lunes, 15 de agosto de 2016

Cuba no rinde cuenta a Estados Unidos

"No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil".
El 8 de enero, Fidel pronosticó: “No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”
Tomado de Bohemia, Revista Cubana de Actualidad General
Por Tomás Diez Acosta
El triunfo de enero de 1959 inició el fin de la dominación neocolonial de Estados Unidos en Cuba. Fueron muchos los desafíos imperiales, pero los hombres y mujeres al frente de la Revolución, unidos estrechamente al pueblo, estuvieron decididos a enfrentarlos. El 8 de enero, Fidel pronosticó: “No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”. El imperialismo no estaba dispuesto a permitir tranquilamente una revolución social en Cuba.
El control imperial era de tal magnitud que cualquier medida de beneficio popular chocaría con sus intereses y los de la oligarquía criolla. Lo primero que hicieron los gobernantes estadounidenses fue presionar diplomáticamente para obligar a la dirección cubana a frenar su radicalismo. El punto culminante de estos retos iniciales fue la reacción ante la Ley de Reforma Agraria, del 17 de mayo de 1959. De inmediato, Estados Unidos consideró el problema cubano como un asunto de seguridad nacional y el derrocamiento del poder revolucionario un elemento vital de su política exterior.
El anticomunismo fue empleado para confundir y dividir. Estados Unidos no se limitó a campañas ideológicas, acudió a su arsenal de medidas que ya había empleado con éxito en otros países del hemisferio. Activó su ministerio de colonias, la Organización de Estados Americanos (OEA), para justificar, aislar y agredir a Cuba. A la vez que reclutaba a mercenarios para sabotajes y acciones militares, inició una guerra económica. Suprimió la cuota azucarera y con ella compró la complicidad de las oligarquías latinoamericanas para sumarse a las agresiones. Se valió de la dependencia de la industria nacional equipada con maquinarias de su país para privar del suministro de piezas de repuestos, afectando las principales ramas productivas como: la electricidad, refinación de petróleo, minerías, textiles y de alimentación; ocurrió igual con el transporte y otros medios mecánicos. Se negó a abastecer al país de combustible.
En respuesta, Cuba obtuvo suministros de petróleo y materias primas de la Unión Soviética y otros países socialistas. El 6 de agosto de 1960, Fidel anunció la nacionalización de 26 grandes empresas, centrales azucareros y las compañías de electricidad y teléfonos. El 13 de octubre, confiscó otras 382, incluidos todos los bancos. A iniciativa de Fidel surgieron las milicias obreras, campesinas y estudiantiles. El 26 de octubre de 1959, se proclamó la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias(MNR), las cuales a inicios de 1960 contaban con medio millón de hombres y mujeres. Fueron creadas escuelas de oficiales de milicias.
A finales de 1960, aumentaron las amenazas de invasión mercenaria. El 31 de diciembre de 1960, el Comandante en Jefe ordenó la movilización general del Ejército Rebelde y las MNR. El 3 de enero de 1961, el Gobierno de Eisenhower rompe relaciones diplomáticas con Cuba. El presidente John F. Kennedy dio vía libre a la agresión armada y el 17 de abril se produjo el desembarco de mercenarios por Playa Girón, que en 66 horas fueron derrotados (se les causaron 114 bajas mortales y fueron capturados cerca de 1 200 hombres).
En noviembre de 1961, la Administración aprobó un nuevo engendro agresivo: la Operación Mangosta, que incluyó todas las formas posibles de agresión: bloqueo económico, aislamiento político-diplomático, subversión interna, planes de asesinatos, en especial el de Fidel, guerra psicológica e invasión militar. Para el proyecto, ejecutado durante 1962, la CIA estableció un aparato de espionaje y sabotaje en Miami, que fue la base operativa más grande que haya tenido en Norteamérica. Allí trabajaron más de cuatrocientos oficiales y alrededor de cuatro mil agentes. Entretanto en enero de 1962 la OEA aprobó la exclusión del gobierno de Cuba en el Sistema Interamericano. Finalizada esa farsa, el presidente Kennedy firmó la resolución del llamado Embargo sobre el Comercio con Cuba, que oficializó la guerra económica.
Desde abril de 1962, la actividad militar de Estados Unidos en el Caribe, presagió la agresión militar directa y sirvió de base para la propuesta disuasiva soviética de instalar en Cuba cohetes de alcance medio e intermedio. El 22 de octubre, Kennedy anunció la imposición de bloqueo naval a Cuba y exigió la retirada, bajo inspección, de los misiles.
Fidel dejó claramente sentado que Cuba no tenía obligación de rendirle cuenta a Estados Unidos sobre la clase y el número de armas que debía tener y se opuso a la pretensión de inspeccionar el país. El día 28, la URSS, de manera unilateral, se comprometió a retirar los cohetes, con garantía de verificación, a cambio del compromiso de Estados Unidos de no invadir a Cuba.
EE.UU.-rompe-relaciones
El 3 de enero de 1961, mientras aceleraba sus planes de invasión, el Gobierno de Estados Unidos rompe relaciones diplomáticas con Cuba.
Fidel advirtió que no existían las garantías de que hablaba Kennedy, si, además de eliminar al cerco naval, no se cesaba:
1- el bloqueo económico y las medidas de presión comercial;
2- las actividades subversivas, lanzamientos y desembarcos de armas y explosivos, organización de invasiones, filtración de espías y saboteadores;
3- los ataques piratas;
4- las violaciones del espacio aéreo y naval y,
5- retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio ocupado.
El llamado entendimiento Kennedy-Jruschov solucionó la crisis que amenazó a la humanidad con la guerra nuclear, pero no eliminó las causas que la engendraron. Fidel defendió la autodeterminación y soberanía del país. La administración norteamericana se vio obligada a buscar un enfoque más realista. En 1964, el presidente Lyndon B. Johnson ordenó suspender el programa de sabotaje de la CIA ante sus evidentes fracasos. Pero, no disminuyó del clima de hostilidad, continuaron las violaciones del espacio aéreo cubano por naves militares estadounidenses, los ataques piratas contrarrevolucionarios en varios lugares de la costa y las agresiones de los marines de la base naval en Guantánamo, con saldo de un soldado cubano muerto y dos heridos.
En la IX Conferencia de Cancilleres de la OEA, Estados Unidos impuso el total aislamiento diplomático, económico y de comunicaciones marítimas y aéreas de América Latina con Cuba, al que no se sumó México. Como respuesta, la Declaración de Santiago de Cuba, convocada por Fidel, reafirmó la decisión del pueblo de defender la Revolución y proclamó el derecho de Cuba de ayudar a los movimientos revolucionarios.
La estrategia del Comandante en Jefe en la Lucha contra Bandidos coronó exitosamente con la liquidación en 1965 de las últimas de las 299 bandas armadas que con unos 3 995 efectivos asolaron los campos cubanos durante siete años.
Aunque se produjeron algunos fuertes incidentes, los golpes a la contrarrevolución interna y una mayor intervención de Estados Unidos en la guerra de Vietnam, obligaron al gobierno de Johnson a disminuir su accionar militar subversivo contra Cuba. A partir de entonces, el bloqueo económico, comercial y financiero pasó a ser el arma principal empleada por las sucesivas administraciones estadounidenses es su guerra sucia. La Revolución, con Fidel Castro al frente y el apoyo del pueblo, supo enfrentar y vencer los grandes desafíos imperiales de los años sesenta del siglo pasado.

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