lunes, 10 de octubre de 2016

Fidel, las tribunas y la elegancia del verde guerrillero

Fidel, las tribunas y la elegancia del verde  guerrillero
Fidel junto a Díaz Canel en Villa Clara. (Periódico Vanguardia)
Tomado de CubAhora
Por Dorisbel Guillén Cruz.

Santa Clara es una ciudad de ideas. En las cafeterías, los parques o un improvisado malecón a orillas de su colosal teatro, entre los mates y los sueños que algunos estudiantes deciden intercambiar, allí, a la sombra del Guerrillero Heroico, también se comercian concepciones y estigmas de un mundo nuevo. Y fue en esa misma plaza, escudado por ese pueblo tan alto, donde ha cifrado estampa un cubano de ideas.
Sucedió un 30 de septiembre de 1996, cuando el más grande estadista de esta nación sucumbió al pedido del entonces primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la provincia Villa Clara: Miguel Díaz-Canel Bermúdez. La gente de Santa Clara quería escuchar al Comandante y él no se hizo rogar, aun dudando de que pudiesen crearse las condiciones para su oratoria con tanta premura.
Fue uno de esos discursos espectaculares a que nos acostumbró el líder histórico de la Revolución cubana, comentó uno de los escoltas de entonces para la radio santaclareña. Otro de los entrevistados explicó el modo en que con inteligentes palabras el líder enzarzó una caracterización completa de la provincia. Su discurso fue elocuente y por supuesto colmado de espontaneidad. Afirman quienes lo vivieron que la plaza vibraba.
Y es que a Fidel se le han doblegado incluso las tribunas. En su trayectoria como político ha amoldado los escenarios a su figura alta y los manejó con la misma espontaneidad y dominio que a su legendario traje de guerrillero, al enemigo, a las balas.
Otra tribuna tomada un septiembre, pero de 1960, específicamente el 26, pasará a la historia como el día en que hiciera su primera intervención en la Organización de Naciones Unidas.
Exactamente a las 2:40 de la tarde, el jefe de la Revolución arribó a la entrada principal del edificio de las Naciones Unidas. “Cuando tocó su turno, Fidel se puso en pie y con largos pasos se dirigió hacia la tribuna. Tomó dos sorbos de agua y comenzó su histórico discurso. Eran las 2:57 de la tarde. No había en Cuba un solo aparato de radio y televisión que no recogiera la imagen y la voz de Fidel”, refiere el sitio digital Cubadebate.
Habló de Reforma Agraria, desempleo, analfabetismo y otros males de la Cuba de entonces y de cómo apenas seis meses de Revolución parecían cambiar ese panorama. Todo esto en el seno de la ONU Nosotros tenemos que explicar muy claramente todos estos problemas, porque en ello va la seguridad y la suerte de nuestro país”. Dijo en aquella ocasión y en estas palabras radica quizás la fuerza que impulsaba al orador, “la suerte de su país”.
Entre nostalgias, una reportera de esta ciudad central, Lourdes Rey, describe al Comandante: “Fidel llegó sereno, recuerdo que miró el horizonte y aún siento como su mirada se llenó del verde azul de la montaña del Escambray. En su rostro estaba la certeza de que se pudo concentrar a miles de personas, de la respuesta unánime a la convocatoria”.
Y esta verdad es reconocible en una y otra aparición del Comandante en jefe, acaecidas en su correspondiente septiembre y en sus estoicidades de orden. Fidel es un líder de la oratoria, un dueño de la palabra en el aire, tanto y más como supo dominarla sobre el papel en blanco. A Fidel se le ciñen las tribunas con la misma elegancia que el verde de guerrillero y ha sido capaz de iluminar cada escenario en que aparece.
“En todos los años como líder de la Revolución cubana profesaba el arte de hablar en público con elocuencia, conmoviendo así al auditorio, y todo ello es resultado también de su preparación profesional y acervo cultural,” comenta la pinareña Magda Iris Chirolde López, en páginas del suplemento digital Guerrillero.
“En un discurso breve de una cuartilla es capaz de decirlo todo. Quiere decir que no necesita del tiempo, más bien ese tiempo lo ha necesitado en una labor pedagógica”, considera el doctor Eusebio Leal, Historiador de La Habana. Plantea este otro grande de la palabra suelta en una publicación de la Red en Defensa de la Humanidad-Cuba: “…la formación oratoria de Fidel está basada en los clásicos y en el pensamiento latinoamericano, y sobre todo en la palabra electrizante de Bolívar y en la palabra maravillosa de Martí”.
“Amanecimos los villaclareños escuchando decir por CMHW en el programa Patria ¡Todos a la Plaza con Fidel!”, recoge la prensa local en esa colección de testimonios a 20 años de lo que se conoce por esta zona como “la presencia de Fidel en la plaza”.
Y es que la entrega personal, así pura y total en lo que dice, el carisma y esa extraordinaria capacidad para las revelaciones hizo que Santa Clara, toda, acudiera tan apresuradamente a escuchar a su líder y que por estos días se agite en virtud de festejar lo vivido.

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