
Tomado de JM Alvarez
"Luis, nada es fácil, 
pero hacemos lo que podemos. Ánimo", mensaje SMS de Mariano Rajoy a Luis
 Bárcenas "El Cabrón". De esa manera suplicaba indirectamente, que no 
siguiera largando cosas acerca de los dineros negros. Ni cojones tenía 
para decirle "cállate la boca, cabrón" Pinchen en leer más y verán algunos de los mensajitos.
Mariano Rajoy mantuvo según "El Mundo" una
 línea directa (como mínimo, de mayo de 2011 a marzo de 2013) con Luis 
Bárcenas y le pidió que negara la contabilidad B y los sobresueldos 
según los SMS que intercambiaron y otros contactos en los que también 
participó su mujer Rosalía Iglesias.
En estos SMS se observa 
cómo en 2012 Rajoy intentó calmar a su interlocutor cuando las cosas se 
pusieron feas: "Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. 
Ánimo". Y, ya en 2013, exactamente el día en que 'El Mundo' destapó el 
escándalo de los sobresueldos y 48 horas después de conocerse las 
cuentas suizas, el presidente instó a Bárcenas a "ser fuerte" y le 
expresó su comprensión. 
Los SMS que hoy publica 
'El Mundo' –todos los que se le han facilitado– son una pequeña parte 
del total. Bárcenas ha puesto especial interés en su difusión después de
 que su antiguo partido le definiese el jueves, por boca de Alfonso 
Alonso, como "un delincuente que ha hecho de la mentira su estilo de 
vida". 
Luis Bárcenas guardó 
silencio durante años, desde que estalló el caso Gürtel hasta tiempo 
después de que se conocieran sus cuentas suizas y el escándalo de los 
sobresueldos, por el apoyo que le prestaba personalmente Mariano Rajoy, 
primero en calidad de presidente del PP y después en su doble vertiente 
de jefe del Ejecutivo y del partido en el que se sostiene. 
Así lo prueban, por 
ejemplo, las decenas de mensajes de texto telefónicos que se 
intercambiaron el ex tesorero y también su mujer, Rosalía Iglesias, con 
el número uno del partido. En estos SMS se demuestra que Rajoy ha 
mantenido un contacto permanente y directo con Bárcenas desde hace al 
menos dos años. Mensajes telefónicos, llamadas y entrevistas personales 
en las que el presidente le pedía paciencia una y otra vez, que lo 
negase todo; en definitiva, que no tirase de la manta.
(Tomado de Expansion)
 
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