Las elecciones parlamentarias de Cataluña, el pasado 28 de noviembre, no pasan por alto para darle lecciones a las fuerzas de izquierda, y a las que se hacen llamar como tal.
Desafortunadamente, entre el voluntario olvido de algunos a su historia, la enajenación y resignación de otros a los tiempos que se viven y el desespero de muchos a encontrar cambios en un chasquear de dedos ha dado la nota final de triunfalismo a una fuerza centro derecha (más derecha que centro): Convergencia i Uniò (CiU), que ha aprovechado su discurso de marketing sobre independentismo y bonanza regional para “atraer” adeptos desde otras filas y despertar a algunos eternos dormidos en el abstencionismo.
Desafortunadamente, entre el voluntario olvido de algunos a su historia, la enajenación y resignación de otros a los tiempos que se viven y el desespero de muchos a encontrar cambios en un chasquear de dedos ha dado la nota final de triunfalismo a una fuerza centro derecha (más derecha que centro): Convergencia i Uniò (CiU), que ha aprovechado su discurso de marketing sobre independentismo y bonanza regional para “atraer” adeptos desde otras filas y despertar a algunos eternos dormidos en el abstencionismo.
Con este panorama es natural preguntarle a los catalanes a dónde desean ir en su caminar político.
Para los independentistas, hago hincapié en que esta tendencia lleva como acepción la lucha (pacífica o armada) por la separación de un territorio respecto a un estado o estados que se encuentran circunscritos, con el planteamiento de lograr independencia y soberanía en referencia al desarrollo económico, político, cultural, idiomático y social, sin otros condicionamientos que lo decididos por los que construyen su propia nación. La injerencia y la hegemonía exterior son inaceptables.
Sin embargo, CiU ha sido un risueño baluarte de las políticas imperiales y del establishment dictatoriales en países latinoamericanos. Venezuela desea construir su propio camino independentista y socialista; sin embargo, el CiU ha aplaudido a la derecha de ese país (vendida al imperialismo yanqui) que llevó a cabo un golpe de estado al presidente constitucional Hugo Chávez en el 2002 (sin con esto dejar de mencionar los nexos directos de CiU con personeros movilizados a una dura oposición contra la Revolución bolivariana).
También, el CiU aplaudió el golpe de estado realizado en Honduras contra Manuel Zelaya, manipulando las mismas mentiras orientadas desde Estados Unidos, argumentando supuestas inconstitucionalidades por parte del mandatario depuesto ¿Es inconstitucional llevar a cabo un referéndum con el pueblo? Entonces tendremos que decir que ha sido inconstitucional el referéndum realizado en Cataluña sobre su independentismo y se le debería castigar a los catalanes con un golpe de estado y la imposición de un gobierno sanguinario, como el implantado en Honduras con Roberto Micheletti (primero) y después con Porfirio Lobo Sosa, que sigue manchando esa tierra con la sangre de su pueblo.
Estoy seguro que con una profunda y justa lógica, la posición del CiU ha sido totalmente inadecuada, ya que toda consulta con el pueblo es democrático, tanto aquí como en cualquier otro país. Lo que no es democrático es responder solamente a los intereses de la alta burguesía capitalista (algo que sí va con el CiU).
Estoy seguro que con una profunda y justa lógica, la posición del CiU ha sido totalmente inadecuada, ya que toda consulta con el pueblo es democrático, tanto aquí como en cualquier otro país. Lo que no es democrático es responder solamente a los intereses de la alta burguesía capitalista (algo que sí va con el CiU).
Pero el CiU es simpatizante con la disidencia cubana, de esos mismos personeros que cobran en la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana y que son orientados por el personal diplomático de la sección consular para llevar a cabo su labor opositora frente al proceso revolucionario de Cuba. Minúscula disidencia que no tiene respaldo en los millones de cubanos que ponen empeño en mantener su proceso socialista, independiente y soberano, frente a las adversidades que les impone el bloqueo genocida norteamericano.
¿Cómo es posible que el CiU levante banderas de independentismo con referencia a España y por otro lado se regocije con aquellos cubanos que intentan minar la Revolución de su propio país y cercenar la independencia de la Isla con la anexión y sometimiento de la misma al imperialismo?
