A partir del 12 de octubre del presente año, la esperanza viaja por las calles de Estados Unidos con banderas cubanas, dibujada en los sanos rostros de infantes que llevan un mensaje de paz, armonía, amistad y lleno de esa creciente alegría cultural y libertad que se respira en la Isla caribeña desde hace ya 52 años.
La Colmenita, Compañía (cubana) de Teatro Infantil, único declarado como Embajador de Buena Voluntad por la UNICEF, hace su recorrido por varias ciudades de ese país, exhibiendo representaciones de cuentos y fábulas (como la Cucarachita Martina y Abracadabra), poniendo en práctica todo un arcoíris de fantasías y juegos teatrales y musicales, donde los niños, tanto los de la compañía como los espectadores, son los verdaderos protagonistas en cada actuación.
En California, Nueva York, San Francisco y otras se abren escenarios para los encuentros de los infantes colmeneros con el pueblo norteamericano: El Harriet Trubman Learning Center, escuela pública de Harlem; el teatro del Centro Hostos para las Artes y la Cultura en el Bronx neoyorquino, son ejemplos del paso de los niños cubanos.
“… los niños son la esperanza del mundo”: dijo el apóstol José Martí en su obra “La Edad de Oro” y la muestra se manifiesta en esta generación que ratifica que hay un mejor futuro para vivir, donde las injusticias no tienen cabida en la relación de los pueblos.
Además de las actuaciones, también tuvieron la oportunidad de entrevistarse con las congresistas Laura Richardson y Bárbara Lee, quienes quedaron emocionadas con el encuentro.
Sin embargo, mientras corazones sanos y limpios se regocijaban en el intercambio con los niños, en otro extremo del Congreso se vertía el odio de quienes prefieren ver sucumbir a todo un pueblo sin importarle el costo humano ni material. La llamada “Loba Feroz”, Ileana Ros-Lehtinen, no dejó pasar ocasión para verter su veneno, arremetiendo vilmente con sádicos y pérfidos manifiestos, expuestos en su carta dirigida a la Secretaria de Estado Hillary Clinton. Evidentemente, esta congresista no se cansa de promover actos vandálicos contra Cuba, teniendo en cuenta que se le retuercen las vísceras al palpar la amplia aceptación y el sincero júbilo con los que son recibidos los colmeneros en cada una de sus paradas y encuentros con el pueblo de esa gran nación.
Mientras Cuba cultiva en las nuevas generaciones virtudes de humanismo, respeto, solidaridad y apego a las raíces históricas; mientras se crecen mujeres y hombres decididos firmemente a resistir en la lucha por la defensa de la patria sin flaquear en los principios, sorteando con dignidad el escabroso camino impuesto por los obstáculos del enemigo, la congresista Ros-Lehtinen, carente total de cualidades humana y motivada sólo por el indigno interés político de establecer la agresión como relación para el lucro y negocio de su mafia cubanoamericana, tiene que lidiar con las amplias manifestaciones que se levantan en Estados Unidos contra la guerra en Irak y Afganistán (apoyadas por ella), con el creciente movimiento de Indignados que protestan contra ese sistema económico y financiero infernal (defendido por ella) y por el rechazo internacional a la política imperial de dominio que establece el lobby que ella representa dentro del gobierno norteamericano.
José Martí sentenció: “¡Oh, que hermosa, la gratitud de los niños, la pura gratitud no envenenada!”. Es la misma gratitud que estos niños refuerzan con intercambios culturales basados en el trato amistoso, sincero y de gran respeto mutuo, los cuales han sido recíprocos.
El mensaje de los niños de La Colmenita se asienta en llevar la realidad de la Isla a cada rincón del mundo; así como la lucha del pueblo cubano por mantener su independencia, su soberanía y la defensa de sus conquistas de beneficios sociales. De igual manera, denunciaron las injustas condenas de encarcelaciones impuestas a los cinco héroes cubanos, quienes sólo actuaron en defensa de su pueblo y contra los terroristas asentados en Estados Unidos. Los colmeneros llevaron estas verdades a diversos sectores de esa sociedad, desconocedores de esa realidad.
En este viaje, los colmeneros también van pasado por museos, plazas y hasta diversas escuelas donde el intercambio ronda desde un baile hasta un amistoso y entretenido encuentro deportivo de fútbol. Pero la alegría de todos ellos también se creció cuando por sorpresa René González, Fernando González y Ramón Labañino se pusieron indistintamente en contacto vía telefónica para darles un caluroso saludo y el agradecimiento por la gran labor que realizan con sus presentaciones.
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