Agrupaciones estudiantiles, sindicales, académicas y 
otras organizaciones sociales rinden homenaje hoy a las víctimas del golpe de 
Estado que hace 39 años derrocó al presidente Salvador Allende, y estableció la 
dictadura de Augusto Pinochet.
Las actividades de recordación incluyen actos ante el 
monumento al presidente Allende, ubicado frente al Palacio de la Moneda, que el 
11 de septiembre de 1973 fuera atacado por efectivos del Ejército y bombardeado 
por la Fuerza Aérea para echar abajo al gobierno de la Unidad 
Popular.
Además, la Universidad de Santiago convocó a la 
comunidad universitaria a conmemorar los hechos, en recordación de los 62 
muertos de esa casa de estudios durante los sucesos, entre ellos el cantautor 
Victor Jara.
La principal conmemoración se realizó el domingo 
último, en una marcha en la que participaron miles de personas, y que concluyó 
frente al Cementerio General, en las inmediaciones del memorial de los detenidos 
desaparecidos y los ejecutados políticos.
El gobierno del presidente Sebastián Piñera dijo que no 
estaban contempladas actividades oficiales de recordación.
De acuerdo con el segundo informe de la Comisión 
Valech, entregado en agosto de 2011 al presidente Piñera, las víctimas de la 
dictadura de Pinochet suman más de 40 mil, de ellas más de tres mil 
muertos.
En la mañana del 11 de septiembre de 1973 los 
acontecimientos se sucedieron de manera relámpago. Una vez que Allende recibió 
el primer parte sobre la sublevación de los uniformados, se dirigió a La Moneda, 
cuando aún el palacio era custodiado por la policía de Carabineros.
Tras conocerse el primer comunicado de la Junta 
Militar, esa fuerza comenzó a retirarse, hasta dejar desprotegida La Moneda, 
solo defendida por el Presidente, su guardia personal, miembros de su gobierno y 
otro personal de la casa ejecutiva.
El mandatario llegó alrededor de las 7.30 hora local al 
palacio, y unos 45 minutos más tarde comenzó la agresión armada por 
tierra.
Cerca del mediodía, Allende pronunció a través de Radio 
Magallanes su último mensaje al país, en el cual expresaba la decisión de 
combatir hasta el final en defensa de la constitucionalidad.
Poco después, aviones Hawker Hunter de la Fuerza Aérea 
de Chile comenzaron a lanzar cohetes contra la mansión presidencial, cuyos 
defensores, en combate desigual, no pudieron resistir la embestida de las 
fuerzas armadas, al mando del general Pinochet.
Allende fue encontrado muerto en el interior de la 
Moneda, junto a su fusil, un regalo del líder de la Revolución cubana, Fidel 
Castro.
“El golpe contra el Gobierno Popular presidido por 
Salvador Allende sólo fue posible por la intervención de una potencia 
extranjera: los Estados Unidos”, escribió poco antes de morir la emblemática 
dirigente comunista chilena Gladys Marín.
Según trascendió años después de la asonada golpista, 
cuando el asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense Richard 
Nixon, Henry Kissinger, conoció en 1970 la victoria de Allende, expresó: “No veo 
por qué tenemos necesidad de estar parados y ver un país ir al comunismo por la 
irresponsabilidad de su propio pueblo”.

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