Tomado de CubaSí
Por Daniel Urbino
En un mundo donde 100 millones de personas carecen de techo, el 
"acceso a una vivienda digna y adecuada" -como reza en la Declaración 
Universal de los Derechos Humanos- suena más a utopía que a posible 
realidad.
La ONU estima que cerca de mil millones de seres humanos viven en 
condiciones precarias y para el 2050 prevé que la cifra alcance los tres
 mil millones. A contrapelo de esto, países como Cuba generan proyectos y
 aplican políticas para aumentar el número de hogares por habitantes.
Como es de esperar, la mayoría de los sin techos habitan en países 
del Tercer Mundo, aunque nadie escapa al problema. El Portal 
Sostenibilidad denunció que las prácticas de ajustes en Europa y 
Norteamérica propiciaron "exclusión en el sector de la vivienda" y 
aumento de la precariedad.
El Instituto Nacional de la Vivienda cubano dio a conocer que del 
fondo habitacional del país -con más de tres millones de casas-, solo el
 61 por ciento se encuentra en buen estado, mientras que el resto 
clasifican como regular y malas.
La isla caribeña sufre el reiterado impacto de los fenómenos 
meteorológicos, quienes son culpables de ocasionar daños severos a la 
economía y afectar de una manera u otra a más de un millón de moradas en
 los últimos 10 años.
Tales perjuicios imposibilitaron la concreción de varios proyectos y 
programas constructivos estatales, toda vez que los recursos fueron 
desviados hacia las zonas más afectadas por los huracanes.
Las circunstancias motivaron entonces el desarrollo de una nueva 
estrategia centrada en la urgente necesidad de renovar el fondo: la 
construcción por esfuerzo propio.
Mediante esta iniciativa, el gobierno provee de créditos, subsidios y
 otras facilidades a los ciudadanos interesados en edificar su vivienda 
de manera individual, sin la mediación de empresas estatales.
En diciembre del 2011, el país aprobó el subsidio individual de hasta
 80 mil pesos cubanos (unos tres mil 300 dólares) para la construcción.
"Se trata de un financiamiento, y si bien el dinero no tiene 
devolución, es necesario que las partes cumplan lo acordado en el 
contrato", explicó entonces Miguel Limia, del grupo de trabajo que 
desarrolló la propuesta.
El tope máximo del monto correspondía a la cantidad necesaria para la
 construcción de una célula básica habitacional de 25 metros cuadrados, 
con baño y cocina.
Incluía además el pago de la mano de obra, que podía ser hasta el 30 
por ciento del total. De igual forma disponía de créditos desde cinco 
mil y hasta 10 mil pesos para acciones constructivas menores.
Extensión de beneficios
Con la aprobación del Acuerdo 7387 del Consejo de Ministros el pasado
 mes de junio, el alcance de estas medidas aumentó, tanto en los montos 
de las ayudas como en el número de beneficiarios y las posibilidades de 
pago.
Ahora se pueden añadir hasta cinco mil pesos cubanos (unos 200 dólares), destinados a pagar gastos de transporte.
Según Anselmo Pagés, representante de la Comisión Permanente para la 
Implementación y Desarrollo de las reformas económicas emprendidas por 
el país, la ayuda para edificar en zonas sísmicas también creció hasta 
los 90 mil pesos cubanos (tres mil 750 dólares).
Otra de las novedades es que ahora pueden acceder a esta disposición 
los arrendatarios de inmuebles estatales y quienes habitan en 
ciudadelas. Anteriormente, solo los propietarios de las viviendas podían
 solicitar el financiamiento.
Pagés comentó que quienes necesiten recuperar o terminar una 
construcción de 25 metros cuadrados podrán optar por la ayuda, al igual 
que quienes pretendan solucionar problemas de obstrucciones o fugas 
hidrosanitarias.
El acuerdo también introduce la posibilidad de adquirir una amplia 
gama de productos de mantenimiento y construcción en las tiendas en 
divisas.
Hasta su aprobación, los subsidiados solo podían comprar en esos 
establecimientos cemento P-350, mientras que el resto de los renglones 
los obtenían en los que comercializan en pesos cubanos.
Ahora podrán obtener desde instalaciones sanitarias, pinturas y 
elementos de plomería y electricidad hasta revestimientos de paredes, 
entre otros.
La venta de materiales es otra prioridad para la concreción de estos 
proyectos. Como informó Pilar Fernández, jefa del grupo de ventas 
minoristas del país, en lo que va de año la comercialización creció en 
un 46 por ciento con respecto al 2012 y se recaudaron cifras superiores a
 los 650 millones de pesos.
Hasta marzo del 2013, más de 33 mil personas se beneficiaron de una u otra manera con esta iniciativa.
A estas novedades se agregan la autorización en el 2011 para la 
compra y venta de viviendas, además del desarrollo de la producción 
local, con innovaciones locales y otras como el cemento ecológico en el 
que la isla, junto con Suiza, es puntera a nivel global.
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