Por Octavio Fraga Guerra.
Una vez más el pueblo cubano materializa una victoria moral en la 
sede de la Organización de las Naciones Unidas. Es una claro triunfo por
 la dignidad, por la reafirmación de la entereza de un pueblo que no 
claudica ante la prepotencia de un gobierno –el de los Estados Unidos-, 
que pretende ser el gendarme del mundo.
Desde
 el año 1992 la nación cubana ha obtenido de manera permanente el voto 
que condena el injusto, criminal y genocida bloqueo que constituye un 
claro atentado contra la vida y el bienestar de más de 11 millones de 
cubanos. Un pueblo que resiste los garfios de un engendro que lacera 
–incluso- la soberanía de cientos de países.
El bloqueo ha causado perdidas por 1 billón 157 mil 327 millones de 
dólares. En todos los sectores de la economía y la sociedad cubana se 
hace presente el genocida instrumento del gobierno de los Estados Unidos
 que pretende ahogarnos o anular nuestras conquistas y nuestras más 
excelsas fortalezas que son humanas. Su permanencia es un declarado 
cerco económico, comercial y financiero vigente hace más de medio siglo.
El gobierno de los Estados Unidos se empeña en torcer nuestra ruta 
histórica pretendiendo imponer un modelo de sociedad que el pueblo 
cubano no comparte. La ignorancia sistémica de los “emperadores del 
mundo” les nubla toda posibilidad de poder ver y entender las esencias 
sociales, políticas y culturales que definen a Cuba como nación de hombres libres.
Los cambios que se deban producir en la gran isla del Caribe se harán
 por la expresa voluntad de los cubanos. Algunos miserables con fachada 
de intelectuales que denotan ser también vulgares mercenarios, son 
vendidos por el mundo como
 disidentes o activistas sociales. Le hacen el juego sucio al monopolio 
que José Martí definió magistralmente en su carta publicada en el el 
periódico La Nación, el 26 de octubre de 1884. “El monopolio está sentado, como un gigante implacable, a la puerta de todos los pobres”.
Estos lacayos son parte
 de un peligroso juego intervencionista que el pueblo cubano conoce 
bien. Un pueblo educado en una cultura política y en una larga tradición
 de resistencia. Un pueblo que no está dispuesto a tolerar y aceptar 
como suyo los designios de una nación manchada de sangre y de horror 
escrito en los anales de su historia.
Los Estados Unidos han llevado una campaña de terrorismo contra Cuba 
con más de 6.000 atentados, que costaron la vida a 3.478 civiles e 
incapacitaron de por vida a 2.099 personas. Para los cubanos de honor esta gloriosa victoria.

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