Tomado de Opera Mundi
Por Salim Lamrani.
Desde
 1998, cinco agentes de los servicios de inteligencia cubanos están 
encarcelados en Estados Unidos por infiltrarse en grupúsculos del exilio
 cubano implicados en el terrorismo contra la isla. 
1. Desde
 el triunfo de la Revolución en 1959, Cuba ha sido víctima de una 
intensa campaña de terrorismo procedente de Estados Unidos, con el 
objetivo de derrocar a Fidel Castro. Según los archivos desclasificados 
de Washington, entre octubre de 1960 y abril de 1961, la CIA introdujo 
en la isla 75 toneladas de explosivos y 45 toneladas de armas. En el 
espacio de esos siete meses, realizó 110 atentados con dinamita, hizo 
estallar 200 bombas, descarrilló 6 trenes, quemó 150 fábricas y desató 
150 incendios en los cañaverales. La CIA apoyó a cerca de 300 grupos 
paramilitares con un total de 4.000 individuos.
2. En 1971, la CIA usó armas químicas y biológicas contra Cuba 
introduciendo la fiebre porcina. Ese atentado causó la muerte de medio 
millón de cabezas de ganado, principal fuente de proteínas de la isla.
3. El 6 de octubre de 1976, Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, 
antiguos agentes de la CIA, perpetraron el primer acto de terrorismo 
aéreo de la historia del continente americano e hicieron estallar en 
pleno vuelo
 un avión civil de Cubana de Aviación. En total, 73 personas perdieron 
la vida, entre ellas todo el equipo juvenil cubano de esgrima que 
acababa de ganar los juegos panamericanos.
4. Orlando Bosch, ya fallecido, nunca fue enjuiciado por el atentado 
de Barbados que costó la vida a 73 personas. No obstante, no faltaban 
las pruebas. Un informe del Departamento de Justicia
 de 1989 apuntaba lo siguiente: Orlando Bosch “expresó y demostró varias
 veces una voluntad de infligir heridas y causar la muerte de modo 
indiscriminado”. Joe Whitley, entonces viceministro de Justicia, subrayó
 en ese informe las razones por las cuales Bosch, quien cumplía una pena
 de prisión en Estados Unidos por atacar con bazuca un barco polaco en 
la bahía de Miami, debía ser deportado cuando saliera de la cárcel: “La 
explosión del avión civil cubano el 6 de octubre de 1976 era una 
operación de la CORU bajo la dirección de Bosch”. Pero no fue deportado a
 Cuba como deseaba Whitley. El 20 de julio de 1990, George H. W. Bush 
decidió concederle el perdón presidencial, tras la petición del lobby 
cubano de Miami. Poco tiempo después, a guisa de agradecimiento, su hijo
 Jeb Bush fue elegido gobernador de Florida.
5. Orlando Bosch nunca renegó su pasado terrorista. El 5 de abril de 
2006, Juan Manuel Cao, periodista del Canal 41 de Miami, invitó a Bosch:
-Juan Manuel Cao: ¿Usted derribó ese avión en 1976?
-Orlando Bosch: Si le digo que estaba implicado me estaría inculpando y si le digo que no participé en esa acción, me diría que soy un mentiroso. Entonces no voy a confirmar mi participación y tampoco voy a negarla.
-Juan Manuel Cao: En esa acción, 76 [en realidad 73] personas fueron asesinadas.
-Orlando Bosch: No, chico, en la guerra que nosotros los cubanos que amamos la libertad llevamos contra el tirano, tienes que derribar aviones, tienes que hundir barcos, tienes que estar listo para atacar todo lo que está a tu alcance.
-Juan Manuel Cao: ¿No tiene usted ningún remordimiento por los que murieron en ese atentado, por sus familias?
-Orlando Bosch: ¿Quién estaba a bordo de ese avión? Cuatro miembros del Partido Comunista, cinco norcoreanos, cinco [en realidad once] guyaneses. ¡Coño chico! ¡Cuatro miembros del Partido! ¿Quiénes estaban presentes? ¡Nuestros enemigos!
-Juan Manuel Cao: ¿Y los esgrimistas? ¿Y los niños a bordo?
