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Por M. H. Lagarde
Desde hace varios días la bloguera mercenaria Yoani Sánchez anda desaparecida de twitter. Su ausencia de esa red social, curiosamente, coincide con la transmisión por la televisión cubana del documental “Las razones de Cuba: Ruta del Terror”, una contundente denuncia sobre los planes terroristas que se fraguan contra la Isla desde la ciudad de Miami.
Desde hace varios días la bloguera mercenaria Yoani Sánchez anda desaparecida de twitter. Su ausencia de esa red social, curiosamente, coincide con la transmisión por la televisión cubana del documental “Las razones de Cuba: Ruta del Terror”, una contundente denuncia sobre los planes terroristas que se fraguan contra la Isla desde la ciudad de Miami.
Algunos seguidores de Yoani en twitter consideran que el silencio de la bloguera se debe a que no quiere agregar nada más a aquella memorable afirmación de que el caso del terrorista Posada Carriles es “un tema que a la gente no le interesa. Una cortina de humo”.
Otros aventuran que la ausencia de la bloguera se debe a que después de la presentación televisiva, en el apartamento 14 no se hace otra cosa que ver una y otra vez el documental presentado por la TV cubana.
Recuerden que su esposo, el periodista Reynaldo Escobar, nunca comprendió por qué eran inocentes los Cinco héroes cubanos prisioneros en Estados Unidos.
Yo por mi parte pienso que la desaparición de Yoani responde a que a la mercenaria no le gusta que la interpelen, ni que la contradigan y mucho menos que le descubran las mentiras que suele repetir a mansalva al amparo de la comparsa mediática del imperio.
Lo digo no solo porque use el cuento de su ceguera virtual como coartada para no tener que dar cuentas de sus infundios, sino porque cuando alguien la pone en su lugar suelen suceder “casuales” interrupciones como la ocurrida en la Mesa Redonda “El papel y el uso de los blogs por los quebequenses: diversidad y latinoamericanidad” organizada recientemente por la l'Université du Québec à Montréal (GERACII).
En el encuentro, diseñado para que nuestra “inconforme” insigne fuera la protagonista vía telefónica, ocurrió un imprevisto que, por lo visto, a sus organizadores no les agradó.
Después de que Yoani, por teléfono, se cansara de despotricar sobre Cuba, y cuando llegó el momento de las preguntas Colette Lavergne, miembro de la Mesa de Concertación de la Solidaridad Québec-Cuba, tomó el micrófono y le dijo a la mercenaria cubana que, desde hacía 17 años, mantenía una profunda relación con Cuba, que había visitado toda la Isla y realizado trabajos voluntarios en la agricultura desde Baracoa a Viñales. En varias de esas ocasiones, las brigadas de solidaridad de las que había formado parte, habían convivido en las casas de las familias cubanas.
Colette dijo además que en la Isla el acceso a Internet no puede ampliarse tanto como lo quisieran los cubanos por el costo exorbitante que el gobierno de Cuba tiene que pagar para que las personas se conecten a través de un satélite, en lugar de usar uno de los cables submarinos que pasa cerca de la costa cubana y que administra EE.UU.
La amiga de Cuba puso además el ejemplo de la Universidad de La Habana, institución que debe pagar $ 40.000 por año para acceder al satélite, mientras que costaría $800 para el mismo período si Cuba tuviera acceso al cable submarino.
Pese a eso, -siguió diciendo Collete- el gobierno cubano garantiza el acceso a Internet para las personas en universidades, hospitales, organizaciones y empresas que necesitan comunicarse con las organizaciones internacionales, así como en los más de 600 Joven Club de Computación, que existen hasta en los rincones más remotos del país.
La canadiense reconoció también que era cierto que la mayoría de las personas que deseaban a conectarse debían acudir a los hoteles, a los Tele Punto de Etecsa y pagar entre $ 5 o $ 6 por hora para obtener el acceso a este servicio.
-“Eso es lo que cuesta ... es caro ... “ .- fue lo último que dijo Colette porque además de apagarle el micrófono, la comunicación con Yoani Sánchez también se cortó ...
No obstante, la defensora de Cuba continuó hablando:
-¿Cómo se puede explicar que Madam Sánchez y sus amigos tengan acceso a Internet? ¿Cómo pagan el acceso si no trabajan? ¿Y cómo se explica, si no hay conexión a internet en el país, que más de los 7000 participantes de brigadas solidarias que hemos viajado a Cuba mantengamos contacto con nuestros amigos cubanos a través del correo electrónico?
Son preguntas que la bloguera mercenaria no va a contestar. Ella, la pobrecilla inconforme, es ciega, sorda y se queda muda cuando le toca enfrentar la verdad.
Son tantas, Gustavo, pero tantas las mentiras que vuelcan sobre la Isla de la dignidad humana, como las verdades que exportan al mundo los intelectuales y escritores de Cuba. Sólo hay que leerlos, como un reciente artículo que he leído en "La Antorcha del Siglo XXI" sobre "la muerte y las ideas" de tu compatriota Carlos Martí. La Revolución del hombre está en marcha, porque como la verdad es insobornable. No merece la pena dedicarle a esa mediocre bloguera ni dos líneas.
ResponderEliminarGRAN ABRAZO, COMPAÑERO.