martes, 30 de agosto de 2016

La Operación Cóndor contra América del Sur y el terrorismo contra objetivos cubanos.

Plan-condor
Tomado de LaTunitaBlog
Por Valia Hernández

“Operación Cóndor” es el nombre con el que se bautizó un plan de inteligencia y coordinación entre los servicios de seguridad de ArgentinaChileBrasilParaguay, Uruguay y Bolivia en la década de los años 1970. Se constituyó en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado con la cooperación de los Estados Unidos.
Enmarcada en la Doctrina Truman, institucionalizaba el seguimiento, vigilancia, detención, tortura y desaparición o muerte de personas consideradas como subversivas.
La CIA asegura que su primer conocimiento sobre esa organización ocurrió en marzo de 1976. Refieren haber conocido que el entonces coronel Juan Manuel Contreras Sepúlveda, jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), inició un programa de colaboración entre los servicios de inteligencia de distintos países de Sudamérica al que bautizó como “Plan Cóndor”.
Sin embargo, los estadounidenses conocían esos hechos con anterioridad a la fecha que señalan. Los propios archivos de la CIA revelan que Contreras fue invitado en 1975 a su cuartel general en Langley. Solo unos días después, el 25 de noviembre de 1975, tiene lugar una reunión en Chile encabezada por el propio Contreras y en la que participaron además los líderes de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
George Bush (padre), en ese entonces Director de la CIA, ordenó al general Contreras Sepúlveda la participación de terroristas cubanos al servicio de la agencia en los planes represivos, siguiendo el ejemplo de la DISIP venezolana. A su regreso a Chile, Contreras visitó Caracas y se entrevistó con varios jefes de la DISIP, entre ellos con Luis Posada Carriles.
Una de las operaciones más significativas llevadas a cabo tuvo por nombre “Colombo”. Como respuesta a una visita de una comisión de Derechos Humanos a Chile, la DINA y la Alianza Anticomunista Argentina (AAA o Triple A) procuraron reaparecer mediáticamente a 119 desaparecidos chilenos. La DINA entregaría a la Triple A documentos falsos de chilenos muertos en campos de concentración, y ésta a su vez los dejaría junto a cadáveres irreconocibles en lugares públicos.
Entre decenas de secuestros y atentados contra opositores, la Operación Cóndor concretó acciones de gran resonancia pública como:
Asesinato del Ex-Comandante en jefe del Ejército de Chile, general Carlos Prats en Buenos Aires.
Asesinato del ex presidente de Bolivia Juan José Torres en Buenos Aires
Asesinato del senador uruguayo Zelmar Michelini y el diputado Héctor Gutiérrez Ruiz, también uruguayo, en Buenos Aires en 1974
Asesinato del ex ministro de relaciones exteriores del gobierno chileno de Salvador AllendeOrlando Letelier y su secretaria Ronni Moffitt en Washington DC en 1976
Atentado contra el ex Ministro del Interior del gobierno del presidente chileno Eduardo Frei MontalvaBernardo Leighton en Roma en 1975
Colaboración argentina en el golpe de García Meza en Bolivia en 1980.
Orgánicamente, la Operación Cóndor comenzó a ser desmontada cuando cayó la dictadura argentina en 1983. Sin embargo, los contactos y los asesinatos coordinados continuaron. En abril de 1991, se puso en marcha la Operación Silencio para impedir el enjuiciamiento de los responsables.
Dictadura militar en Argentina
El 24 de marzo de 1976 se produjo un golpe de Estado en Argentina, dando así inicio a la dictadura que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional. Asumió el poder una Junta de Comandantes de las tres fuerzas armadas integrada por el general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier general Orlando Ramón Agosti. El primero a su vez, fue designado con el título de presidente con la mayor parte de las funciones de los poderes ejecutivo y legislativo.
A partir de ese momento tuvo lugar un régimen de represión ilegal, violencia indiscriminada, persecuciones, torturas sistematizadas, desaparición, forzada de personas, manipulación de la información y demás formas de terrorismo de Estado. Se estima que durante ese período las fuerzas represoras del gobierno de facto hicieron desaparecer 30.000 personas (aunque la lista oficial cuenta con 13.000 desaparecidos registrados).