-Orlando Bosch: Estaba en Caracas. Vi a las niñas en la televisión. Eran seis. Después de la competición, la capitana de las seis dedicó su triunfo al tirano, etc. Hizo un discurso muy elogioso hacia el tirano. Ya nos habíamos puesto de acuerdo en Santo Domingo, cualquier persona que viene de Cuba y que glorifique al tirano debía correr los mismos riesgos que esos hombres y mujeres que luchan con esa tiranía.
-Juan Manuel Cao: Si tuviera que encontrarse con los familiares de las víctimas, ¿no le parecería difícil…?
-Orlando Bosch: No, porque en fin de cuentas los que estaban presentes tenían que saber que cooperaban con la tiranía en Cuba.
6. En 1981, la CIA introdujo en Cuba el dengue hemorrágico, virus 
extraño al continente americano, que causó 344.203 víctimas y provocó la
 muerte de 158 personas, entre ellas 101 niños.
7. En 1997, una ola de atentados terroristas golpeó la industria 
turística cubana, con decenas de víctimas. Fabio Di Celmo, joven turista
 italiano, perdió la vida en la explosión de una bomba en el hotel 
Copacabana.
8. El 12 de julio de 1998, en una entrevista al New York Times, Luis 
Posada Carriles reivindicó la paternidad intelectual de los atentados de
 1997. Según él, el italiano “se encontraba en el lugar equivocado en el
 momento equivocado”. No expresó ningún arrepentimiento: “Duermo como un
 bebé”. Posada Carriles nunca ha sido juzgado por sus actividades 
terroristas y vive tranquilamente en Miami bajo la protección de Estados
 Unidos, que se niega a juzgarlo o extraditarlo a Cuba o a Venezuela, 
donde cometió también crímenes en los años 70. No obstante, el gobierno 
de Estados Unidos reconoce “los importantes antecedentes delictivos y de
 violencia en los cuales murieron civiles inocentes” de Posada Carriles,
 así como el “peligro [que representa] para la seguridad nacional de 
Estados Unidos y para la comunidad”.
9. No hay la menor duda sobre la culpabilidad de Posada Carriles. 
Además de la entrevista al New York Times y la declaración de 
Washington, los archivos del FBI y de la CIA, desclasificados 
respectivamente en 2005 y 2006, califican a Posada Carriles de “peor 
terrorista del hemisferio”. Del mismo modo, Posada reivindica 
abiertamente su trayectoria terrorista en su autobiografía titulada Los 
caminos del guerrero.
10. Así, de 1959 a 1997, Estados Unidos realizó no menos de 5.780 
acciones terroristas contra Cuba, que costaron la vida a 3.478 personas e
 incapacitaron a otras 2.099. El propio Fidel Castro ha sido víctima de 
637 intentos de asesinato.
11. La extrema derecha de origen cubano, organizada y financiada por 
la CIA durante décadas, preparó la gran mayoría de esas agresiones desde
 la Florida. Actúa con toda impunidad pues se ha beneficiado 
históricamente de la protección de Washington. Al inicio de los años 
1990, frente al recrudecimiento de los actos terroristas, Cuba decidió 
enviar a varios de sus agentes para infiltrar esos sectores del exilio, 
implicados en la violencia.
12. Estos agentes pudieron impedir cerca de 170 atentados contra Cuba informando a tiempo a las autoridades de La Habana.
13. En junio de 1998, el gobierno de La Habana, tras lograr 
constituir un voluminoso informe sobre 64 personas implicadas en el 
terrorismo contra Cuba que vivían en la Florida, invitó a dos 
importantes responsables del FBI. Estados Unidos se expresó al respecto:
 “En junio de 1998, tras una serie de atentados y de amenazas de ataques
 con bomba contra ciudadanos cubanos, un equipo del FBI se reunió en La 
Habana con las autoridades cubanas. Las conversaciones se centraron en 
las acusaciones según las cuales residentes estadounidenses habrían 
participado en una conspiración terrorista vinculada a atentados con 
bomba. En aquella época, las autoridades cubanas y el FBI intercambiaron
 pruebas que se debían analizar en Washington DC”.
