| Armando Hart Dávalos, director de la Oficina del Programa Martiano, y Yuniasky Crespo Baquero, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, también dialogaron con el distinguido visitante, quien considera que la juventud está llamada a asumir un papel decisivo en el proceso de transformación social. Foto: Lisbet Goenaga | 
Mario Renato Menéndez, director de los diarios Por Esto!, del Sudeste mexicano, y amigo de Cuba, conversa con JR
Tomado de Juventud Rebelde.
Por Marina Menéndez Quintero
A sus 76 años de edad no piensa jubilarse, y es tanto el vigor que 
despliega, sigue siendo tan firme su lucha por un mundo mejor, que un 
joven cubano que lo ha conocido durante esta visita a la Isla no dudó en
 calificarlo hace unos días como «otro pino nuevo», parafraseando a José
 Martí.
El ideario del Apóstol, en efecto, está desde la misma raíz en la 
formación de Mario Renato Menéndez Rodríguez, director de los diarios 
Por Esto!, de México. Para
 mayo de 1894, su tío-bisabuelo, el independentista Rodolfo Menéndez de 
la Peña, exiliado en la Mérida yucateca que le dio abrigo frente a la 
persecución de España, no dudó en vender su casa cuando este se lo pidió
 como una contribución a la causa de la independencia y en momentos en 
que Martí aunaba voluntades dentro y fuera de Cuba para la Guerra  
Necesaria.
«La posesión de Cuba, Menéndez, cambiaría el mundo», le advierte 
Martí a Rodolfo. «Me ofreció una vez su casa. Ahora se la pido. Si no 
tiene más que ella, déla».
Muy cerca de ese Remedios de donde eran oriundos Rodolfo y su 
hermano, el bisabuelo Antonio, Mario Renato Menéndez acaba de palpar, un
 siglo después, otro pedazo de historia. Conmocionado hasta la médula en
 el interior del Mausoleo que guarda los restos del Che y de compañeros 
de lucha, meditó al depositar flores ante el nicho con la efigie del 
Guerrillero Heroico, y a punto de marcharse, escribió en el libro de 
visitantes: «Es difícil describir la emoción que me invade al visitar, 
en compañía de mi incomparable esposa y mi adorada hija, además, este 
recinto sagrado que me compromete aun más, si cabe, en la lucha por la 
liberación de los pueblos y en defensa de la Dignidad, la Soberanía, y 
la Independencia que encierra en sí a la  Solidaridad, columna vertebral
 de toda Revolución. En este altar de Santa Clara, reitero, reafirmo, y 
me comprometo a cumplir con el legado y el compromiso establecido con el
 Guerrillero Heroico. ¡Hasta la victoria siempre!».
Era un deseo suyo muy sentido visitar el Complejo Escultórico erigido
 al Che. Fue precisamente el Guerrillero Heroico quien, por los años de 
1960, había invitado a Mario, como periodista que era en esa época de la
 revista Sucesos, para
 conocer la realidad de la Cuba revolucionaria. Desde entonces, el 
periodista no ha dejado de divulgar esa verdad frente a la satanización 
que tratan de hacer de la  Isla los grandes emporios mediáticos. Ha sido
 esa una labor que patentiza la solidaridad de Menéndez con nuestro 
país, primero, desde la publicación Por qué?, y ahora en Por Esto!
Confiesa que «ha sido una emoción muy fuerte» este regreso suyo a la 
Isla donde vivió diez años, y de la que entonces recibió abrigo, así 
como en el siglo XIX Yucatán lo había hecho con Rodolfo y Antonio.
Ahora lo hemos visto recorrer, alborozado, las instalaciones del Palacio de Computación, adonde lo invitó la UJC para
 que supiera cómo se fomenta el desarrollo de la sociedad cubana en la 
informática; conocer sobre la labor de la Brigada José Martí de 
Instructores de Arte, y conversar con los jóvenes artistas e 
intelectuales de la Asociación Hermanos Saíz quienes, a poco de concluir
 su II Congreso, prestaron su sede del Pabellón Cuba para que los 
doctores Armando Hart y Eloísa Carreras presentaran el segundo tomo del 
libro Por Esto!, una compilación de los trabajos que 
ambos publicaran en el diario dirigido por Mario Renato Menéndez bajo el
 rótulo de «Correos desde la Isla de la Dignidad», y que los jóvenes 
cubanos han asumido como un texto de cabecera para entender mejor la historia de Cuba.
Es visible la inclinación que siente por los jóvenes, con quienes 
departió también el lunes en el Instituto Internacional de Periodismo 
José Martí, para
 explicarles las cualidades principales que debe tener un periodista 
auténtico, como denomina a la prensa regida por los principios de la 
soberanía, la dignidad e identidad, y les contó de lo importante que 
resultó para él estudiar Economía, cuando quiso entender mejor y 
denunciar la manera en que se explotaba a los indígenas mayas que se 
sustentaban de la producción henequenera en Yucatán.
«En el mundo de hoy la juventud está llamada a asumir un papel 
decisivo en el proceso de transformación social. Tiene esa 
responsabilidad. Pero para
 lograrlo se requiere de unidad. Se trata de un impulso que no es de una
 hora, un día, un año. Es un proceso que no termina hasta la muerte 
física, porque después seguimos viviendo.