Para implementar la táctica de desaparición forzada de personas el gobierno militar creó cientos de centros clandestinos de detención (CCD). Las Fuerzas Armadas clasificaban los CCD en dos tipos:
Lugar de Reunión de Detenidos (LRD): tenían una organización más estable y estaban preparados para alojar, torturar y asesinar a grandes cantidades de detenidos.
Lugar Transitorio (LT): tenían una infraestructura precaria y estaban destinados a funcionar como un primer lugar de alojamiento de los detenidos-desaparecidos.
En el año 1976 llegaron a existir 610 CCD, pero muchos de ellos fueron temporarios y circunstanciales. Luego de los primeros meses posteriores al golpe de estado, la cifra se estabilizó en 364 CCD.
A pesar de sus diferencias los CCD fueron organizados con una estructura y un régimen de funcionamiento similar. Todos los CCD contaban con una o más salas de torturas, amplios espacios para mantener a los desaparecidos siempre en condiciones de gran precariedad, y un centro de viviendas para los torturadores y guardias. Casi todos tenían algún tipo de servicio médico. En algunos casos hubo servicios religiosos permanentes para el personal militar.
Los Grupos de Tarea (GT) estaban encargados de realizar los secuestros, generalmente de noche. Inmediatamente los detenidos-desparecidos eran llevados al CCD correspondiente, donde permanecían constantemente encapuchados y esposados. Allí eran severamente torturados e interrogados por los mismos integrantes de los GT. El tiempo de este período inicial de tortura variaba considerablemente, pero en términos generales puede decirse que oscilaba entre uno y dos meses. Con posterioridad a ese período inicial de tortura-interrogatorio, se disponía:
El asesinato del detenido-desaparecido: en todos los CCD se utilizó el mismo eufemismo para referirse al asesinato: traslado. Los métodos utilizados para el asesinato y desaparición de los cadáveres variaron desde los llamados vuelos de la muerte, los fusilamientos en masa, fosas comunes, tumbas NN, incineración de cadáveres, etc.
El blanqueo: se legalizaba al detenido-desaparecido y se lo ponía a disposición del Poder Ejecutivo. A partir de 1980, de esta situación, podía derivar la deportación y el exilio, haciendo uso de la opción a salir del país que establece la Constitución (art. 23), o el enjuiciamiento por tribunales militares y la condena a prisión.
La liberación.
La continuidad como detenido-desaparecido, por razones variadas (utilización como esclavos, colaboradores, rehenes, etc.).
Automotores Orletti
Centro clandestino de detención también conocido como “El Jardín”. Ubicado en Venancio Flores 3519-21, esquina con Emilio Lamarca, Floresta, Buenos Aires.
Era dirigido por el Grupo de Tareas 18, el que encabezaba Aníbal Gordon, un matón que tenía antecedentes penales por robo a mano armada y obedecía directamente las órdenes de René Otto Paladino, Comandante General de la SIDE.
En junio de 1976 el lugar fue arrendado por los servicios represivos argentinos hasta noviembre de ese propio año. Se destacaba porque funcionaba como base principal de las fuerzas de Inteligencia extranjeras que operaban en Argentina y estaba diseñado para que nadie pudiera salir con vida de ese sitio.
El coronel Rubén Víctor Visuara, jefe de la base Bullinghurst, fue quien encargó al agente Eduardo Ruffo buscar una “cueva” donde el grupo hiciera sus operativos, que incluían chantajes, la eliminación de todo opositor.
Por su parte, Ruffo arrendó el local de un taller mecánico. La SIDE pagó 240 mil pesos por los primeros dos meses de alquiler a Santiago Cortell, su propietario, quien creía haberlo alquilado a una empresa dedicada a la importación y exportación de bienes.
Los vehículos con los detenidos entraban al local cuando se accionaba desde adentro la apertura de una cortina metálica. Antes de ingresar, los captores transmitían por radio la consigna “Operación Sésamo”. Así llegaban a un salón grande dividido por una cortina de tela. Los detenidos eran alojados del otro lado de la cortina, sobre el suelo de cemento.
Constaba de dos plantas. En la planta baja, un gran salón de 6 a 8 metros por 30 metros. Una división baja separaba del retrete (uno para treinta personas) y del lavadero. De allí salía una escalera de base de concreto y peldaños de madera. Piso de hormigón, sucio de tierra y grasa. Chasis de autos desparramados. También automóviles secuestrados. En la planta alta funcionaban una sala de interrogatorios, otra de torturas y una terraza donde se colgaba la ropa a secar.