14. Hasta hoy, a pesar de las numerosas pruebas, ninguna de las 64 
personas ha sido molestada por las autoridades estadounidenses.
15. Tres meses después, el 12 de septiembre de 1998, tras una 
minuciosa investigación, el FBI procedió al arresto de cinco agentes 
cubanos infiltrados en los grupúsculos terroristas de Miami: René 
González Sehweret, Ramón Labañino Salazar, Fernando González Llort, 
Antonio Guerrero Rodríguez y Gerardo Hernández Nordelo.
16. El 14 de septiembre de 1998, el Gran Jurado de Florida (fiscalía)
 acusó a los 5 de infiltrar a los grupos terroristas. El cargo era 
jurídicamente insostenible. El jurado rectificó su procedimiento y 
presentó 26 cargos. El primer cargo se refiere a “una conspiración para 
cometer delitos contra Estados Unidos”, como agentes del gobierno 
cubano. El segundo cargo expone una “conspiración para comunicar a Cuba 
informaciones relativas a la defensa nacional de Estados Unidos”. El 
tercer cargo acusa a Gerardo Hernández de un cuádruple homicidio 
voluntario. Según la Fiscalía, sería responsable directamente de los 
acontecimientos del 24 de febrero de 1996 cuando dos avionetas de la 
organización terrorista Hermanos al rescate fueron derribadas por la 
seguridad aérea de La Habana, tras violar varias veces el espacio aéreo 
cubano.
17. Durante todo el juicio, el fiscal no fue capaz de presentar la menor prueba de estos tres cargos, rechazados por la defensa.
18. Los otros 23 cargos son menores y se refieren al uso de una falsa
 identidad, al hecho de no matricularse como agente de una potencia 
extranjera, etc. La defensa reconoció esas violaciones e invocó la 
doctrina de la Necesidad que estipula que es posible ignorar la 
legislación si el objetivo es impedir la realización de un mal mayor. 
Por ejemplo, entrar con allanamiento en una casa para apagar un incendio
 constituye técnicamente una violación de propiedad, pero dado que el 
objetivo es impedir que la casa se queme, la ley no persigue al autor de
 dicha infracción. La defensa admitió que los 5 habían violado la ley 
desde un punto de vista técnico pero explicó que era necesario. Si los 5
 hubieran revelado su verdadera identidad, no habrían podido infiltrar a
 los grupúsculos terroristas e impedir los atentados contra Cuba.
19. Como la fiscalía no podía probar los actos de espionaje decidió 
acusar a los 5 de conspiración para cometer actos de espionaje. El cargo
 no necesita pruebas. Sólo basta convencer al jurado “más allá de una 
duda razonable” que son culpables.
20. Desde su arresto hasta el 3 de febrero de 2000, es decir durante 
17 meses, los 5 estuvieron confinados en celdas de aislamiento, lejos de
 los demás detenidos. Estuvieron en el “hueco” durante todo ese periodo 
sin comunicación exterior. No obstante, el código de prisiones de 
Estados Unidos sólo prevé el aislamiento para individuos que cometieron 
crímenes de sangre y sólo durante 60 días como máximo.
21. Durante el juicio, la fiscalía invocó la Ley de Procedimiento 
para la Información Clasificada y presentó al jurado elementos contra 
los acusados. Al mismo tiempo prohibió a la defensa consultarlos y por 
consiguiente poder recusarlos ante el Tribunal. Así, 20.000 páginas de 
documentos se usaron contra los 5 sin derecho a réplica.
22. Consciente de la fragilidad de la acusación por la ausencia de 
pruebas factuales, el fiscal repitió tres veces durante el juicio que 
los 5 habían llegado a Miami “para destruir Estados Unidos”, sin 
reacción de la presidenta del Tribunal.
