domingo, 8 de diciembre de 2013

No hablaron públicamente del papel de Cuba contra el Apartheid, pero Mandela sí.

Combatientes cubanos en Cuito Cuanavale, Angola, marzo de 1988.
Combatientes cubanos en Cuito Cuanavale, Angola, marzo de 1988.
Los pueblos del mundo sienten con gran dolor la pérdida física del luchador sudafricano Nelson Mandela, el querido Madiba.

Al saberse la lamentable noticia, rápidamente muchos en el llamado primer mundo corrieron a vestirse de “amigos” para expresar condolencias y “simpatías” a la familia y pueblo sudafricano. Fue el milagro bien esperado para otra vez robar pantallas en las cámaras de la prensa escrita y televisiva. Momento ideal para postularse de “reconocedores de las luchas de los pobres contra la segregación racial”, de “aliarse” al dolor de los pueblos contra opresores y colgarse un aro “santo” en la cabeza.

Es curioso que esos mismos gobiernos que anteriormente etiquetaron al líder negro de “terrorista”, junto a su organización partidista (CNA), hoy prodigiosamente lo “reconozcan” como un gran luchador por la igualdad de negros y blancos-blancos y negros y “loan” su resistencia contra el régimen del Apartheid.

El Ministro británico, David Cameron, al hablar de Mandela, expresó: "Se ha marchado una gran luz. Nelson Mandela fue una figura monumental en nuestro tiempo, una leyenda en vida y ahora en su muerte, un auténtico héroe global".

Angela D. Merkel, canciller de Alemania, lo califica como el “Gigante de la historia”.
François Gérard Georges Hollande, presidente de Francia, calificó a Mandela como “luchador incansable” que "ha hecho historia para Sudáfrica y para el mundo".

Y  hasta Barack Obama, presidente de Estados Unidos, no dejó escapar un segundo para salir con un comunicado de condolencias. No se podía esperar menos del primer presidente afroamericano de ese país. “No nos pertenece, pertenece a la eternidad”, aseguró al referirse al ejemplo que representa Mandela; además de reconocerlo como su héroe, también dijo: “No puedo imaginar plenamente mi vida sin el ejemplo que sentó Nelson Mandela. Y mientras viva haré lo que pueda para seguir aprendiendo de él".

Gobiernos y personajes bañados en hipocresía.

Estos gobiernos (Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania) que hoy “reconocen” la magnitud de Madiba fueron los mismos que apoyaron, junto a Israel e Irán (antes de la Revolución islámica), al régimen del Apartheid y a la UNITA (una guerrilla bajo el mando de Jonás Savimbi, un criminal).

El apoyo de las potencias occidentales, y en especial de Estados Unidos, se pronunció, fundamentalmente, durante la Guerra Fría contra su oponente más fuerte (la otrora URSS) y así hacer un amago de detención de las fuerzas progresistas, que llamaron “pro-soviéticas”, y ganar el control sobre los recursos naturales angoleños. Sólo por ver derrocado al MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola), asesorado y apoyados por asesores soviéticos y tropas de las fuerzas armadas cubanas. El gobierno de Estados Unidos dio benevolencia a los actos de Savimbi y salvoconducto al régimen del Apartheid por haberse declarados anticomunistas.

Estos son los mismos gobiernos que hoy apoyan o enmudecen frente al genocida sionismo israelí, otro manifiesto del nuevo criminal Apartheid. Un régimen que se ha otorgado el “derecho” de atacar en alta mar a embarcaciones civiles que intenten llevar ayuda humanitaria a Gaza, de obligar al desplazamiento de la población palestina para realizar asentamientos colonos en territorio ajeno y a levantar un inmenso muro fronterizo para acrecentar la separación y el odio entre naciones vecinas. Un gobierno que hoy en día incentiva una guerra contra Irán (porque éste desarrolla uranio con objetivos civiles), mientras tiene bajo su poder peligroso arsenal nuclear que pone en peligro toda la región.

Estos son los mismos gobiernos que mientras se dan de palmaditas en la espalda con Israel (como mudos, ciegos y sordos), no vacilan en empujar las tropas de la OTAN contra otros pueblos (Irak, Siria, Libia, etc.) y reclutan mercenarios para realizar los trabajos sucios que propicien la excusa de intervenciones militares, eufemísticamente llamadas “humanitarias”.

Estos son los mismos gobiernos que enfrentan grandes crisis sociales dentro de sus fronteras, pero reprimen y aprueban leyes segregacionistas en detrimento de las grandes mayorías en desventajas económicas; porque éstas reclaman el respeto a los derechos humanos, frente al favoritismo de estos gobiernos a los mercados financieros e intereses de élites poderosas.

A la ola de hipocresía se han querido sumar otros personajes variopintos como las ex-secretarias de Estado Condolezza Rice, Madeleine Albright y Hillary Clinton o el Senador junior por Nueva Jersey, el Demócrata Robert "Bob" Menéndez (quien no escapa de un escándalo para entrar en otro).

Como bien ya había sentenciado Fidel Castro en nota dirigida a Mandela en julio del 2010: “Amigos ayer del Apartheid, hoy compiten cínicamente por simular amistad.”

El prisionero de Robben Island, con el número 46664, Nelson Mandela, fue enlistado como terrorista por los gobiernos de Estados Unidos hasta el año 2008, siendo George W. Bush quien firmó la Ley que lo sacó de dicho “inventario”. Este acto no fue porque Mandela dejara de abrazar los ideales de igualdad racial y derechos para todos en Sudáfrica, sino porque el líder ya no era una “amenaza activa” para los intereses foráneos en el área: mientras estuvo en el poder, no encaminó sus pasos a nacionalizar o expulsar las empresas foráneas que hasta el momento defalcaron (y aún defalcan) las tierras de los pueblos del África, no había implementado vías de los llamados ideales “pro-soviéticos”,  no levantó revoluciones socialistas en el Continente negro y se había retirado voluntariamente del poder.

Hoy han reconocido convenientemente todo el esfuerzo que enfrentó durante sus largos años de prisión, la brillantez de su estrategia para lograr una sociedad unificada y que supo utilizar vías pacíficas que no exacerbaran el odio acumulado por tantos años de discriminación y salvajismo del entonces gobierno sudafricano.

Todos ellos y los grandes medios citan los merecidos méritos a Mandela por la caída del régimen del oprobioso Apartheid, pero sin mencionar que la difícil tarea del derrocamiento de ese sistema tuvo la activa participación de otros que también fueron decisivas.

¿Alguno ha mencionado a Cuba? Por supuesto que no, ya que no es conveniente resaltar el ejemplo de la Revolución cubana. Aunque nunca lo han hecho público, la importancia de la participación cubana quedó reflejada en que Cuba cambió por completo la historia de los pueblos de África, con la decisiva victoria de Cuito Cuanavale, evento que los obligó a ir a una mesa de negociaciones y pactar.

Además, las acciones valerosas de las tropas cubanas también se recoge en el mensaje enviado por la CIA, el 27 de junio de 1988, en el cual comentan: “la manera exitosa con que Cuba ha utilizado su fuerza aérea y la aparente debilidad de las defensas antiaéreas de Pretoria” (1). Hasta el mismísimo Chester Arthur Crocker, Secretario de Estado Asistente para Asuntos Africano (1981-1989), poco después envió un mensaje a George Shultz, Secretario de Estado norteamericano, el 25 de agosto del mismo año, en el cual expresó: “descubrir lo que piensan los cubanos es una forma de arte. Están preparados tanto para la guerra como para la paz. Hemos sido testigos de un gran refinamiento táctico y de una verdadera creatividad en la mesa de negociaciones. Esto tiene como telón de fondo las fulminaciones de Castro y el despliegue sin precedentes de sus soldados en el terreno”. (2)

1) CIA, South Africa-Angola-Cuba, 29 de junio de 1988. FOIA; CIA, South África-Angola-Cuba, 1 de julio de 1988, FOIA.
2) Crocker al Secretario de Estado, 25 de agosto de 1988, FOIA.
Sin embargo, el pueblo cubano ya se siente agradecido porque fue el propio Mandela quien le dio el merecido reconocimiento y valor, en su visita realizada en  1991:

“Hace mucho tiempo que queríamos visitar su país y expresarles nuestros sentimientos acerca de la Revolución Cubana, y el papel desempeñado por Cuba en África, en el África austral y en el mundo.
“El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan.
“Hemos venido aquí con gran humildad. Hemos venido aquí con gran emoción. Hemos venido aquí conscientes de la gran deuda que hay con el pueblo de Cuba. ¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África?”.
(…)
 “Yo me encontraba en prisión cuando por primera vez me enteré de la ayuda masiva que las fuerzas internacionalistas cubanas le estaban dando al pueblo de Angola ‹en una escala tal que nos era difícil creerlo‹ cuando los angolanos se vieron atacados en forma combinada por las tropas sudafricanas, el FNLA financiado por la CIA, los mercenarios y las fuerzas de la UNITA y de Zaire en 1975.
“Nosotros en África estamos acostumbrados a ser víctimas de otros países que quieren desgajar nuestro territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado en defensa de uno de nosotros.
“Sabemos también que esta fue una acción popular en Cuba. Sabemos que aquellos que lucharon y murieron en Angola fueron solo una pequeña parte de los que se ofrecieron como voluntarios. Para el pueblo cubano, el internacionalismo no es simplemente una palabra, sino algo que hemos visto puesto en práctica en beneficio de grandes sectores de la humanidad.
“Sabemos que las fuerzas cubanas estaban dispuestas a retirarse poco después de repeler la invasión de 1975, pero las continuas agresiones de Pretoria hicieron que esto fuera imposible. La presencia de ustedes y el refuerzo enviado para la batalla de Cuito Cuanavale tienen una importancia verdaderamente histórica.
“¡La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para toda África! ¡Esa contundente derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale dio la posibilidad a Angola de disfrutar de la paz y consolidar su propia soberanía! ¡La derrota del ejército racista le permitió al pueblo combatiente de Namibia alcanzar finalmente su independencia! ¡La decisiva derrota de las fuerzas agresoras del apartheid destruyó el mito de la invencibilidad del opresor blanco! ¡La derrota del ejército del apartheid sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Sudáfrica! ¡Cuito Cuanavale marca un viraje en la lucha por librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid!”

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