martes, 9 de diciembre de 2014

El capitalismo cubano

Por Omar Pérez Salomón

"Dante dividió su infierno en nueve círculos: puso en el séptimo a los criminales, puso en el octavo a los ladrones y puso en el noveno a los traidores. ¡Duro dilema el que tendrían los demonios para buscar un sitio adecuado al alma de este hombre… si este hombre tuviera alma!"
Fidel Castro, La historia me absolverá
Apenas nos separan unos días para conmemorar el aniversario 56 del triunfo de la Revolución Cubana. Una buena parte de la población de nuestro país nació posterior a esta fecha, por tanto no padecieron en carne propia las calamidades generadas por decenas de años de desgobierno capitalista, agudizadas después del golpe militar liderado por Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952. El objetivo de este trabajo es graficar con 56 hechos y datos concretos e impactantes esa otra Cuba, anterior a 1959, que no debemos borrar de la memoria para que jamás vuelva. Los mismos son tomados del libro ¿Por qué la Revolución Cubana?, publicado por la Editorial Capitán San Luis.
 
1. Doscientas mil familias campesinas no tenían un pedazo de tierra donde sembrar unas viandas para sus hambrientos hijos y, en cambio, permanecían sin cultivar, en manos de poderosos intereses, cerca de trescientas mil caballerías de tierras productivas.
2. El 85% de los pequeños agricultores cubanos estaban pagando renta y vivían bajo la perenne amenaza de despojo de sus parcelas.
3. Más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas estaban en manos extranjeras.
4. Un 90% de los bohíos que existían en el campo cubano no disponían de luz eléctrica, se alumbraban con luz brillante.
5. El 85% de los bohíos en las zonas rurales carecía de agua corriente.
6. El 55% de las viviendas campesinas carecían de inodoros y letrina.
7. El 90% de los niños del campo estaban devorados por parásitos.
8. El 14% de los obreros agrícolas padecían de tuberculosis y un 13% de tifoidea.
9. La capital del país, con el 22% de la población, disponía del 65% de los médicos.
10. El país contaba con 98 hospitales y un sistema de casas de socorro que prácticamente solo ofrecían servicios limitados de primeros auxilios.
11. Solamente había entonces un hospital rural con apenas 10 camas y sin médico.
12. En 1959 existían solamente 2 026 enfermeras.
13. El 62% de las camas hospitalarias se encontraban en La Habana.
14. No más del 8% de la población de las áreas rurales recibía atención médica gratuita.
15. El acceso a los hospitales del Estado, siempre repletos, solo era posible mediante la recomendación de un magnate político que le exigía al desdichado su voto y el de toda su familia.
16. La mortalidad infantil superaba los sesenta fallecidos por mil nacidos vivos.
17. La esperanza de vida al nacer apenas llegaba a los 58 años.
18. El precio de las medicinas – había más de 300 laboratorios privados – se alejaba cada vez más de la población.
19. Desnudez, miseria y abandono, eso era el hospital psiquiátrico de Mazorra.
20. Mazorra tenía entonces 2 mil camas, si es que así podía llamárseles, para más de 6 500 pacientes, es decir, más de tres pacientes por cama.
21. La mayoría de los pacientes de Mazorra no tenían identidad personal, con insuficiente o ningún tratamiento que no fuera el de estar encadenado en una cama para soportar las crisis, o el tratamiento por coma insulínico o el electroshock.
22. En las escuelas públicas de cada 100 niños que matriculaban solo 6 llegaban al sexto grado.
23. La enseñanza media llegaba solo a la mitad de la población escolar.
24. La enseñanza media y superior estaba reservada para una minoría.
25. El 23,6% de la población mayor de 10 años era analfabeta y existían más de un millón de personas que no sabían leer y escribir.
26. El 45% de los niños de 6 a 14 años no asistían a las escuelas.
27. Habían más de medio millón de niños sin escuelas.
28. Paradójicamente más de diez mil maestros estaban desempleados.
29. El 30% de los campesinos no sabían firmar.
30. El 99% de los campesinos no sabían historia de Cuba.
31. Decenas de miles de niños estaban obligados a trabajar para paliar el hambre en sus casas.
32. En 1953 solo el 51,5% de la población en edad activa disfrutaba de un puesto de trabajo. Tres años después la situación era peor.
33. Un por ciento muy bajo de los campesinos que cortaban la caña durante la zafra, tomaban parte en las labores de siembra bajo un precio de hambre.
34. Miles de familias abandonaban sus hogares para vagar desesperadas por los bateyes y pueblos cercanos en busca de pan y trabajo.
35. Las ciudades eran invadidas por familias enteras que traían la desesperación cincelada en los ojos.
36. Para miles de jóvenes que arribaban a la edad laboral, las perspectivas de encontrar trabajo eran muy remotas, cualesquiera que fueran sus condiciones y preparación. Más de diez mil profesionales salían de las aulas con sus títulos y no tenían trabajo.

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