Por Francis y Reinaldo
De sus hermanas de América, fue la última en proclamar la plena igualdad de los hombres y en despojarse del ropaje colonial.
Pacíficos hombres semidesnudos inauguraron su extenso martirologio,
amasijo de sudor y sangre que selló un enero glorioso y antes tuvo su
lucha clandestina, su grito de Tierra o Sangre, su yate heroico, su
Sierra bravía.
Cuando desde Washington se dictó a los títeres de traspatio que la
apartaran del Ministerio de colonias, Raúl Roa, Canciller de verbo
encendido, empinó hasta lo más alto la Dignidad de un pueblo que dijo
¡NO al Girón mercenario! y ¡SÍ al socialismo liberador de las grandes
mayorías!
En nido de barro ajeno, se retuerce el águila imperial norteña: donde
quiere un paso atrás, se afianza el rumbo propio; donde busca apartar
corazones, se agiganta el abrazo de muchos.
Hace 54 eneros, abrió para sí y para las demás hermanas del
continente -y de otros confines del orbe- una página de amor y de
esperanza, luego distinguida con la luz del Alba de Fidel, Chávez, Evo y
otros hijos de América.
Así se yergue ante el mundo esta Isla rebelde y amorosa:
perfeccionándose a sí misma para servir mejor a los suyos; compartiendo
con los demás pueblos lo poco que tiene, de la mano del mismo Fidel
que sigue vibrando en la montaña, con el fusil, las cinco franjas y la
estrella.
Esta última de mi autoría, que gentilmente reprodujeron en esa web. |
A las anteriores me permito agregarles las siguientes y que comparto con todos:
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