lunes, 8 de septiembre de 2014

Las Damas del Verde se dividen

Berta Soler coqueteando con la mafia anticubana de Miami
Tomado de Cambio en Cuba.
Por M. H. Lagarde


De acuerdo con declaraciones de Belkis Cantillo, una de las mercenarias santiagueras que ha decidido no seguir recibiendo órdenes desde La Habana, el pasado 17 de agosto comunicó su renuncia a la líder de las Damas de Blanco en la Isla, Berta Soler, debido a quejas que le había manifestado con relación a “indisciplinas graves” de una de las integrantes del grupo, las cuales “no fueron atendidas”.

“Ella (Berta) me tenía muy humillada”, afirmó Cantillo según EFE.

La nueva disidente de las “disidentes” manifestó además que se había también “disgustado mucho” con Soler porque había ordenado la separación de las mujeres integradas al movimiento en el municipio Palma Soriano de las de la ciudad de Santiago de Cuba, las cuales, según dijo “eran todo un bloque” hasta julio pasado.

Por su parte, Berta Soler, al ser consultada sobre el tema por la agencia EFE, aseguró que: “Seguiremos con más fuerza y todas las que entren al grupo deben estar disciplinadas, organizadas y respetar nuestro reglamento”.

No es primera vez que Berta Soler habla de la falta de disciplina entre sus seguidoras. Un mes después de hacerse con el liderazgo del grupo mercenario en el 2011, señaló:

En estos momentos se está pensado que todas somos iguales, pero estamos en el primer mes de fallecida Laura y tenemos que fortalecer la disciplina. Cuando ya tengamos control de esta disciplina, y un reglamento, entonces ya se toma de decisión y todas somos Damas de Blanco”.

Según agregó Berta Soler entonces las llamadas Damas se habían convertido en un movimiento defensor de los derechos humanos aunque no conocían siquiera ni la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Al parecer el bajo nivel cultural no es algo que solo compete a las mercenarias de filas sino a la propia líder. A propósito de la actual discordia el diario español El País puso en boca del también “disidente” Guillermo Fariñas que Berta Soler presenta problemas de bajo “nivel intelectual” y limitada capacidad de liderazgo.

Para complicar aún más el litigio, tanto la santiaguera Belkis Cantillo como Soler, afirman que el actual cisma entre las mercenarias se debe a que el gobierno cubano trata de dividirlas. Si Cantillo dice que la nueva división se debe a que Berta Soler la tiene muy humillada, ¿querrá decir la santiaguera que la actual líder es una agente de la Seguridad del Estado? ¿O la infiltrada será ella?

En realidad, lo que no dicen ni el reporte de EFE publicado por El Nuevo Herald ni el periódico El País es que tanto las indisciplinas como las escisiones de los mercenarios en Cuba tienen siempre como trasfondo el problema monetario.

Como bien sugirió Berta Sóler luego de tomar el mando, no todas las Damas son iguales. Para nadie es un secreto que a las mercenarias de a pie el gobierno de Estados Unidos le paga unos 30 dólares (verdes) por marcha, mientras las cabecillas del negocio, además de ser mucho mejor remuneradas, tras las nueva política migratoria cubana, ahora marchan, sobre todo, en el extranjero.

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