«Los jóvenes se forman en la práctica social y, algo muy importante: 
en el estudio con seriedad, consistencia; siempre preocupados por 
conocer la realidad objetiva para poderla transformar correctamente. Y 
nosotros, los que contamos ya con una edad determinada, tenemos el deber
 de impulsar, ayudar y generar todo lo que esté a nuestro alcance para 
que los jóvenes logren ese propósito.
«Por eso, cuando me han preguntado “¿Por qué no te retiras, por qué 
no te jubilas?”, yo digo siempre que el hombre tiene mucho tiempo para 
descansar, pero después que muere. El hombre tiene el compromiso 
histórico de transformar la sociedad junto con las compañeras. Tiene la 
necesidad de la lucha para poder sobrevivir y continuar. Nosotros 
tenemos ese deber».
Con Latinoamérica, desde la guerrilla
Reportero que dio cobertura a importantes sucesos relacionados con el
 auge de los movimientos guerrilleros por los años de 1960 en distintos 
países de Latinoamérica, Mario considera que el devenir actual de la 
región no podría entenderse «sin valorar el esfuerzo formidable que se 
hizo en el pasado inmediato. Eso hizo posible lo que hoy se está 
viviendo en el continente: no hay presente ni futuro sin pasado. Debemos
 rendir culto a esos que dieron todo de sí por transformar a América 
Latina desde los 60 y antes. A mí me tocó la etapa de los 60, y siento 
ese deber de seguir la lucha. Hay muchos que se quedaron en el camino y,
 donde se encuentren, no hay derecho a dejarlos sentir que los hemos 
traicionado».
Siendo un maestro de periodistas, le pregunto cuál debe ser, en ese 
derrotero, el papel de la prensa, un asunto analizado hoy en más de una 
nación latinoamericana en proceso de cambio.
«El deber de impulsar esa misma transformación. La prensa debe 
responder con la verdad, pero no una verdad relativa. Se va en busca de 
ella (…)».
Y acerca de los nuevos procesos que tienen lugar en la región, 
apunta: «Los revolucionarios, los demócratas, los bien intencionados, 
los auténticos como yo les digo, son los que transforman el mundo, pero 
para todo ello se requiere de una unidad monolítica. La unidad de acción
 es vital.
«Esta Revolución Cubana triunfó porque interpretó, a través de su Comandante en Jefe, lo que es el significado de la unidad».
Y también, acota, es fundamental conocer la obra del Che. «Participar
 de lo que significó su esfuerzo, su lucha en un momento crítico, porque
 él venció la muerte y lo podemos ver hoy: hay muchos jóvenes que están 
siguiendo sus pasos».
Lo mejor, ¿lo peor?
Profesional ligado por más de 50 años a los medios escritos, Mario no
 duda cuando se le pregunta cuál ha sido la mayor satisfacción en la 
práctica de eso que ha denominado «periodismo auténtico», y que ha sido 
la marca de Por Esto!, arrostrando a lo largo de estas cinco décadas 
amenazas de las bandas del narcotráfico, procesos judiciales en otros 
casos y hasta prisión.
«Yo soy solo una pieza en el periódico, y no podría estar en 
movimiento continuo si no me integrara a una maquinaria. Esa máquina son
 los compañeros de trabajo, los que dan todo de sí porque están 
convencidos de lo que uno está haciendo. La mayor satisfacción que uno 
recibe es ver los rostros de la gente que se identifican con el combate 
de uno, con el esfuerzo que uno realiza, y quieren incorporarse. Ese 
reconocimiento, esa credibilidad que nos han dado, es la satisfacción 
más grande. Y ese buen camino se logra con el esfuerzo de muchos».
«Imagínate cuando le lanzan a un periódico granadas para destruirlo, 
como nos lo hicieron a nosotros, y que no haya ni uno solo que se diera 
baja por temor. Nadie dio marcha atrás. A lo largo de los años, por 
causas naturales, muchos quedaron en el camino, empezando por mi 
familia. Yo tengo cuatro hermanos que han muerto en este esfuerzo. Sus 
cenizas están en la sede del periódico porque son el ejemplo a seguir, y
 eso nos mueve a nosotros».
Le pregunto entonces cuáles han sido los costos de esa actitud vertical.
«Forman parte del proceso. Cuando uno empieza la lucha sabe que se 
enfrentará a muchas cosas, y si está convencido, pues se atiene a las 
consecuencias. Eso requiere de empeño, sufrir cárcel, persecusiones, 
torturas. Pero no estamos solos; no solo somos nosotros, muchos han 
sufrido eso. Hemos tenido la suerte de no haber muerto en el camino. 
Compañeros míos han caído en el combate. Simplemente se cumple con el 
deber, y yo lo he cumplido. Esa es mi inmensa satisfacción.
«Mi esposa me dice: te persiguen los fantasmas. Es cierto, los 
fantasmas de tanto compañero que cayó en el proceso revolucionario y que
 lamentablemente no están hoy acompañándome, pero su espíritu sí está 
conmigo, y esa sombra se encuentra en Por Esto! Los siento, los palpo y 
eso puede mucho en mí».
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