dijo, “No podemos descartar de antemano soluciones  pacíficas; hay que usar la diplomacia,  incluso con nuestros adversarios”.

Recordó también Obama que  cuando fue candidato a la presidencia por primera vez, dijo, que habían  llegado tiempos de un nuevo liderazgo, y de dejar atrás  una década de guerra.

Sin dudas, el presidente Obama  es muy sensato cuando   dice  esas cosas. Pero ellas no son del  agrado de ciertos sectores, integrados por  John McCain, Mark Kirk, Bob Menéndez,  Marco Rubio Charles Schumer y sobre todo por el AIPAC (Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel) el poderoso lobby israelí, que presiona continuamente sobre el Congreso norteamericano  para aumentar las presiones sobre Irán, Siria y otros.

En realidad,  no es que Obama esté en desacuerdo  con liquidar a los regímenes de Irán y de Siria, pero no puede llevar las cosas de manera agresiva y a contrapelo de lo que sus aliados y Rusia han logrado hacer.

El Presidente comienza  paulatinamente a colisionar con aquellos sectores de política que desempeñan las posiciones  más de derecha  y que no son partidarios  de dar tratamiento a los conflictos por la vía diplomática sino de las presiones y  sanciones.

Todo parece indicar que el Presidente está haciendo retornar la diplomacia  al centro de su política exterior. No obstante ello no será nada fácil para Obama, porque sobran dentro  y fuera del ambiente político norteamericano quienes desean continuar haciendo política  sobre la base de la agresividad. Particularmente dentro de Estados Unidos  Obama cuenta con un enemigo muy poderoso;  un primer frente de posición,  formado por la explosiva combinación entre  Israel  y su poderoso lobby  interno AIPAC. Que cuenta con un gran apoyo en la sociedad norteamericana. 

El  segundo frente interno de oposición a las intenciones políticas de Obama, en este caso respecto a Cuba, lo forman los sectores de extrema derecha de la política contra Cuba, dentro de la comunidad cubana, formado por el grupo de congresistas cubano-americanos, la Fundación Nacional Cubanoamericana y el resto de congresistas americanos que contribuyen a desplegar la  actividad anticubana dentro del congreso.

Recientemente han estado presionando sobre la banca, para obstaculizar la operatividad consular de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington y las  gestiones periodísticas  de Prensa Latina.

El tercer frente de oposición interna, lo forman aquellos sectores poderosos del capital transnacional, que han obligado a Obama a seguir una política económica basada en el  rescate de la banca, de modo  que han hecho imposible lograr la recuperación económica.

Un cuarto frente político está formado por el Partido Republicano, con su engendro, El Te Party, que ha devenido en la fuerza reaccionaria  organizada a nivel de partido, más peligrosa de la sociedad norteamericana .Recientemente algunos  líderes de este movimiento se han percatado de que las bases de este  se les han escapado de las manos y  pueden provocar  los más disimiles y peligrosos  incidentes.

Un quinto frente está formado por los que pretenden entenderse con América Latina y el Caribe, no comprendiendo los cambios y adaptándose a ellos, sino sobre la base de un proyecto de remodelación neocolonial, donde el modelo es lo logrado con el Golpe de Estado en Honduras. Es la actual Honduras  del fraude electoral, el modelo seleccionado por los sectores de la derecha en los Estados Unidos para  entenderse con los procesos de cambios que tienen lugar en América Latina y el Caribe. Actitud en la que incluso  tienden a chocar con sus aliados Europeos y Asiáticos.

Todo ello transcurre hoy para el Presidente, en medio de una pérdida de popularidad  que se ubica en el 37%, la peor obtenida desde que asumió el poder en el 2009.El  nivel de descontento aumento al 57%, mientras que el respaldo a su reforma sanitaria  cayó   a un 31%.

 Obama, si realmente quiere dirigir al país, no tiene más remedio que oponerse a estas fuerzas, que les obstaculizan continuamente dar las respuestas  diplomáticas  que múltiples conflictos requieren. Y al mismo tiempo, correr  los  riesgos del tipo  que enfrento Kennedy  cuando quiso hacer su propia política.

Creo que, desde el magnicidio de Dallas, ningún presidente norteamericano  había tenido que enfrentarse a una situación tan peligrosa, como  la que hoy tiene que enfrentar  Barack Obama.

 Con la particularidad  adicional de que  muchos de los que votaron por Obama, hoy han dejado de creer en  el Presidente. Obama gana enemigos y pierde popularidad. Sin dudas,  por no ser  consecuente  entre  la práctica de su política  y la retórica con que se presentó. Actitud que tiene a asumir casi  todo presidente, pero,  en lo que  especialmente Obama,  no podía darse ese lujo. Obama representó algo inédito en la historia política de la nación norteamericana, contaba con un mandato de cambo casi absoluto, y debió saberlo aprovechar, cuando ello no representaba ningún peligro para su vida. Hoy para hallar esa consecuencia que Obama parece perseguir ahora, puede resultar muy tarde y peligroso para su persona.

Según sus más recientes declaraciones, parece inclinarse por correr los riesgos de hacer ajustes en su política.  Esperemos  salga adelante, por la  mejoría  de todos.


La Habana, Noviembre 30 del 2013

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