jueves, 26 de noviembre de 2015

“La noria de causas y efectos”.

guerra
Tomado de Las Torres de Marcos
Por Marcos Torres
Lejos de querer emular a Jorge Drexler (cantautor uruguayo de mi preferencia), creo que esta frase le viene como anillo al dedo al tema que me ocupa en este artículo, que no es otro que la escalada de violencia en oriente medio, con más fuerza luego de los sucesos lamentables donde perdiera la vida el piloto ruso del bombardero estratégico SU-24 , en Siria a manos de Erdogán (no hay otro culpable para el asesinato, porque es lo que fue).
Es importante tener en cuenta los hechos que han provocado que más y más países deseen participar de esta “guerra contra el terrorismo” y reflexionar a quiénes conviene que otros países ingresen en el conflicto, como abejas buscando el panal.
Para responder a estas y otras interrogantes vayamos a los clásicos del marxismo, en especial Lenin, quién mantuviera (¡soberbia y magistralmente!) en su época que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, y que “la política es la expresión fundamental de la economía”, entiéndase en este respecto los diversos intereses económicos que fluctúan en el multipolarizado mundo de hoy.
Si tenemos en cuenta la relación dialéctica existente entre estas categorías, entonces podemos explicar que la destrucción del mundo en el que vivimos hoy es parte de la sustentación de los intereses económicos de las portencias imperialistas, pero a través de la realización de la economía actual, realización que dependerá de la comercialización efectiva del “producto” desde un punto de vista mercantil, y desde esta óptica (para nada despreciable) los productos son, sencillamente, las armas.
O sea, que para realizar la economía imperialista, deben realizarse guerras donde “gastar” (¡o realizar!) el armamento que produce el propio imperialismo. Esto dicta entonces una lógica rabiosa: “¿para qué tener almacenados medios (armas) que costaron dinero en producirse, si necesitamos seguir produciendo armas que nos pagarán para emplear en guerras? Pero… ¿con qué dinero pagar esas armas?… ¡Claro! ¡Con el dinero proveniente del petróleo del que nos apoderaremos en los países que no nos han comprado las armas, para poder invadirlos posteriormente! ¡Negocio redondo!”
El problema no se queda ahí, si apreciamos en su conjunto los pretextos que han sido empleados por las potencias para ingresar en esta guerra contra el terrorismo, entre los que incluyo (muy a pesar de muchos) los atentados terroristas en París (dónde personalmente no me trago que los servicios secretos de Francia, Estados Unidos y Reino Unido, o lo de la OTAN no hayan podido detectar la magnitud de estos ataques).
Económicamente al imperialismo, como ente, le conviene una guerra de proporciones épicas, por eso están “cuqueando” (este es un cubanismo empleado para designar “provocación”) a los rusos, y por eso Estado Islámico también decapitara recientemente (en vídeo difundido en las redes sociales) a un hombre de nacionalidad china.
No son coincidencias. En materia de política internacional y de guerra no se puede pensar que la casualidad exista tal cual. Eso sería una ingenuidad peligrosa. Lo que sí existen son propósitos arteros disfrazados de imprevistos. Esto lo saben bien las potencias imperialistas y lo sabe bien el club Bilderberg.
Quisiera equivocarme con estas conclusiones, pero:
  1. La tercera guerra mundial ya empezó, y empezó con el derribo totalmente innecesario de este avión ruso.
  2. Rusia responderá enérgicamente (son rusos: no se puede esperar otra cosa).
  3. A la opinión pública internacional, o al menos la parte que está bajo sus mágicos designios, el imperialismo le hará creer que los culpables del conflicto son Rusia y China.
  4. Esta no es una guerra “contra el terrorismo”. Es una guerra contra el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

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