23. El juicio se desarrolló en Miami, ciudad que el exilio cubano, 
hostil al gobierno de La Habana, controla a todos los niveles (alcaldía,
 policía, medios informativos, etc.). Era entonces imposible cualquier 
veredicto imparcial. El Tribunal se negó a transferir el juicio a Fort 
Lauderdale, a 25 kilómetros de Miami, en violación del la sexta Enmienda
 de la Constitución de Estados Unidos que estipula que “en todos los 
procedimientos penales, el acusado tendrá derecho a un juicio público e 
inmediato por parte de un jurado imparcial del Estado y del distrito 
donde se cometió el delito”. Del mismo modo, la legislación judicial 
estipula que todo acusado tiene derecho de pedir el traslado de su 
juicio hacia otra ciudad u otro distrito, si el Tribunal considera que 
el lugar donde se ha de abrir el juicio está manchado de prejuicios 
contra los inculpados. No se respetó esta regla.
24. Antes del inicio del juicio, se lanzó una violenta campaña 
mediática contra los 5. Según la investigación que realizó el psicólogo 
Garry Morgan en el condado de Miami Dade, a petición de la defensa y del
 Tribunal, el 69% de las personas consultadas tenían prejuicios contra 
los acusados. El 49% confesó no poder ser justo e imparcial en caso de 
ser nombrados miembros del Jurado.
25. Por otra parte, los documentos federales revelaron que el 
gobierno de Estados Unidos estipendió a varios periodistas de Miami –44 
en total– para publicar artículos negativos sobre los 5 y Cuba. Esto, 
además de constituir una grave violación de la ética periodística, 
influenció al jurado. Así, durante los 194 días que separan el momento 
de su arresto en septiembre de 1998 y la fecha de su condena el 
diciembre de 2001, el Miami Herald (305) y el Nuevo Herald (806), los 
dos principales diarios de Miami, publicaron un total de 1.111 artículos
 –todos hostiles– sobre el caso de los 5, o sea un promedio de 5 por 
día.
26. Los jurados fueron amenazados de muerte si absolvían a los 
acusados como lo muestran varios artículos de la prensa local. Así, 
según un artículo del Nuevo Herald titulado “Miedo a ser jurado en 
juicio de espías” del 2 de diciembre de 2000, “el miedo de una reacción 
violenta por parte del exilio cubano si un jurado decide absolver a 
cinco hombres acusados de ser espías del régimen de la isla ha llevado a
 numerosos candidatos potenciales a pedir a la jueza que los excusara de
 su deber cívico”. Un miembro del jurado testificó: “Sí, tengo miedo 
para mi seguridad si el veredicto no es del agrado de la comunidad 
cubana”.
27. Las transcripciones de los minutos del juicio demuestran también 
que los 5 no podían de ningún modo tener un veredicto justo e imparcial.
 La misma jueza Joan A. Lenard, quien presidió el caso, se quejó de la 
presencia de camarógrafos y de provocadores delante de las puertas del 
Tribunal que intimidaba a los jurados. Las cámaras los perseguían hasta 
en sus coches y se filmaban las placas de matriculación. Los miembros 
del jurado expresaron su preocupación a la jueza, la cual redactó un 
informe al respecto: “Están preocupados pues se sienten bajo presión y 
filmados”.
28. Los argumentos que demuestran que los 5 no habían realizado 
actividades de espionaje no fueron presentados por la defensa, sino por 
militares estadounidenses de alto rango: el contralmirante de la Marina 
de Guerra de Estados Unidos Eugene Carroll, el General de División del 
Ejército de Estados Unidos Edwards Breed Atkeson y el Teniente General 
de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos James R. Clapper. Para 
justificar el acto de “conspiración para realizar actos de espionaje”, 
el fiscal se valió del hecho de que Antonio Guerrero trabajada en un 
taller de metalurgia de la base de entrenamiento del ejército en Boca 
Chica. 
La defensa interrogó a los militares:
-Pregunta para Eugene Carroll sobre Boca Chica: “¿Qué información 
sobre la táctica y los entrenamientos de la Marina de Guerra de Estados 
Unidos podría ser útil al Ejército Cubano?”
-Respuesta: “Ninguna que yo sepa”.
-Preguntas para el General Atkeson: “¿Hay diferencias entre nuestra relación con el Pacto de Varsovia y la Unión Soviética en Europa y nuestra relación con Cuba?”
-”Sí, Hay diferencias”.
-”¿Cuáles son esas diferencias?”
