sábado, 15 de marzo de 2014

La ocultación mediática de las ‘Marchas de la Dignidad’: El cómplice silencio con el sistema.


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Tomado de Impresiones de una Periodista en Paro.
Por Luisa Sánchez.

Si se va a Google y se busca ‘Marchas de la Dignidad’ aparecen en 0.32 segundos 4.060.000 resultados. Estos recogen información de la propia organización, de medios digitales y de escasos medios de papel de ámbito regional o provincial. Pero ni una sola de esas noticias aparece recogida en los medios ‘de papel’ de ámbito nacional o en las televisiones generalistas. Es la constatación de la servidumbre de los llamados ‘medios oficiales’ con el sistema. Ninguno de ellos quiere informar de la existencia ni del propósito de unas marchas que quieren llegar el 22 de marzo a Madrid para clamar masivamente en una gran movilización ‘contra el pago de la deuda, por el empleo digno, por la renta básica, por los derechos sociales, por las libertades democráticas, contra los recortes, la represión y la corrupción, por una sociedad de hombres y mujeres libres, una movilización contra un sistema, un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan’. Así lo hacen constar en su web, en un manifiesto en el que exigen ‘que se vaya el Gobierno del PP y, también, todos los gobiernos que recortan derechos sociales básicos, todos los que colaboran con las políticas de la troika’. (http://marchasdeladignidadmadrid.wordpress.com/)

Hace semanas que las columnas de las Marchas de la Dignidad comenzaron  salir de sus destinos para llegar a Madrid el día 22. Desde entonces no hay un solo medio de los que enfocan su información - o su manipulación-, a servir al sistema que dé  noticia de ellas. Es significativo que los escasos periódicos regionales o provinciales que hablan de ellas lo hagan casi siempre para dar cuenta de altercados o protestas de políticos del PP que, o prohíben el paso por sus pueblos, vulnerando el derecho constitucional de todo ciudadano a circular libremente por el territorio nacional, o hacen frente, llegando al insulto, a quienes marchan pacíficamente hacia la capital del Estado a mostrar su protesta contra un sistema injusto que está acabando con la dignidad y los derechos de todo un pueblo. 

Tampoco las televisiones dan cuenta de ellas, ni en los informativos, ni en magacines o tertulias. Para la información del sistema, esa que se paga con el dinero de inversores financieros, de grupos mediáticos en poder de los defensores del capitalismo, no existen las Marchas de la Dignidad; no sea que la gente se entere de su existencia y decidan sumarse a la protesta y esta acabe siendo tan nutrida que termine por conseguir lo que consiguió el pueblo islandés, que se negó a pagar la deuda, encarceló a los banqueros especuladores y ahora crece y ha salido del marasmo de la crisis.
La prensa llamada ‘oficial’, esa cuyo paradigma en papel pueden ser El País, El Mundo, la Vanguardia o el ABC, y no digamos medios cavernarios que semejan más a tebeos que a diarios, como La Razón, oculta sistemáticamente las convocatoria de protestas ciudadanas, alguna de ella da cuenta de las manifestaciones una vez producidas haciendo cuánto más hincapié mejor si se producen altercados con los antidisturbios justificando siempre la violencia de estos en la quema de contenedores o la agresión a alguna entidad bancaria de esas que dejan a las personas sin hogar después de haberlas estafado con cláusulas abusivas y otros engaños. 

Para esos periódicos, como para las televisiones generalistas, el bueno es el sistema, los antidisturbios, que suelen comportarse como gorilas furiosos, cumpliendo o no órdenes de la superioridad. Un sistema a cuyo servicio están los medios que trasmiten arteramente que el pueblo al que se hurtan derechos y dignidad no tiene derecho a reaccionar contra los abusos del poder.

Crea así en esa mayoría silenciosa y acobardada que tanto complace al presidente del Gobierno Mariano Raxoi, el sentimiento de que participar en protestas en contra de la insufrible situación que se da en nuestro país es ponerse a la altura de aquellos que han dado en llamar ‘antisistema; cuando los que están acabando con el sistema de bienestar, derechos, democracia y libertades del que se medio gozaba hasta que estalló la crisis son aquellos que colaboran con los bancos ladrones, los políticos corruptos y los gobernantes filofascistas.

Esos medios defensores del sistema, que son parte de él, no explican a los espectadores o lectores que el actual sistema que creen que no se debe cuestionar es el que está robando los derechos más básicos, los que defiende una Constitución que dicen preservar, los mismos que la vienen ignorando en todos principios de defensa de los ciudadanos. 
Son periódicos, como El País, los que la invocan con insistencia un día sí y otro también, en sus secciones de opinión, a la hora de cuestionar el referéndum por la independencia de Catalunya, pero en cuyas páginas no aparece nunca artículos recordando a los políticos que la Constitución protege el derecho a una vivienda digna de todos los ciudadanos o que señala que la fiscalidad ha de ser progresiva. 

En estos días en los que se van conociendo detalles de esa reforma fiscal elaborada por expertos defensores del más rancio capitalismo, esos medios que callan sobre las Marchas de la Dignidad y sobre el incumplimiento constitucional de los derechos que recoge nuestra Carta Magna, no explicarán a sus lectores que lo que pretende es volver a castigar a quien menos tiene, bajando algunos tramos de IRPF a las clases medias, mientras que los que ya han descendido a los niveles de pobreza absoluta se verán castigados con la subida del IVA que recomiendan una UE ciega y sorda a las necesidades de una población que está siendo laminada en beneficio de los bancos, los especuladores y las grandes empresas explotadoras con la colaboración de políticos sin alma. 

No informan los que ignoran las Marchas de la Dignidad, porque tienen miedo que una marea humana acabe por vencer las compuertas de un sistema injusto y especulador del que forman parte, que engaña al pueblo con falacias como que vivió por encima de sus posibilidades cuando la realidad es que fue engañado y manipulado por encima de su dignidad. 

Es de esperar que los digitales, las redes sociales y la inquebrantable decisión de un pueblo harto de injusticias, latrocinios y corrupción hagan llegar a todo el país la necesidad de participar en esas marchas, de llegar a la capital del Estado el día 22 para hacer saber al poder especulador, manipulador e injusto, que hasta aquí ha llegado y que por encima de espurios intereses está la dignidad y los derechos de todo un pueblo.

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