Por Lissy Vilar Muñoz.
A pesar de las disímiles miradas
a la realidad cubana, el bloqueo que ejerce el gobierno de los Estados Unidos
sobre Cuba existe. Se hace visible en diversos sectores de la sociedad, la
salud, la educación y la cultura.
Especialistas orientan su visión sobre
el impacto de esta injusta política en el territorio cubano y cómo afecta el
trabajo de mujeres y hombres dentro de la sociedad. En entrevista realizada por
nuestra publicación la doctora Alina González Quevedo Monteagudo, profesora e
investigadora titular del Instituto de Neurología y Neurocirugía Dr. Rafael
Estrada, y el periodista y vicepresidente de la
Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, Pedro de la
Hoz, opinan acerca del tema.
Una consideración se impone: la
política del bloqueo sobre la nación dificulta la asistencia médica integral a
pesar del indudable esfuerzo de los trabajadores del servicio de la salud.
La doctora González Quevedo señaló
que las principales afectaciones en el Instituto, al ser este un centro
investigativo, se relacionan directamente con la imposibilidad de desarrollar
algunos tópicos dentro del campo científico.
Precisó, además, que se entorpece la
compra de reactivos biológicos específicos que son manufacturados en Estados
Unidos o por compañías filiales, así como la adquisición de equipos de
laboratorios.
Otra manifestación de la política del
bloqueo a nuestro país es la dificultad con el acceso a sitios que permiten la
obtención de datos para la configuración y optimización del funcionamiento del
servicio de Intranet del centro, entre los que destacan el sitio web
megaupload y el dropbox, refirió la médica cubana.
Apuntó también que se confrontan
negativas de venta de un kit (estuche) de laboratorio por la compañía estadounidense
Fujirebio Diagnostics, el cual se emplea como pronóstico en casos de
enfermedades cerebrovasculares de tipo isquémicas, así como el Barbital
sodium, medicamento imprescindible en la localización del hemisferio
dominante para el lenguaje en pacientes sometidos a una cirugía por
epilepsia.
Por otra parte, el intelectual cubano
Pedro de la Hoz afirma que una de las principales manifestaciones de esta
política del gobierno estadounidense radica en el impedimento adquisitivo de
materiales para la enseñanza en diversas escuelas artísticas. Entre esos
materiales están la zapatilla de ballet, los accesorios para instrumentos, equipos
y tecnologías de avanzada para la creación audiovisual y electroacústica, los
cuales se adquieren en mercados europeos y asiáticos.
También la gestión de los derechos de
autor y de la propiedad intelectual de los artistas cubanos se ve restringida.
Una muestra de ello radica en la restricción de presentaciones de libros en
Estados Unidos, así como la participación de músicos cubanos en diversos
espacios.
De la
Hoz asevera que se ha logrado que a estos creadores se les pague con
estipendios, por supuesto, muy por debajo del valor real de las producciones
artísticas. Ese dinero se congela en los fondos del gobierno estadounidense.
La aplicación de la cínica ley “Pies
secos y pies mojados” es otra manifestación de esta guerra política: a aquellos
intelectuales que decidan arribar definitivamente al territorio norteamericano
se les descongelan sus fondos, afirma Pedro de la Hoz.
Asimismo, refirió que la propiedad
intelectual es inalienable, por ello al bloquear la
Isla se restringe también el acceso de los ciudadanos a nuestra cultura.
Hacia la medianía del siglo pasado la música cubana era una parte importante
del imaginario cultural de grandes sectores de la sociedad norteamericana; hoy
se ve limitado el intercambio y consumo.
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