-”Los cubanos no constituyen una amenaza para nosotros”. Así, Atkeson desmintió las acusaciones del fiscal (“Vinieron para destruir Estados Unidos”).
-”¿Cuál es la relación entre el temor de ser atacado y la búsqueda de información?”
-”Pienso que utilizan sus servicios de inteligencia para descubrir si realmente nos preparamos para atacarlos”.
-”En el examen que usted realizó de los documentos, ¿encontró documentos clasificados como secretos?”
-”No”
-”¿Encontró instrucciones para que agentes busquen documentos que puedan perjudicar a Estados Unidos?”
-”No”
-Preguntas para Clapper: “¿Está usted de acuerdo para decir que el acceso a una información pública no constituye un acto de espionaje?”
-”Sí”
-”Usted, con su experiencia en inteligencia, ¿clasificaría a Cuba como una amenaza militar para Estados Unidos?
-”No, en absoluto. Cuba no representa una amenaza”.
-”¿Encontró alguna prueba que indique que Gerardo Hernández intentaba conseguir informaciones secretas?”
-”Que yo recuerde, no”.
-”En cambio, lo que descubrió usted, es que pidió a alguien que consiguiera informaciones públicas ¿no es cierto?”
-”Sí”.
29. El FBI también confirmó a la prensa que los secretos militares 
estadounidenses nunca estuvieron en peligro. El Pentágono intervino y 
certificó que no disponía de ningún indicio de que los 5 habían tenido 
acceso a informaciones clasificadas como secretas o sensibles.
30. En cuanto a Hernández, acusado de asesinato, el Fiscal reconoció 
que “vistas las pruebas presentadas durante el juicio, demostrar la 
implicación de Gerardo Hernández representa un obstáculo imposible para 
Estados Unidos”. No obstante, la Fiscalía certifica que el avión de 
Hermanos al Rescate fue derribado en el espacio aéreo internacional, lo 
que constituiría un grave crimen. Ahora bien, la publicación de las 
imágenes satelitales a disposición de Estados Unidos permitiría elucidar
 este caso e indicar sin duda posible si el avión se encontraba en el 
espacio aéreo cubano o internacional, y entonces confirmar o no la 
culpabilidad de Gerardo Hernández, acusado de informar a Cuba de la 
incursión aérea. No obstante, desde 1996, Washington se niega a publicar
 estas imágenes, invocando una cuestión de seguridad nacional, mientras 
la Organización Civil Internacional, encargada de la investigación, las 
ha solicitado varias veces.
31. A pesar de la confesión del Fiscal y la ausencia de pruebas, 
todos los miembros del jurado declararon a Gerardo Hernández culpable de
 asesinato con premeditación, sin hacer ninguna pregunta al acusado ni a
 la fiscalía. No exigieron la menor clarificación al respecto. Los 
jurados escucharon en total a 74 testigos, entre ellos 43 contra los 
acusados. A pesar de un informe de varias decenas de miles de páginas, 
varias decenas de cargos, deliberaron en unas horas e incluso anunciaron
 de antemano el día y la hora exacta de la publicación del veredicto. 
Ricardo Alarcón, antiguo presidente del Parlamento Cubano enfatizó esta 
anomalía: “¡No se puede anunciar una hora precisa para publicar un 
veredicto! Es algo imposible pues nadie sabe cuánto tiempo durarán las 
deliberaciones, a menos que el caso esté decidido de antemano. Además, 
se trata del juicio más largo de la historia de la justicia 
estadounidense”.
32. Los 5 fueron severamente condenados. Gerardo Hernández Nordelo 
recibió dos cadenas perpetuas más 15 años. Ramón Labañino Salazar fue 
condenado a la reclusión criminal perpetua más 18 años. Antonio Guerrero
 Rodríguez recibió una cadena perpetua más 10 años. En cuanto a Fernando
 González Llort fue condenado a 19 años de prisión y René Gonzalez 
Sehweret a 15 años de cárcel. En total, los 5 fueron sentenciados a 
cuatro cadenas perpetuas más 77 años.
