Tomado de CubaDebate.
Por Paul Craig Roberts
El gobierno de Estados Unidos
 y sus pueblos avasallados piensan que Estados Unidos es “la única 
superpotencia del mundo”. ¿Pero cómo puede ser un país una superpotencia
 si todo su gobierno y una mayoría de sus súbditos, especialmente los 
miembros de iglesias evangélicas, se arrastran ante el primer ministro 
israelí? ¿Cómo puede ser un país una superpotencia cuando carece del 
poder para determinar su propia política exterior en Medio Oriente? Un país semejante no es una superpotencia. Es un Estado títere.
En los últimos días hemos presenciado, una vez más, cómo la 
“superpotencia EE.UU.” se arrastra a los pies de Netanyahu. Cuando este 
decidió volver a asesinar a mujeres y niños palestinos en Gaza, a seguir
 destruyendo lo que queda de la infraestructura social del gueto de Gaza
 y a declarar que los crímenes de guerra israelíes y los crímenes 
israelíes contra la humanidad son solo un ejercicio de “autodefensa”, el
 Senado de EE.UU., la Cámara de Representantes de EE.UU., la Casa Blanca
 y los medios de EE.UU., declararon rápidamente su apoyo a los crímenes 
de Netanyahu.
El 16 de noviembre el Congreso de la “superpotencia”, la Cámara y el 
Senado, aprobaron por abrumadora mayoría las resoluciones escritas para 
ellos por AIPAC. El Lobby de Israel
 conocido como el Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel, el único 
agente extranjero que no necesita registrarse como agente extranjero. El
 Global News Service of the Jewish People informó con orgullo de su 
poder sobre Washington. http://current.com/19su0kc 
Demócratas y republicanos compartieron el deshonor de servir a Israel
 y al mal en lugar de a EE.UU. y a la justicia para los palestinos.
La Casa Blanca obedeció rápidamente las exigencias del Lobby de 
Israel. El presidente Obama anunció que “apoya plenamente” el ataque de 
Israel a Gaza. Ben Rhodes, consejero adjunto de seguridad nacional de la
 Casa Blanca, dijo a los medios el 17 de noviembre que la Casa Blanca 
“quiere lo mismo que lo que quieren los israelíes”. Se trata de una 
exageración, ya que muchos israelíes se oponen a los crímenes del 
gobierno israelí, que no es el gobierno de Israel, sino el gobierno de 
los “colonos”, es decir los inmigrantes hambrientos de tierras que están
 robando ilegalmente, con el apoyo de Netanyahu, las tierras de los 
palestinos.
El Israel de Netanyahu es el equivalente de los Republicanos de 
Lincoln de hace 150 años. Entonces no existía una ley internacional que 
protegiera a los Estados del sur que abandonaron la unión voluntaria, un
 derecho constitucional, a fin de evitar ser explotados por los 
intereses de negocios del norte. Subsiguientemente, el ejército de la 
Unión, después de devastar el sur, se volvió contra los indios 
americanos, y no existía ninguna ley internacional que protegiera a los 
indios americanos de los asesinatos y desposeimiento por parte de los 
ejércitos de Washington.
Washington afirmó que sus fuerzas invasoras estaban amenazadas por 
los arcos y flechas de los indios. Actualmente existe un derecho 
internacional para proteger a los residentes palestinos de Cisjordania y
 Gaza. Sin embargo, cada vez que el mundo trata de responsabilizar al 
gobierno israelí de sus crímenes, el títere de Israel en Washington veta
 la decisión de la ONU.
La idea de que Israel está amenazado por los palestinos es tan 
absurda como la idea de que EE.UU. está amenazado por Afganistán, Irak, 
Libia, Yemen, Siria, Somalia, Pakistán o Irán. Ningún gobierno de estos 
países ha hecho nunca declaraciones amenazadoras a EE.UU. Y aunque lo 
hubieran hecho no tendría sentido. Si una superpotencia puede sentirse 
amenazada por países tan impotentes y distantes, no es una 
superpotencia.
Satanizar a la víctima es una manera de ocultar crímenes del Estado. 
Los medios impresos y televisivos de EE.UU. son inútiles como críticos 
de los crímenes del Estado. Los únicos crímenes de los que informan se 
achacan a “terroristas”, es decir a los que resisten a la hegemonía de 
EE.UU., y a altunos estadounidenses como Bradley Manning y Sibel 
Edmonds, quienes liberan la verdad del secreto oficial. Julian Assange 
de WikiLeaks sigue estando en peligro a pesar del asilo que le ha 
otorgado el presidente de Ecuador, ya que Washington tiene poco respeto 
al derecho internacional.
En EE.UU., el ejercicio de la Primera Enmienda está empezando a 
considerarse un crimen contra el Estado. El propósito de los medios ya 
no es encontrar la verdad, sino proteger las mentiras oficiales. Decir 
la verdad ha desaparecido esencialmente, ya que es demasiado caro para 
los periodistas que se atreven a hacerlo. Para conservar su empleo 
tienen que servir a Washington y a los grupos de intereses privados 
servidos por Washington.
Para defender los últimos crímenes de guerra de Israel del 19 de 
noviembre, el presidente Obama dijo: “ningún país del mudo toleraría una
 lluvia de misiles provenientes de fuera de sus fronteras”. Pero por 
cierto, numerosos países aguantan los misiles que llueven provenientes 
de EE.UU. El criminal de guerra Obama hace que lluevan misiles en 
Afganistán, Pakistán y Yemen e hizo que llovieran en Libia, Somalia, 
Irak y Siria. Irán podría ser el próximo.
El ataque alemán al Gueto de Varsovia es una de las historias de 
horror de la historia judía. Algo parecido está ocurriendo de nuevo, 
solo que esta vez los perpetradores, no las víctimas, son los judíos. 
Ninguna mano se ha alzado para apartar a Israel del objetivo de la 
operación que según el ministro del Interior israelí, Eli Yishai, 
“enviará a Gaza de vuelta a la Edad Media”.
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