En ese lugar fueron secuestradas y torturadas unas 300 personas, muchos de los cuales hoy permanecen desaparecidos.
Actualmente se ha convertido en un museo dedicado a la memoria de los torturados y desaparecidos.
La Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU)
Existe una macabra conexión entre el gobierno estadounidense, los terroristas de origen cubano y la Operación Cóndor. Ello se puso de manifiesto en la creación de la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU). El 15 de junio de 1976 en República Dominicana, se reunían los terroristas de origen cubano más sobresalientes radicados en Miami e integraban a varias de las organizaciones contrarrevolucionarias.
Los cubanos ofrecían su experiencia en el campo terrorista a las dictaduras militares, mientras que estas debían contribuir en los planes criminales contra los intereses de Cuba en América Latina y Europa.
En la reunión de República Dominicana asistieron la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos (Brigada 2506), Acción Cubana, el Frente de Liberación Nacional Cubano, el Movimiento Nacionalista Cubano, Alpha 66, Agrupación Juvenil Abdala y otros. Aunque el encuentro fue organizado por Frank Castro, Orlando Bosch fue aceptado como jefe de la alianza.
Inmediatamente después del golpe de estado de Augusto Pinochet en Chile contra el gobierno de Salvador Allende, Orlando Bosch Ávila, de Acción Cubana, y Guillermo Novo Sampoll, del Movimiento Nacionalista Cubano, ofrecieron sus servicios.
De esa manera llevaron a cabo acciones terroristas por encargo en Argentina, Perú, Costa Rica, México, Italia, Francia, Alemania y Estados Unidos.
El CORU se acreditó el secuestro y asesinato de dos diplomáticos cubanos en Argentina, una operación que realizaron en realidad grupos fascistas argentinos en complicidad con los cuerpos represivos de ese país.
Terrorismo contra los intereses cubanos en Argentina
En 1973 se restablecieron plenamente las relaciones entre nuestro país con Argentina. Sin embargo, en el marco de la Operación Cóndor, la Embajada de Cuba en ese país y sus diferentes dependencias y personal asociado, fueron víctimas de múltiples actos terroristas por parte de los criminales radicados en Miami, quienes contaban con el apoyo y la complicidad de Washignton y varios gobiernos de la región.
20/01/1974: la Embajada recibe un paquete bomba.
13/08/1975: atentado contra la vida del Embajador Emilio Aragonés Navarro. Desconocidos realizan varios disparos contra su auto.
3-10/09/1976: secuestraron a dos funcionarios cubanos; secuestraron una empleada de la escuela “San Martín”, perteneciente a la misión diplomática; indagaron por el lugar de residencia de un argentino empleado de la Embajada; secuestraron a dos empleados argentinos de la Embajada y asaltaron tres casas de familiares de otro argentino también empleado en la institución.
03/1977: tres funcionarios cubanos fueron interceptados en la vía pública y conducidos a un centro de detención de la Policía Federal en Buenos Aires.
De manera general, entre agosto de 1976 y marzo de 1978, diecisiete argentinos -nueve hombres y ocho mujeres- vinculados a las representaciones diplomáticas y comerciales de Cuba en Buenos Aires, fueron secuestrados, torturados y desaparecidos.
Esos empleados y sus familiares fueron sustraídos a la fuerza de sus viviendas y centros de trabajo. Ninguno de sus restos ha podido ser encontrado. Una empleada y dos de sus familiares sobrevivieron al secuestro y fueron liberados. La mayoría militaban en organizaciones opuestas a la dictadura militar.
En marzo de 1977 urdieron un plan de exterminio contra la sede diplomática. Una fuerza de tarea de la Escuela de Mecánica de la Armada estudió la instalación y concibió atacarla por sorpresa para secuestrar a un grupo de adolescentes y niños, familiares de Mario Roberto Santucho, líder de la organización Ejército Revolucionario del Pueblo, quien había sido asesinado el 19 de julio de 1976. Tras su muerte, sus familiares habían recibido refugio diplomático en dicha sede.
El plan no llegó a ejecutarse porque sus organizadores no lograron un consenso al respecto.

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