Una vez más debería sentir vergüenza el gobierno de los Estados Unidos, por encontrarse en solitario frente a la imposición de un genocida bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba.
Con la excusa de esta medida, los gobiernos norteamericanos se han querido escudar en que es la manera de obligar al gobierno revolucionario de la Isla a que adopte, por la fuerza, el biotipo de “democracia” neoliberal que los Estados Unidos practican e idealizan como perfecta para responder a sus intereses; sin embargo, en la realidad, es a todo un pueblo a quien ponen bajo innecesarias condiciones adversas para su libre desarrollo económico, político, social y cultural.
El bloqueo, con sus variables de leyes (como las Torricelli y Helms Burton), condiciona al mundo a los intereses imperiales con su extraterritorialidad, doblegando a empresas y compañías a no negociar con Cuba u obligan a la congelación de fondos cubanos en entidades bancarias en el extranjero, las cuales se adquieren con las transacciones comerciales que se logran realizar. El bloqueo obliga a la Isla a doblar los costes por adquisición de materiales y productos en el extranjero por tener que realizar la comprar a través de terceros países y, en muchos de los casos, con el pago en efectivo (algo nada natural en el mundo de las negociaciones).
Amén de lo anterior, y para engrosar la injusta política hostil contra Cuba, el gobierno de los Estados Unidos dedica cuantiosos fondos para el apoyo a la disidencia interna para lograr la desestabilización del sistema social.
¿Qué derecho tiene el gobierno de Estados Unidos para imponerle a Cuba este injusto bloqueo y para mantenerlo, muy a pesar, del rechazo internacional, cada vez más creciente?
Ayer martes, 26 de octubre de 2010, el mundo volvió a decir ¡NO AL BLOQUEO!, con 187 votos en contra de esta política imperial, 3 abstenciones (Islas Marshall, Micronesia y Palau) y el único lacayo inalterable, igualmente genocida y belicoso, que dio su foto a favor: Israel.
Esta votación ha sido la decimo novena ocasión que se condena el cerco a la Isla, aprobándose una resolución que promulga la igualdad soberana entre los Estados, la no intervención y la no injerencia en los asuntos internos; además, se señala la libertad de comercio y navegación internacionales.
Dicha resolución también rechaza la aplicación de leyes extraterritoriales que afectan a otros Estados; así como un llamado a la exhortación de todos los Estados a que se abstengan de promulgar y aplicar leyes y medidas que soporten políticas como la del bloqueo, cumpliéndose las obligaciones contenidas en la Carta de la ONU y el Derecho Internacional.
El señor Obama debería escuchar al mundo y no seguirle el rejuego a esa mafia de extrema derecha cubanoamericana de Miami, la cual empuja a continuar con esta absurda medida para beneficiar sus fines económicos, nada democráticos y bien conocidos de terroristas.
Si de lucha contra el terrorismo se tratara, deberían liberar a los cinco cubanos prisioneros en cárceles estadounidenses por el simple hecho de luchar contra el terrorismo que practican organizaciones ancladas en ese país y bajo el amparo del gobierno norteamericano.
Como también la Unión Europea debería derogar el injusto acuerdo de Posición Común contra Cuba, adoptado en 1996 y que este pasado día 25 decidió mantener como método injerencista y forma de condicionar “cambios” en la Isla.
187 votos en contra del bloqueo norteamericano contra Cuba es una muestra más de la lección que deben aprender, tanto los gobiernos norteamericanos (presente y futuros) como la Unión Europea. Lección de lo equivocados que están con tanta injusticia.
El mundo ha hablado una vez más y Cuba seguirá luchando porque se respete su soberanía e independencia.
¡Cese el bloqueo genocida estadounidense contra Cuba!
¡Libertad para los cinco cubanos prisioneros injustamente en cárceles de Estados Unidos!
¡Viva la soberanía e independencia de los pueblos!
¡Viva Cuba, Socialista!
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