miércoles, 3 de diciembre de 2014

Cuba y la contrarrevolución hecha jirones

Tomado de La Jornada
Por José Steinsleger

De Martí a Fidel, del Moncada a Cuito Canavale, de Sierra Maestra a Playa Girón y aquel obligado socialismo de guerra para conjurar la invasión, los tiempos heroicos de Cuba pasaron, y hoy emprende los nuevos caminos que le garanticen patria con independencia, justicia y más revolución.

Desde 1959, oigo que en Cuba hay dificultades. Que no hay… ¡uf! Nunca faltó en Cuba de lo necesario y siembre hubo más de lo que sobraba. ¿Que si la bloguera Yoanni Sánchez y sus hijos pasan hambre? Mayor razón aún para protestar, pues resulta injusto que a la señora no le alcancen los 10 mil dólares mensuales que recibe de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y El País de Madrid.


Con lo que, científicamente, quedó probado que la vida en Cuba está carísima. Pero a ver… ¿cómo se miden las cosas? ¿Por las opciones prácticas que a veces no encajan con la teoría del socialismo, o por logros y conquistas que tampoco encajan con la teoría y práctica de sus enemigos?

Cosas en las que nadie duda ya. Bueno… nadie, con excepción de los chulos, mariachis y otras franquicias de la CIA que en México y España le hacen coro al marqués Mario Vargas Llosa y al beato Carlos Alberto Montaner, paladín del capitalismo eugenésico.

Hace unos años, siendo senador, el secretario de Estado John Kerry manifestó sus temores de que los fondos girados por el Departamento de Estado a la Usaid para impulsar la democracia y la libertad en Cuba tenían otros destinos. La olla se destapó, y de ella emanaron los fétidos vapores de lo que siempre fue negocio, industria, y sostén de aventureros, vividores y mafiosos.

Tomemos el patético caso de Alan Gross, mercen… perdón, contratista de la Usaid, y la insólita seguidilla de editoriales del New York Times ( NYT) planteando la necesidad de normalizar las relaciones con Cuba y reconociendo que Gross, fingiendo ser turista, viajó en 2009 cinco veces a La Habana, transportando furtivamente equipos de comunicación.

Detenido y condenado a 15 años de prisión, Gross envió al presidente Obama una carta pidiendo por su liberación, en la que dice: “Con el mayor respeto, señor presidente… temo que mi gobierno, el mismo gobierno al que yo servía… me ha abandonado”.

En realidad, Gross era un eslabón más de las docenas de organizaciones que en los pasados 15 años recibieron fondos de la Usaid para estimular la democracia en Cuba. Programas, viajeros, tuiteros interesados en fomentar falsos flujos de información, para los que se distribuían equipos con instrucciones precisas (memorias flash, devedés, smart phones, etcétera).


El investigador Trace Eaton, ex corresponsal de The Dallas Morning News en México Distrito Federal, y creador del blog Cuba Money Proyect, con sede en Miami, elaboró una lista parcial de aquellas organizaciones: Creative Associates (7 millones de dólares, md), ECHO Cuba (1 md), Fundación para los Derechos Humanos (3.4 md), Grupo de Apoyo a la Democracia (1.5 md), International Relief and Development (3.5 md), International Republic Institute (3.5 md), National Democratic Institute (2.3 md), Pan American Development Foundation (3.9 md), Loyola University (3 md), Freedom House, etcétera.

Con sus matices, todas buscan lo mismo: manipular, tergiversar, subvertir, cooptar, interferir en el proceso político cubano. Me detengo, entonces, en la que llamó mi atención, y de la que hasta hoy tenía buenas referencias: la Loyola University de Chicago. O sea, la prestigiada congregación de maestros laicos (los hermanos lasallanos), fundada a finales del siglo XVII por Juan Bautista La Salle (1651-1719), y que hoy cuenta con 5 mil maestros y cerca de un millón de alumnos en 85 países.

Al parecer, el proyecto Educación Lasallista para la participación en Cuba (2013) fue elaborado en la isla y su objetivo se dirige a 14 comunidades cristianas en barrios marginados de Santiago de Cuba, apuntando al crecimiento pacífico de la sociedad civil en la isla, poniendo las bases para una transición pacífica hacia la democracia.

Sigue: “El modelo educativo cubano en la práctica es ‘conductista’ (sic) y no ayuda a forjar personalidades bien definidas, con pensamiento propio, altos niveles de autoestima y grandes deseos de transformaciones sociales que permitan a la población construir proyectos de vida satisfactorios”. Perdón… ¿conoce usted algún cubano sin alto nivel de autoestima?

Los contenidos de los cursos dirigidos a niños, jóvenes y adultos ofenden el prestigio académico de las escuelas lasallanas. Pura basura seudoterapéutica, tomada de libros adquiridos en mesas de saldos: yo soy yo, de qué soy capaz, la cultura es la paz, cómo hacer amigos, derecho a expresar sentimientos, el amor humano, llamados a la felicidad, etcétera.

El programa de los hermanos lasallanos parece responder a objetivos que contradicen los místicos y asépticos recursos pedagógicos del Señor: cambio pacífico a mediano y corto plazo del modelo socio-político-económico que impera en la isla (sic), y alternativa educativa distinta a las propuestas del Estado, que tienen una gran carga de adoctrinamiento... En fin… ¡de pinga!

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