miércoles, 19 de noviembre de 2014

Vietnam no olvida; Cuba tampoco

Tomado de Radio Rebelde.
Por Angélica Paredes López

Vietnam impresiona. El proceso de Renovación o “Doi Moi” que se implementa en ese país desde el año 1986 ha permitido reconstruir un territorio devastado por la guerra y convertirlo en una de las economías más sólidas del sudeste asiático, que exhibe además significativos logros en cuanto al desarrollo humano.

Pero no son sus altos edificios, ni los avances tecnológicos, ni el constante tráfico en la ciudad de Hanoi, lo que más deslumbra a un visitante que viaje a esa parte del mundo procedente de esta pequeña Isla del Caribe.

Para la delegación de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) que intercambió recientemente con los colegas de la Asociación de Periodistas de Vietnam, lo que más hondo caló durante una semana en tierra vietnamita fue la amistad permanente de ese pueblo hacia Cuba, un sentimiento de hermandad que muy bien han sabido trasmitir a las más nuevas generaciones.

Y aunque cinco días es muy poco tiempo para conocer a una nación, fue suficiente para comprender el infinito amor y la gratitud que sienten los vietnamitas por la Revolución cubana. La histórica frase pronunciada por el Comandante Fidel Castro: "Por Vietnam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre”; no ha sido borrada de la conciencia popular como expresión de la genuina solidaridad que sigue guiando a las relaciones entre los dos pueblos.

Porque también Vietnam, tendió su mano amiga y colaboró con Cuba, en los momentos más difíciles para una pequeña isla que quedó bloqueada y prácticamente aislada en el mundo.

Laboriosidad, tenacidad, eficacia administrativa, competitividad son conceptos claves para garantizar la eficiencia económica de un país donde ciertamente, la economía nacional progresa en la inmensa mayoría de los sectores, entre los que destacan la agricultura, la industria y los servicios.

En las últimas dos décadas, el Producto Interno Bruto (PIB) de Vietnam ha crecido como promedio un 7,0 por ciento anual. Calculando comparativamente con respecto a 1986, la economía se ha multiplicado más de 3,5 veces y el PIB per cápita ha aumentado más de 3,2 veces.

El gobierno nacional y su Partido Comunista, entre otros vitales temas, han llamado a seguir implementando las políticas de garantía de bienestar social, la creación de empleos, la disminución sostenible de la pobreza, el desarrollo de la educación y el fomento de la protección medioambiental.

Esa es la Renovación, iniciada hace casi treinta años, que promueve ante todo, un cambio de la mentalidad económica, una transformación positiva del modelo de desarrollo y de mecanismos de gestión económica.

En Vietnam, cohabitan en armonía las experiencias de ad­ministración estatal, los negocios privados, las cooperativas, y empresas que operan con capital mixto o están divididas en acciones, donde el Estado tiene alguna participación.

La Renovación implementada desde 1986 condujo al país a una economía de mercado con orientación socialista, que los vietnamitas defienden como modelo económico. En Vietnam habitan alrededor de 90 millones de personas; y de esa población, el setenta por ciento reside en el campo. Así que la producción agrícola se estimula, no hay tierras ociosas, cualquier espacio es aprovechable.

Y si bien es cierto que la producción de arroz y café son estratégicas para la exportación del país, se potencian otros renglones como la industria y el turismo, que crece considerablemente. Muchos dudaron que un país pobre, azotado por las guerras y un bloqueo económico, se sobrepusiera con tanta velocidad a todos los obstáculos y construyera su destino con rumbo propio.      

El socialismo se mantiene, pero para los vietnamitas, es necesario renovarlo constantemente, tal y como se ha formulado desde 1986, por sucesivos congresos del Partido Comunista, organización que fundó Ho Chi Minh.

Los vietnamitas no han perdido la esencia de su personalidad, son disciplinados, trabajadores, persistentes, amables y educados, con una generosidad que se desborda al sonreír al amigo y abrir las puertas al visitante.

Y aunque las legendarias imágenes de bicicletas y sombreros cónicos por la ciudad, ya no son muy usuales ante la avalancha descomunal de motocicletas por las calles de Hanoi; sus costumbres milenarias perduran y se transfieren a los más jóvenes, porque preservar la heroica historia de resistencia de la nación es prioridad para sus líderes y su pueblo.

Vietnam está consciente de sus desafíos, de los retos para seguir avanzando en la construcción de una sociedad cada vez más próspera y sostenible, donde la pobreza sea apenas un mal recuerdo del pasado.

En cuanto a los cubanos, los sentimientos son especiales. Vietnam, no olvida; Cuba, tampoco. Son dos naciones muy distantes geográficamente, pero unidas por sólidos lazos de hermandad mucho más representativos que los kilómetros que nos separan.


La lejanía no es un problema para que Vietnam y Cuba estén cerca. Como expresaba Ho Chi Minh: “Entre Cuba y Vietnam hay tanta distancia que cuando uno duerme el otro está despierto. (…) Es decir, que nuestros países geográficamente son antípodas, pero hay una identificación completa en lo moral".

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