Por Silvia Oramas
“¿A dónde va América y quién la junta y 
la guía? Sola, y como va un solo pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá
 sola, por eso vivimos aquí, orgullosos de nuestra América, para 
servirla y honrarla.”
Luego de más de un siglo de que José Martí
 pronunciara palabras tan proféticas como estas, nadie podría negar que 
estas podrían seguir siendo las ideas esenciales de su discurso, si la 
historia le hubiese permitido participar en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
A 161 años de su natalicio, aún los 
pueblos de América luchan por integrarse y las ideas del Apóstol 
continúan guiando el camino a seguir. En el marco de la Cumbre que por 
estos días tiene lugar en La Habana, se hace necesario recapitular las 
ideas de quien vio en la integración la mejor forma de enfrentarse a los
 problemas que pudieran acaecer sobre el continente y puso todo su 
empeño en que ello ocurriera.
El ideal de construir en conjunto lo que llamó “Nuestra América”
 quedó plasmado en disímiles discursos del Apóstol, quien sentenciara, 
“…nuestra patria es una, empieza en el Río Grande y va a parar a los 
montes fangosos de la Patagonia”. No hay imagen más fidedigna de esa 
necesidad de la integración para el futuro que esa en la que distintos 
mandatarios marchan de la mano para reeditar una Marcha que fue 
inspirada en el Apóstol, que ver a la América toda pensando en la paz 
para el continente y la prosperidad económica.
Sobre las diferencias que pudiesen 
existir entre los pueblos latinoamericanos y caribeños que han sido 
enfatizadas por la prensa extranjera encargada de cubrir la citada 
Cumbre, el Maestro advirtió: “La América ha de promover todo lo que se 
acerque a los pueblos, y abolir todo lo que le aparte”. “… en todos los 
problemas humanos el porvenir está en la paz […] las puertas de cada 
nación deben estar abiertas a la actividad fecundante y legítima de 
todos los pueblos”.
El encuentro entre las 33 delegaciones de
 países que conforman esta Comunidad supone un paso de avance en los 
intentos del continente por tomar decisiones que beneficien a sus 
pueblos, sin la injerencia de otros países como Estados Unidos. Porque 
al decir del Apóstol, “ya no podemos ser el pueblo de hojas que vive en 
el aire con la copa cargada de flor, restañando o zumbando, según la 
acaricie el capricho de la luz, o la tundan o talen las tempestades; los
 árboles se ponen en fila para que no pase el gigante de las siete 
lenguas, es hora del recuento y de la marcha unida, hemos de andar en 
cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes”.
 “…ha llegado para la américa española la
 hora de declarar sus segunda independencia […] los peligros se han de 
ver no cuando se les tiene encima, sino cuando se les puede evitar. Lo 
primero en política es aclarar y prever. Solo una respuesta unánime y 
viril, para lo que todavía hay tiempo sin riesgo, puede libertar de una 
vez a los pueblos españoles de América de la inquietud y perturbación 
fatales en su hora de desarrollo”.
Para comprender  la importancia de la independencia de Puerto Rico y de acabar con el colonialismo también alertó Martí, recordemos que en su Artículo 1 de las Bases del Partido Revolucionario Cubano
 dejó estipulado: “el Partido Revolucionario Cubano se constituye para 
lograr con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena 
voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba, y fomentar y 
auxiliar la de Puerto Rico”.
Hoy, 28 de enero, aniversario de su natalicio, Martí está en la voz 
de cada presidente que ha llegado a Cuba con el fin de lograr la 
verdadera integración, está en cada paso que damos hacia la integración,
 en los miles de jóvenes que marcharon desde la escalinata de la 
Universidad de La Habana hasta llegar a la Fragua Martiana.
Las ideas de Martí conducen a los participantes en la Cumbre. En el 
plenario de los presidentes al inaugurarse hoy la II Cumbre de CELAC,  
quizás uno pueda imaginarlo decir: “¿En qué patria puede tener un hombre
 más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantada 
entre las masas de Indios, al ruido de pelea del libro con el cirial, 
sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles? …“Lo que quede
 de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para 
acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas como almohada, 
 como los varones […] las armas del juicio vencen a las otras. 
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario