Intervención del LÃder Histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, durante la Sesión de Constitución de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular |
Agradezco profundamente el noble gesto del pueblo al elegirme
como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
No será mucho el tiempo que ocupe en la intervención de hoy, ni tampoco el espacio de este honroso escaño como diputado, y no por falta de voluntad, sino por imperativo de la naturaleza.
Jamás pensé que mi existencia se prolongara tanto, y que el enemigo fuera suficientemente torpe en su odioso oficio de eliminar adversarios decididos a luchar.
En esa desigual lucha, nuestro pueblo demostró su asombrosa capacidad de resistir y de vencer. ¡SÃ, porque cada año de resistencia entre 1959 y 2013 fue una victoria que nuestro pequeño paÃs tiene derecho a proclamar!
No luchamos por gloria ni honores; luchamos por ideas que consideramos justas, a las que, como herederos de una larga lista de ejemplos, millones de cubanos han consagrado su juventud y su vida. Una cifra lo expresa todo: a ochocientas mil personas se eleva el número de los cubanos que han cumplido abnegadas misiones internacionalistas. Si al triunfo de la Revolución en el año 1959 no llegábamos a 7 millones de habitantes, se puede medir el significado de tales esfuerzos.
Esto sin embargo no lo expresa todo. En octubre de 1962, la nación estuvo a punto de convertirse en campo de batalla nuclear. Un año y medio antes, en abril de 1961, una expedición mercenaria entrenada, armada y escoltada por la Marina de Estados Unidos, desembarcó en BahÃa de Cochinos y estuvo a punto de provocar una sangrienta guerra que habrÃa costado a los invasores norteamericanos cientos de miles de vidas —lo afirmo sin exageración— y a nuestro paÃs, destrucción y pérdidas humanas realmente incalculables. PoseÃamos entonces alrededor de cuatrocientas mil armas y sabÃamos cómo usarlas. En menos de 72 horas el fulminante contraataque revolucionario evitó aquella tragedia, tanto a Cuba, como al pueblo de Estados Unidos.
Fuimos vÃctimas de la "guerra sucia" durante mucho tiempo, y 25 años después de la Crisis de Octubre, tropas internacionalistas defendÃan Angola de los invasores racistas sudafricanos, provistos ya en esa época de varias armas nucleares con tecnologÃa y partes esenciales suministradas por Israel con la aprobación de Estados Unidos. En aquella ocasión la victoria de Cuito Cuanavale, y el posterior avance resuelto y audaz de las fuerzas cubanas y angolanas, equipadas con los medios aéreos, antiaéreos y la organización adecuada para liberar territorios todavÃa ocupados por los invasores, disuadieron a Sudáfrica, de que no le quedaba otra alternativa que abandonar sus ambiciones nucleares y sentarse en la mesa de negociaciones: El odioso sistema racista dejó de existir.
Entre todos hemos llevado a cabo la modesta proeza de una Revolución profunda que, partiendo de cero, nuestro pueblo fue capaz de realizar. A los primeros núcleos revolucionarios se fueron sumando otros. Nos unÃa el deseo de luchar y el dolor por la tragedia del paÃs ante el golpe brutal. Mientras unos tenÃan esperanzas en un futuro al que veÃan todavÃa muy lejano, otros meditábamos ya en la necesidad de dar un salto en la historia.
Entre el golpe de Estado del 10 de Marzo de 1952 y el 1º de Enero de 1959 transcurrieron solo 6 años y 296 dÃas; por primera vez, en nuestra Patria, el poder habÃa quedado totalmente en manos del pueblo.
La batalla comenzó entonces contra la ignorancia polÃtica y los principios antisocialistas que el imperio y la burguesÃa habÃan sembrado en nuestro paÃs. La lucha de clases desatada a pocas millas de la sede del imperio fue la escuela polÃtica más eficiente que ha tenido nunca un paÃs; hablo de una escuela que abrió sus puertas hace más de 50 años. Hombres y mujeres, desde los pioneros hasta las personas que posean muchos más años, hemos sido alumnos de esa escuela.
Sin embargo la gran batalla que, de acuerdo a lo que me contaba Raúl hace unos dÃas, se impone, es la necesidad de una lucha enérgica y sin tregua contra los malos hábitos y los errores que en las más diversas esferas cometen diariamente muchos ciudadanos, incluso militantes.