33. A guisa de comparación, Antonio Guerrero, que no tuvo acceso a ningún documento secreto, fue condenado a la misma cadena perpetua que Richard Amis, el más famoso espía de la historia de Estados Unidos, quien durante años había robado miles de documentos secretos y se los había vendido a la Unión Soviética.
34. La jueza Lenard reconoció que René González, condenado a 15 años 
por no registrarse como agente de una nación extranjera en el 
Departamento de Estado, había infiltrado a grupúsculos violentos para 
evitar futuros ataques contra Cuba: “El terrorismo, que se cometa contra
 inocentes en Estados Unidos o en Cuba, en Israel o Jordania, en Irlanda
 del Norte o India, es malévolo y malo. Pero los actos terroristas de 
los demás no puede excusar la conducta equivocada e ilegal de este 
acusado ni de ningún otro”.
35. Así, además de condenar a los 5 a largas penas de prisión, el 
Tribunal tuvo cuidado de proteger a los grupúsculos violentos de Florida
 vinculados con el terrorismo contra Cuba. La fiscalía tuvo un discurso 
bastante insólito. Además de la pena de 15 años de cárcel contra René 
González, exigió que se le impusiera una sanción de tres años de 
libertad supervisada tras expresar su “preocupación sobre el hecho de 
que este acusado, después de cumplir su pena, retomará sus actividades”.
 La jueza aceptó la petición e impuso la siguiente restricción a 
González: “Como condición especial adicional a su liberación 
supervisada, se le prohíbe al acusado asociarse con individuos o grupos 
tales como los terroristas, los miembros de organizaciones que 
preconizan la violencia y figuras del crimen organizado o visitar los 
lugares específicos que frecuentan”. Así, la jueza Lenard admitió la 
existencia de grupos terroristas en Miami, sin actuar en su contra.
36. En 2003, la defensa lanzó el proceso de apelación en la Corte de Atlanta.
37. El 27 de mayo de 2005, el Grupo de Trabajo sobre las Detenciones 
Arbitrarias de las Naciones Unidas declaró que la detención de los 5 era
 arbitraria y violaba el Derecho Internacional.
38. El 9 de agosto de 2005, la Corte de Apelación del Onceno Circuito
 de Atlanta anuló el juicio de primera instancia y reconoció que no se 
trataba de un caso de espionaje ni de un atentado contra la seguridad 
nacional.
39. La fiscalía de Florida apeló la decisión de la Corte de Apelación
 de Atlanta. Por primera vez en la historia de la Justicia de Estados 
Unidos, una Corte de Apelación decidió volver a revisar su propio 
juicio. Normalmente, el caso sigue hasta la Corte Suprema, pero después 
de presiones políticas, el Tribunal aceptó oír de nuevo a las dos partes
 el 14 de febrero de 2006.
40. El 2 de septiembre de 2008, la Corte de Apelación de Atlanta 
confirmó las sentencias de Gerardo Hernández y René González e invalidó 
las penas de Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino. En 
dicha ocasión, la Corte reconoció otra vez que los acusados no habían 
transmitido ningún documento secreto o información sobre la defensa 
nacional e invalidó el cargo de “conspiración para cometer actos de 
espionaje”. Por otra parte, en un documento de 16 páginas, Phyllis 
Kravitch, uno de los tres jueces de la Corte de Apelación, afirmó que el
 gobierno de Estados Unidos no había proporcionado los elementos de 
prueba necesarios para sustentar la acusación de “conspiración para 
cometer un asesinato” contra Gerardo Hernández.