Si la excusa del CiU para ir en contra de la Revolución cubana es manipular como “Dictadura” que Fidel Castro haya sido el presidente de la Isla Caribeña desde 1976 hasta su voluntaria renuncia en el 2008 y que le sucedió Raúl Castro en el mandato; pues debo recordar que ambos han sido electos como presidentes en procesos electorales que nacen desde el pueblo y sin millonarias campañas electorales partidistas; sin el uso de la fuerza, sino con la razón y el derecho de cada ciudadano cubano; ¡Ah! y no con un 59,95% de participación de la población con derecho en el proceso electoral (como en Cataluña), sino con más del 95% de la población cubana y finalmente la mayoría de los votos parlamentarios para la selección de Fidel y Raúl como presidentes de Cuba en cada momento. Además, en Cuba se vota por las personas con capacidad y ejemplo, indistintamente de su afiliación o no política; aquí en Cataluña se ha votado por un partido político que impone la persona que desea como presidente.
El acto de independencia de Cuba, Convergencia i Uniò lo irrespeta con su posición injerencista. Algo contradictorio para quien levanta banderitas de independentismo ¿Verdad?
Pero lo más sorprendente es cómo la sociedad catalana ha olvidado la posición del CiU frente a las medidas de recortes sociales y laboral, tomadas por el gobierno del PSOE (tripartito en Cataluña (PSC, ICV-EUiA y ERC)), las cuales se engendraron como consecuencias de la forzada presión ejercida desde la derecha (contando también al Partido Popular, por supuesto) y que después ambas fuerzas políticas optaron por la abstención o el rechazo a las mismas, para aparecer como aguerridos y angelicales defensores de los derechos del pueblo.
El Partido Popular, otra fuerza política que le han regocijado con cierto triunfo, cuando es otro compinche de campañas contra los procesos sociales de soberanía e independencia que se erigen en Latinoamérica y del que se lleva a cabo por más de 50 años en Cuba.
Además, el Partido Popular sólo ha adoptado la posición de dictarle al actual gobierno (del PSOE) lo que debe hacer sin que ello conlleve un programa de medidas que verdaderamente favorezca al pueblo, pero sí con una posición beligerante y ofensiva en todo momento.
A las fuerzas de izquierda, quedaría pensar en una estrategia que funda mucho más sus intereses, los cuales los lleve, inexorablemente, a fortalecer su unión y acercamiento al pueblo, más que a la división que experimentan en estos días.
Algo en lo que discrepo totalmente con el señor Joan Puigcercós (ERC), es que un acto democrático no es compatible con los mandatos presidenciales de turno, como quiso dar a entender en sus declaraciones frente a la derrota alcanzada. El acto democrático se representa en el deseo del pueblo catalán en favorecer una fuerza política para lograr un cambio añorado en el proceso de dirección, pero no en turnarse los períodos gubernamentales.
A los que votaron por Laporta, pienso que han depositado sus esperanzas en un oportunista que demostró su neta incapacidad para liderar un club futbolístico. Estoy seguro que todos habrían ganado verdaderamente si hubiesen vertido sus esfuerzos en lanzar como candidato a Pep Guardiola (si éste accedía) puesto que para ser un capitalista ha demostrado con gran humildad un digno respeto a todos aquellos que le antecedieron y a quienes actualmente laboran con él para laurear con merecidos triunfos al Futbol Club de Barcelona. Guardiola ha demostrado su entera capacidad para lograr un trabajo de equipo, con certera unidad, con una admirable modestia y sin menospreciar (en todos los sentidos) a sus enemigos del campo.
Ahora, para quienes han leído hasta esta línea mi opinión (y son independentistas), tengan presente que no menosprecio en lo absoluto sus esperanzas y deseos a lograr la independencia de Cataluña, siempre que se lleve por la vía pacífica y diplomática (sin posiciones belicistas o de desorden social) para salvaguardar su rica cultura y desarrollar una sociedad con igualdad para todos sus ciudadanos. Aunque espero, también, que algún día muy cercano, España sepa aprovechar con mayor justicia la variedad cultural que hoy en día la forma.
Queda un período gubernamental a evaluar a partir de ahora, donde los pasos del CiU, a la cabecera del gobierno, demostrarán su verdadero rostro, nada compatible con las demandas y necesidades reales que se proclaman hoy en Cataluña.
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