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sábado, 19 de noviembre de 2011

“Pa’ recargar las pilas”

A quienes tienen la gentileza de buscar en mi blog una información fidedigna de la realidad cubana y del ámbito internacional; a quienes leen mis opiniones personales, reflejadas como una lechuga entre otras entradas; a quienes me han escrito para apoyarme, sugerirme o constructivamente criticarme con el objetivo de mejorar el blog, les comunico que me tomaré un pequeñito descanso: ¡Me voy pa’ Cuba a recargar las pilas!... ¡Ya era hora!

Tocar nuevamente el cielo, la tierra y el calor humano de Cuba (principalmente de la familia) me es tan importante y necesario como respirar.

Disfrutar del aire de la Revolución, de bien cerca, también me da mucha carga positiva y para seguir con el trovadoresco canto guajiro:

Cuba, que linda es Cuba/

Quien la defiende la quiere más.

Cuba para mí es como el pequeño fragmento que publiqué en el blog de la Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí:

CUBA
Es la madre que nos dejó nacer en sus brazos, dándonos el calor de su seno tropical y alimentándonos de la savia de su historia, entrelazada de hispanidades y africanas leyendas, entre la lucha emancipadora y la madurez de la autodeterminación futura.

Ella nos brindó sus curvilíneas calles para los juegos infantiles, su acariciante brisa costera, el susurro de cada canto de pájaro y el declamar de su naturaleza.

CUBA
Es la novia que nos dio el primer beso cuando ya trovábamos entre el estudio y la labor del campo, la que nos hizo dar nuestros primeros pasillos de bailes, desde la salsa de los Van Van con “Pastorita” hasta con la disco de los Boney M.

Es la novia que nos concentró con la juventud toda en sus alegres y patrióticas manifestaciones.

CUBA
Es la esposa que nos dio nuestros hijos e hijas, compartió su trabajo con el nuestro, escuchó nuestros problemas y puso su empeño por hacer cada momento más romántico y con el optimismo puesto en la alegría del nuevo día.

CUBA
Es la compañera que marcha a nuestro lado, sin importar dónde estemos. Es la que dialoga con la bandera de la solidaridad en la punta de sus palmas, estrecha la mano con firmeza y abraza con la sinceridad en sus palabras.

Es la compañera con la cual dialogamos de ideología, economía política, estrategia laboral, compañerismo, emulación socialista, ayuda incondicional y practicamos la solidaridad internacionalista.

Es con la que bailamos en los cumpleaños colectivos, analizamos en las reuniones de vecinos, criticamos lo injusto y lo incorrecto en los diferentes y apropiados escenarios sociales, la que alaba a quienes merecen reconocimiento por la gran labor que realizan y encarna el principio más preciado de su esencia: la Unidad.

CUBA
Es la madre, la novia, la esposa y/o la compañera que pide a todos nosotros que la cuidemos de quienes intentan denigrarla con falacias; que la defendamos de quienes intentan agredirle con invasiones militares, por la aplicación de leyes injustas e ilegalmente extraterritoriales o con oportunistas acciones de villanía.

Como calificó nuestro apóstol José Martí, nosotros los “cubanos buenos” tenemos que ponernos en fila para no permitir que ni cubanos indignos ni extranjeros mancillen a nuestra tierra.

Voy para la pequeña isla del archipiélago cubano, la cual guarda en sus registros muchos nombres, desde aborígenes hasta los lamentables adjudicados con la colonia; pero hoy en día lleva para orgullo de su historia el nombre de Isla de la Juventud, ganado un 2 de agosto de 1978, después que la juventud cumpliera con el llamado de Fidel de revolucionar el territorio. Allí acudieron jóvenes de todo el país para desarrollar la vida económica, política, social, cultural y demás; teniendo en cuenta la depauperación en la que vivía la pequeña población existente antes de enero de 1959. Muchos de estos jóvenes allí se quedaron asentados y nacieron las nuevas generaciones.

Durante los siglos XVI-XVII este territorio fue marcado por las visitas de piratas y corsarios; en los siglos XVIII y XIX por la deportación de presos hasta el fin de la colonial española; pero después, a principios del siglo XX por la intentona del gobierno norteamericano de ubicar a la isla fuera de la jurisdicción legal cubana para establecer un cónclave militar, también por la vergonzosa existencia del mal llamado Presidio Modelo (centro penitenciario y cuna de crímenes del régimen batistiano, apoyado por el imperialismo yanqui); además del interés, por parte de la dictadura batistiana, de situar allí un enclave de casinos para el negocio ilícito y el lavado de dinero a través de juego (el Colony fue el comienzo, aunque quedó truncado por el triunfo revolucionario en 1959).

Este pequeño terruño dio cobijo al joven José Martí, pero también dio sus héroes: el primer mártir: Bruno Hernández Blanco, la heroína Evangelina Cossío, ambos jugaron un papel importante en el levantamiento contra la corona española en el territorio; Rafael Cepero Muñoz, Jesús y Magalis Montané Oropesa, combatientes del M-26-7, entre tantos otros que contribuyeron a la lucha por la independencia, al triunfo en 1959 y al desarrollo de la Revolución.

La Isla de la Juventud, con la Revolución, ha sido un punto de internacionalismo, de solidaridad humana, de encuentro de muchas culturas conviviendo con la cubana, un territorio que ha servido y aún sirve a la humanidad.

Allí, con el susurrar de los zapatos marcando el Sucu-Suco pinero y el compás de las canciones caimaneras, se levanta toda una riqueza digna de apreciar.

Ahora, para quienes me esperan o no, de todas formas estaré de vuelta en un par de semanas para seguir llenando este blog de las verdades de Cuba y contra las mentiras de los monopolios des-informativos capitalistas y los contratados secuaces al servicio del imperialismo.

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