La humanidad ha entrado en una etapa única de su historia. Los últimos decenios no guardan relación alguna con los miles de siglos que la precedieron.
En el año 2011 la población mundial arribó a 7 mil millones de habitantes, lo que constituye una cifra alarmante. En solo dos siglos la población del mundo se multiplicó por siete, alcanzando un ritmo de necesidades alimentarias vitales que la ciencia, la tecnologÃa y los recursos naturales del planeta están muy lejos de lograr.
Pueden hacerse decenas de cálculos, hablar de Malthus o del Arca de Noé, basta saber lo que es un gramo y lo que produce una hectárea de cualquier alimento y sacar sus conclusiones.
Tal vez el Primer Ministro inglés o el presidente Obama sepan la respuesta que prolongue unos dÃas más la vida humana, la multiplicación de los panes y los peces, y las palabras mágicas para persuadir a los africanos, los habitantes de la India, América Latina y todos los paÃses del Tercer Mundo, de que no tengan hijos.
Hace dos dÃas una agencia internacional recordaba que un multimillonario estadounidense, Dennis Tito, habÃa gastado 20 millones de dólares para pagar su viaje a la Estación Espacial Internacional, donde permaneció varios dÃas en el año 2001.
Ahora Tito, que parece ser de verdad un fanático de la exploración espacial, estaba discutiendo los detalles para incursionar al planeta Marte. El viaje durará 501 dÃas. ¡Eso sà es disfrutar la plusvalÃa! Mientras los polos se derriten velozmente, el nivel de los mares sube por el cambio climático, inundando grandes áreas en unas pocas decenas de años, todo lo cual supone que no habrá guerras y las sofisticadas armas que se están produciendo a ritmo acelerado no se usarán nunca. ¿Quién los entiende?
Concluyo para cumplir mi promesa de ser breve en estas palabras de saludo a nuestra Asamblea Nacional.
En el 118 Aniversario del Grito de Baire y el 160 del nacimiento de nuestro Héroe Nacional, me complace rendir tributo al revolucionario, antiimperialista y bolivariano que sembró en nuestros jóvenes las primeras semillas del deber.
No será mucho el tiempo que ocupe en la intervención de hoy, ni tampoco el espacio de este honroso escaño como diputado, y no por falta de voluntad, sino por imperativo de la naturaleza.
Jamás pensé que mi existencia se prolongara tanto, y que el enemigo fuera suficientemente torpe en su odioso oficio de eliminar adversarios decididos a luchar.
En esa desigual lucha, nuestro pueblo demostró su asombrosa capacidad de resistir y de vencer. ¡SÃ, porque cada año de resistencia entre 1959 y 2013 fue una victoria que nuestro pequeño paÃs tiene derecho a proclamar!
No luchamos por gloria ni honores; luchamos por ideas que consideramos justas, a las que, como herederos de una larga lista de ejemplos, millones de cubanos han consagrado su juventud y su vida. Una cifra lo expresa todo: a ochocientas mil personas se eleva el número de los cubanos que han cumplido abnegadas misiones internacionalistas. Si al triunfo de la Revolución en el año 1959 no llegábamos a 7 millones de habitantes, se puede medir el significado de tales esfuerzos.
Esto sin embargo no lo expresa todo. En octubre de 1962, la nación estuvo a punto de convertirse en campo de batalla nuclear. Un año y medio antes, en abril de 1961, una expedición mercenaria entrenada, armada y escoltada por la Marina de Estados Unidos, desembarcó en BahÃa de Cochinos y estuvo a punto de provocar una sangrienta guerra que habrÃa costado a los invasores norteamericanos cientos de miles de vidas —lo afirmo sin exageración— y a nuestro paÃs, destrucción y pérdidas humanas realmente incalculables. PoseÃamos entonces alrededor de cuatrocientas mil armas y sabÃamos cómo usarlas. En menos de 72 horas el fulminante contraataque revolucionario evitó aquella tragedia, tanto a Cuba, como al pueblo de Estados Unidos.
