Tomado del sitio de Pascual Serrano.
Por Pascual Serrano.
“Llevamos 200 años inoculando cánceres en el laboratorio”
 Hasta prestigiosos especialistas en oncología han destacado la 
“epidemia” de cáncer entre presidentes latinoamericanos de izquierda. 
“Llama mucho la atención que, justo cuando Estados Unidos está perdiendo
 la batalla por el control de Sudamérica, hayan aparecido en poco tiempo
 cinco casos de presidentes, ninguno afín, con cáncer. Uno se pregunta, 
¿aquí que pasa?”, afirma el doctor Carlos Cardona, médico especialista 
en oncología molecular, que ha estado 16 años investigando el cáncer en 
universidades tan prestigiosas como Cambridge y Birmingham, en Inglaterra, o en el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson de Seattle, donde hicieron el trasplante de médula ósea al tenor José Carreras.
En unas declaraciones al diario ABC Cardona afirma que “al contrario 
de lo que piensa mucha gente, técnicamente es posible que el cáncer que 
terminó con la vida de Hugo Chávez fuera inoculado con la intención de 
asesinarle” (ABC, 15-3-2013). Si bien los oncólogos clínicos tienen 
dudas al respecto, Cardona señala que los oncólogos moleculares llevan 
200 años inoculando cánceres en animales en el laboratorio para 
experimentar. “Yo lo he hecho miles de veces y sé que es posible. Tan 
solo hace falta una inyección puesta en cualquier parte del cuerpo cuyo 
contenido llegue a la sangre”, afirma. Una de las formas -señala- sería 
“inyectar líneas celulares de un tumor que conoces previamente, incluso 
de pacientes que murieron hace 50 años; a través de un oncovirus, es 
decir, un virus que tú has preparado y que lleva los genes de tumores 
supresores que se introducen en las células y producen el cáncer, o 
inyectando directamente carcinógenos químicos”.
“Si Chávez, por ejemplo, hubiera ido al dentista –continúa–, éste 
podría haberle puesto una anestesia y después inocularle un oncovirus o 
un carcinógeno. El paciente no se va a enterar y al cabo de varios meses
 puede desarrollar el cáncer. Hay carcinógenos químicos que son 
específicos de un órgano y otros generalizados que provocan cáncer de 
manera discriminada. Los hay, por ejemplo, que pueden provocan el cáncer
 en la zona pélvica, que es donde se le ha aparecido a Chávez. La 
mayoría de estas cosas dejan huella y, si eres investigador, pueden 
encontrarla pidiendo una muestra del tumor. Puedes ver si ha sido un 
oncovirus, si hay alguna línea celular, también puedes hacer estudios 
genéticos para ver si el cáncer se ha desarrollado de manera natural o 
atípica… Es complicado, pero se puede averiguar”. 
Es verdad que el diario ABC ha publicado numerosas especulaciones 
absurdas sobre la enfermedad de Chávez, pero todas ellas las difundía 
sin una fuente identificada y rigurosa. En esta ocasión se trata del 
testimonio de un especialista reputado en el estudio del cáncer. La 
realidad es que para que la tesis de un envenenamiento por cáncer sea 
sólida harían falta dos condiciones: que técnicamente sea viable y que 
exista un poder enemigo de Chávez con la necesaria capacidad 
tecnológica, vocación criminal y falta de escrúpulos para hacerlo. Las 
declaraciones del doctor Carlos Cardona responden positivamente a lo 
primero. Para lo segundo basta recordar las más de seiscientas veces que
 el mayor enemigo de Chávez, Estados Unidos, ha querido asesinar a Fidel
 Castro (ver libro del periodista Luis Báez El mérito es estar vivo) y la realidad cotidiana de que todas las semanas asesina a decenas de inocentes mediante drones.  

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