41. El 15 de junio de 2009, la Corte Suprema hizo partícipe de su 
decisión de no estudiar el caso de los 5, sin dar explicaciones, a pesar
 de los argumentos que brindó la defensa, y a pesar de 12 peticiones 
Amicus Curiae (amigos de la Corte), proceso que permite a personalidades
 e instituciones jurídicas o asambleas legislativas solicitar a la Corte
 Suprema de Estados Unidos sobre un caso. Se trata de la más importante 
petición Amicus Curiae de la historia de Estados Unidos. Entre esos 
Amicus Curiae se encontraban 10 Premios Nobel: Jose Ramos-Horta, Wole 
Soyinka, Adolfo Pérez Esquivel, Nadine Gordimer, Rigoberta Menchú, José 
Saramago, Zhores Alferov, Dario Fo, Günter Grass y Máiread Corrigan 
Maguire. En Estados Unidos, la National Association of Criminal Defense 
Lawyers, los Cuban-American Scholars, el Ibero-American Federation of 
Ombudsmen, el National Jury Project, el William C Velazques Institute 
and the Mexican American Political Association, el National Lawyers 
Guild et la National Conference of Black Lawyers, el Civil Right Clinic 
de l’Howard University School of Law, la International Association of 
Democratic Lawyers, la Florida Association of Criminal Defense 
Lawyers-Miami Chapter, el Center for International Policy y el Council 
on Hemispheric Affairs también solicitaron a la Corte Suprema. A ello se
 agregan las peticiones de Mary Robinson, antigua presidenta de Irlanda y
 Alta Comisaria de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas entre 
1997 y 2002, del Senado mexicano por unanimidad, todas tendencias 
políticas, de la Asamblea Nacional de Panamá, de 75 miembros del 
Parlamento Europeo, de 56 parlamentarios canadienses y de más de un 
centenar de parlamentarios británicos, entre otros.
42. El 13 de octubre de 2009, el Tribunal de Florida, obligado por la
 Corte de Apelación de Atlanta a modificar las sentencias de 3 de los 5,
 hizo públicas las nuevas condenas. Así, la pena de Antonio Guerrero 
pasó de cadena perpetua y 10 años a 21 años más 5 años de libertad 
supervisada. El 8 de diciembre de 2009, Fernando González vio su 
sentencia pasar de 19 años a 17 años y 9 meses. En cuanto a Ramón 
Labañino, se le rebajó su condena de cadena perpetua más 18 años a 30 
años de prisión.
43. El 14 de junio de 2010, la defensa lanzó un proceso de apelación 
en hábeas corpuspara Gerardo Hernández. Se trata del último recurso 
legal posible en el sistema judicial estadounidense. Esta apelación se 
basa en dos aspectos. Primero, la Fiscalía no presentó ninguna prueba 
para el cargo de “conspiración para cometer un asesinato”. Luego, el 
acusado no se benefició de un juicio imparcial por la atmósfera hostil 
de Miami y, sobre todo, porque se ha descubierto que el gobierno de 
Estados Unidos había pagado a periodistas locales para difundir noticias
 negativas sobre Cuba y los 5. Hasta hoy, el Tribunal no ha tomado su 
decisión.
44. Los familiares de los 5 sufrieron varios casos de tortura 
psicológica y moral. Adriana Pérez O’Conor, esposa de Gerardo Hernández,
 no ha podido visitar a su marido desde 1998. El 25 de junio de 2002, 
consiguió una visa para ejercer su derecho de visita en Los Ángeles 
donde se encontraba Hernández. Pero al llegar a Estados Unidos, el FBI 
la arrestó, la interrogó durante 11 horas y la expulsó a Cuba, sin que 
ella pudiera volver a ver a su esposo.
45. Para impedir las visitas consulares a los 5, ésos se encuentran en penitenciarias distintas en los cuatro rincones del país.
46. El 7 de octubre de 2011, René González salió de prisión tras 
cumplir su pena. Como fue también condenado a 3 años de libertad 
supervisada por su nacionalidad estadounidense, se quedó en Estados 
Unidos. El 3 de mayo de 2013, la jueza Lenard aceptó su petición de 
regresar a Cuba, con tal de que renunciara a su ciudadanía 
estadounidense, lo que hizo.
