El enfermizo nacionalismo norteamericano de supremacía mundial, como sociedad con un fin épico en la tierra, ha dado por sentado en su doctrina dominante la necesidad de hacer lo inhumano para imponer sus intereses; aun cuando vayan bañados de sangre sus actos en nombre de “salvaguardar vidas”.
Con este fin, el sistema va cotejando sus mecanismos hasta controlar y manipular las opiniones de sus propios conciudadanos en vísperas de recibir, de la sociedad, una respuesta psicológica y comportamental de aceptación pacífica y segura de que no hay otra vía posible de alcanzar sus propósitos de subsistencia que no sea a costa del exterminio de otras.
El mensaje de la filosofía del sistema imperial norteamericano queda bien claro en el pronunciamiento de Bush, durante la presentación de su libro “Decisión Points”, de que “la práctica de la tortura salva vidas”.
Así ha sido siempre, una manipulación tras la otra, las cuales han alienado a la sociedad norteamericana por la burda desinformación o tergiversación de la verdad circundante y de las realidades de otros rincones del planeta.
La sutileza se sirve con burda frialdad hasta en los videojuegos: las ansias de preservar el individualismo, el protagonismo egocéntrico y la necesidad de exterminio sin cuestionamiento alguno son matices que se adicionan, como valor añadido, a los productos de entretenimientos, los cuales aceleran la violencia en el carácter y la visión de superioridad sobre otros seres.
El nuevo videojuego “Call of Duty: Black Ops” es una representación actualizada de la continuidad de exacerbación al odio contra todo lo que se mueva en un camino diferente al “American Way of Life”.
Este juego aplaude el magnicidio que aplica los gobiernos norteamericanos en la política de planificación de eliminar físicamente a personalidades del mundo que estorben a sus intereses, como el caso del expresidente cubano Fidel Castro (1) quien ha sido objeto de cientos de intentos de asesinatos por diferentes vías en la vida real.
Uno de los objetivos que se declaran en el juego en lograr la muerte del exmandatario cubano, ya que la CIA, en sus planes encubiertos, no lo logró en la vida real durante estos 50 años. Aunque el simple factor que marca la gran diferencia de la mentira del juego a la verdad es que Fidel nunca ha usado dobles como escudo de vida, porque en la realidad su escudo ha sido su propia moral (2).
Dicho objetivo de asesinar a Fidel, dentro del juego, sólo centraliza un incentivo presente al odio contra la figura del líder cubano y todo lo que él mismo representa: la Revolución cubana y sus obras humanitarias. Esto genera actitudes psicópatas de las nuevas generaciones de Estados Unidos y otras partes del mundo a rechazar al país caribeño y a lo que indique la defensa de su proceso independiente y soberano socialista.
Este es otro rejuego del imperialismo contra la humanidad; ya que no puede lograr la desestabilización de la Revolución por la fuerza ni por la acción de la minúscula disidencia interna contratada, entonces acude a la siembra de patrones psicológicos de rechazo y violencia.
Pero Cuba no es la única víctima reflejada en un “inofensivo” entretenimiento, sino que Venezuela es también objetivo de ataque, como se muestra en el videojuego “Mercenaries 2: World in Flames”.
Mientras el gobierno de Estados Unidos lleva a cabo invasiones por doquier contra la voluntad de otros pueblos y con el perverso objetivo de controlar los recursos naturales para garantizar los suministros a esa “exclusiva sociedad” (como se anuncia descaradamente de manera justificada en estas atracciones digitales), procrea una nueva mentalidad generacional basada en la violencia, la enajenación y el radical rechazo a lo que no curse por los caminos del interés imperial; mientras los gobiernos de Estados Unidos proclaman “derechos humanos”, en Irak, Afganistán y otros países personas sufren la agonía de la tortura en nombre de salvaguardar la democracia; mientras Estados Unidos engendra una crisis económica mundial, dirige a millones a vivir penurias por el simple hecho de mantener una industria bélica o alimentar una pequeña élite privilegiada de ricos; mientras millones mueren de hambre y enfermedades, los gastos de campañas políticas llegan a cifras incalculables para beneficiar monopolios y engrosar los grandes capitales privados.
Mientras pueblos del mundo buscan alternativas más justas a sus realidades y con mayores perspectivas de independencias (como el caso de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, etc), los gobiernos de Estados Unidos procrean disidencias con una carátula de heroísmo movida por su compra-venta e inflada con los millones destinados a alimentar su indigno carácter de oposición.
Los crímenes publicados por la web Wikileaks pone de manifiesto, una vez más, la verdadera cara del imperialismo norteamericano con sus confabulados capitalistas que participan en estas guerras montadas a lo West estadounidense, pero adicionando el complot de los mass media.
Estos son los crímenes justificados por Bush y los manipulados en un videojuego, poniendo a la luz pública las sucias razones que inmortalizan la “democracia de la barbarie”.
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