Fuimos vÃctimas de la "guerra sucia" durante mucho tiempo, y 25 años después de la Crisis de Octubre, tropas internacionalistas defendÃan Angola de los invasores racistas sudafricanos, provistos ya en esa época de varias armas nucleares con tecnologÃa y partes esenciales suministradas por Israel con la aprobación de Estados Unidos. En aquella ocasión la victoria de Cuito Cuanavale, y el posterior avance resuelto y audaz de las fuerzas cubanas y angolanas, equipadas con los medios aéreos, antiaéreos y la organización adecuada para liberar territorios todavÃa ocupados por los invasores, disuadieron a Sudáfrica, de que no le quedaba otra alternativa que abandonar sus ambiciones nucleares y sentarse en la mesa de negociaciones: El odioso sistema racista dejó de existir.
Entre todos hemos llevado a cabo la modesta proeza de una Revolución profunda que, partiendo de cero, nuestro pueblo fue capaz de realizar. A los primeros núcleos revolucionarios se fueron sumando otros. Nos unÃa el deseo de luchar y el dolor por la tragedia del paÃs ante el golpe brutal. Mientras unos tenÃan esperanzas en un futuro al que veÃan todavÃa muy lejano, otros meditábamos ya en la necesidad de dar un salto en la historia.
Entre el golpe de Estado del 10 de Marzo de 1952 y el 1º de Enero de 1959 transcurrieron solo 6 años y 296 dÃas; por primera vez, en nuestra Patria, el poder habÃa quedado totalmente en manos del pueblo.
La batalla comenzó entonces contra la ignorancia polÃtica y los principios antisocialistas que el imperio y la burguesÃa habÃan sembrado en nuestro paÃs. La lucha de clases desatada a pocas millas de la sede del imperio fue la escuela polÃtica más eficiente que ha tenido nunca un paÃs; hablo de una escuela que abrió sus puertas hace más de 50 años. Hombres y mujeres, desde los pioneros hasta las personas que posean muchos más años, hemos sido alumnos de esa escuela.
Sin embargo la gran batalla que, de acuerdo a lo que me contaba Raúl hace unos dÃas, se impone, es la necesidad de una lucha enérgica y sin tregua contra los malos hábitos y los errores que en las más diversas esferas cometen diariamente muchos ciudadanos, incluso militantes.
La humanidad ha entrado en una etapa única de su historia. Los últimos decenios no guardan relación alguna con los miles de siglos que la precedieron.
En el año 2011 la población mundial arribó a 7 mil millones de habitantes, lo que constituye una cifra alarmante. En solo dos siglos la población del mundo se multiplicó por siete, alcanzando un ritmo de necesidades alimentarias vitales que la ciencia, la tecnologÃa y los recursos naturales del planeta están muy lejos de lograr.
Pueden hacerse decenas de cálculos, hablar de Malthus o del Arca de Noé, basta saber lo que es un gramo y lo que produce una hectárea de cualquier alimento y sacar sus conclusiones.
Tal vez el Primer Ministro inglés o el presidente Obama sepan la respuesta que prolongue unos dÃas más la vida humana, la multiplicación de los panes y los peces, y las palabras mágicas para persuadir a los africanos, los habitantes de la India, América Latina y todos los paÃses del Tercer Mundo, de que no tengan hijos.
Hace dos dÃas una agencia internacional recordaba que un multimillonario estadounidense, Dennis Tito, habÃa gastado 20 millones de dólares para pagar su viaje a la Estación Espacial Internacional, donde permaneció varios dÃas en el año 2001.
Ahora Tito, que parece ser de verdad un fanático de la exploración espacial, estaba discutiendo los detalles para incursionar al planeta Marte. El viaje durará 501 dÃas. ¡Eso sà es disfrutar la plusvalÃa! Mientras los polos se derriten velozmente, el nivel de los mares sube por el cambio climático, inundando grandes áreas en unas pocas decenas de años, todo lo cual supone que no habrá guerras y las sofisticadas armas que se están produciendo a ritmo acelerado no se usarán nunca. ¿Quién los entiende?
Concluyo para cumplir mi promesa de ser breve en estas palabras de saludo a nuestra Asamblea Nacional.
En el 118 Aniversario del Grito de Baire y el 160 del nacimiento de nuestro Héroe Nacional, me complace rendir tributo al revolucionario, antiimperialista y bolivariano que sembró en nuestros jóvenes las primeras semillas del deber.
¡Muchas gracias!
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