47. Wayne S. Smith, antiguo embajador de Estados Unidos en Cuba entre
 1979 y 1982, expresó su punto de vista sobre este caso: “Desde luego, 
los cinco, Gerardo Hernández, Luis Medina, Antonio Guerrero, René 
González, y Rubén Campa eran miembros de los servicios de inteligencia 
cubanos. No obstante, fueron mandados a Estados Unidos no para espiar al
 gobierno americano, sus instalaciones o su personal, sino más bien para
 infiltrar las organizaciones del exilio cubano que llevaban actividades
 terroristas contra Cuba. La idea, en aquella época, era, una vez 
recopiladas las pruebas, invitar a representantes del FBI a Cuba y 
entregarles el informe, con la esperanza de que Estados Unidos tomaría 
las medidas necesarias para parar estas actividades. Conforme a ese 
plan, en junio de 1998, representantes del FBI fueron invitados a Cuba y
 se reunieron con sus homólogos cubanos. Luego regresaron a Estados 
Unidos con 64 informes sobre las actividades de los exilados. Los 
cubanos esperaron que Estados Unidos tomara medidas para detener esas 
actividades. Esperaron en vano. No se tomó ninguna acción. Al contrario,
 unos meses más tarde, aparentemente gracias a los documentos que 
proporcionaron los cubanos, el FBI arrestó a los cinco cubanos y en 2001
 los sometieron a un juicio totalmente amañado donde el sentimiento 
anticastrista era efectivamente tan fuerte que era imposible reunir a un
 jurado imparcial […]. La fiscalía fue incapaz de presentar la menor 
prueba de que los cinco estaban implicados en actividades de espionaje u
 otros crímenes (salvo el hecho de ser agentes no declarados de una 
potencia extranjera)”.
48. El Coronel Lawrence Wilkerson, antiguo Jefe de Estado Mayor del 
gabinete del ex secretario de Estado Colin Powell (bajo la 
administración Bush), también se expresó al respecto: “Este caso se 
lleva las palmas: castigar con cadena perpetua a hombres que vinieron 
aquí para
 determinar cómo y cuándo su país iba a ser atacado por personas que 
violan las leyes norteamericanas. Estos hombres estaban desarmados, no 
intentaron hacer ningún daño físico a Estados Unidos, y sus motivos eran
 proteger a sus conciudadanos de una invasión y de reiterados ataques 
por parte de cubano-americanos que viven en la Florida. Y debemos 
preguntarnos también, ¿cómo es que nos hemos convertido en un refugio 
para supuestos terroristas? ¿Cómo es que nosotros —los Estados Unidos de
 Norteamérica— podemos tener un puesto en nuestra propia lista de 
estados patrocinadores del terrorismo?”
49. Por primera vez, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones 
Unidas condenó un juicio en Estados Unidos y apuntó que “el clima 
sesgado y perjudicial contra los acusados” era tal que era imposible para
 un tribunal de Miami dar prueba de “la objetividad y de la 
imparcialidad necesarias para cumplir sus obligaciones para un juicio 
equitativo”. Amnistía Internacional considera también que los 5 no se 
beneficiaron de un juicio imparcial.
50. El caso de los 5 ilustra el doble rasero que Estados Unidos 
aplica en su “lucha contra el terrorismo”. No obstante, parece también 
que los medios informativos occidentales lo aplican pues no sólo 
censuran este escándalo judicial y político, ignoran la historia del 
terrorismo contra Cuba, sino que también absuelven mediáticamente a Luis
 Posada Carriles, el más peligroso terrorista del hemisferio americano 
según el FBI, negándose a calificarlo de terrorista. Prefieren otros 
términos tales como “militante”, “militante cubano”, “militante 
anticastrista”, “exilado cubano”, “exilado anticastrista”, “militante 
anticomunista”, “anticomunista”. Así, los medios occidentales aceptan, 
asimilan y promueven la doctrina del “buen y del mal terrorista” que ha 
elaborado Washington y parecen dispuestos a aceptar tácitamente 
justificar un tipo
 de violencia y denunciar lo que califican de terrorismo arbitrario. El 
matiz varía según la víctima. Si es occidental –más precisamente si es 
originaria de un país desarrollado–, los responsables son, con razón, 
criminales sin fe ni ley. Cuando es del Tercer Mundo, cubana por 
ejemplo, se convierten en “militante”, “militante cubano”, “militante 
anticastrista”, “exilado cubano”, “exilado anticastrista”, “militante 
anticomunista” o “anticomunista”.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad 
Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la 
Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre
 Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face 
au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un 
prólogo de Eduardo Galeano.

No hay comentarios:
Publicar un comentario