Por Susana Gómez Bugallo
En los tiempos que vive el mundo nadie debe darse el lujo del
 escepticismo político. Los jóvenes cubanos conocen esta verdad, y por 
tal razón se esfuerzan en ser protagonistas principales de la Cuba de 
hoy.
Las miradas que cada vez se dirigen más hacia nuestro Sur no se 
equivocan. Si José Martí y Simón Bolívar lo predijeron como destino 
final, los líderes actuales de Latinoamérica y el Caribe no pueden dudar
 de su camino común. Las nuevas generaciones tampoco dudan en seguirlo.
Este diario intercambió con jóvenes para conocer sus expectativas 
ante la integración en marcha en nuestra región. Aun cuando algunos 
reconozcan la lucha que supone crecerse ante otras alianzas más 
poderosas, saben que los vínculos entre hermanos pueden lograr más 
frutos porque están ligados a sentimientos de identidad que son base de 
la verdadera unidad.
Y para que sea real la integración, los países deben unirse en todos 
los sentidos. Así lo defiende Yelena Sánchez, trabajadora del Centro de 
Investigaciones Sociales del Instituto Cubano de Radio y Televisión, 
quien opina que la integración no debe ser solo política, sino también 
sociocultural, para lograr que no se fragmente, pues todo está mediado 
por factores culturales de nuestras sociedades que no pueden obviarse. 
«Todavía existen muchos estereotipos y no podemos fragmentarnos 
culturalmente», acotó.
Por su parte, Jorge González, joven profesor de la Facultad de 
Filosofía, Sociología e Historia de la  Universidad de La  Habana (UH), 
cree que esta es una buena oportunidad para la región y para Cuba.
«Constituye un esfuerzo para seguir consolidando un mecanismo 
regional autónomo en contraposición a otros más asentados 
históricamente», pero que no nos representan de modo auténtico. «Para 
que todo dé resultado deben esperarse unos cuantos años porque esta es 
una batalla larga para lograr resultados económicos, políticos, 
culturales, diplomáticos y sociales. Pero el hecho de tener una postura 
de consenso en la región marca la diferencia», alega.
Los jóvenes no olvidan los deseos de Martí y Bolívar. Lo patentiza 
Yulién Chong, estudiante de la Facultad de Derecho de la UH, quien opina
 que de este lado del mundo se piensa más en fortalecer la unión entre 
todos los países para compenetrarse y apoyarse unos a otros en lo que 
cada quien es más fuerte. Cuba podría apoyar en educación y salud, como 
sus mayores potenciales, comenta. Reconoce también que por vez primera 
América Latina y el Caribe se encuentran unidas.
Su compañero Eliades Leyva expresa  que los jóvenes son los indicados
 para propiciar y apoyar la interacción cultural. Asimismo, el músico 
Nicolás Lincoln destaca la importancia del intercambio en este sentido 
para el desarrollo de la mentalidad de las personas.
Por otro lado, Yeisa Sarduy, investigadora del Centro de 
Investigación Cultural Juan Marinello, opina que «la celebración de la 
II Cumbre de la Celac en Cuba ayudará a lograr mayor articulación en la 
economía. Además de mostrar nuestros logros como cubanos, debemos 
establecer una retroalimentación con las propuestas de otros países», 
comenta.
La realidad latinoamericana interesa a todos. Yunior Contreras, 
trabajador de seguridad del Hospital Calixto García, espera que el 
fortalecimiento de la integración haga surgir ideas y amplíe el campo de
 ayuda mutua y solidaridad.
Otras realidades no escapan al ojo de los más nuevos
José Antonio García, profesor de Filosofía, ve en la Cumbre otro 
reconocimiento al prestigio de Cuba, y la oportunidad de fortalecer sus 
relaciones con otros Gobiernos de la región.
«Hay muchas expectativas con respecto a la Cumbre y al proceso de 
integración latinoamericana por el que siempre hemos abogado los 
cubanos», dice Ives Raymar, estudiante de Derecho.
«Que América Latina sea más fuerte gracias a la integración es 
gratificante para los jóvenes cubanos. Tenemos las de ganar por poseer 
una identidad común y por la raíz histórica tan fuerte que nos dejó la 
colonización. En ese sentido, somos superiores a la Unión Europea con 
sus grandes diferencias culturales», recalcó.
Claudia de la  Paz, también alumna universitaria, defiende que los 
pueblos tienen que sentir el efecto de la integración y acota que los 
jóvenes cubanos esperamos que, como resultado de estos debates, Cuba 
siga prosperando como sociedad.
«Si nos unimos podemos lograr el desarrollo de los pueblos, que es el
 objetivo común. Mientras más entrelacemos nuestras ideas, más nos 
fortalecemos para combatir la globalización del mundo», dijo Berenice 
Salazar, estudiante de Música de la  Escuela Nacional de Arte.
Unidad dentro de la diversidad es la máxima que defendemos como 
región. Y en la sinfonía latinoamericana hay más elementos armónicos que
 discordantes.
La abogada Zahilis Miclín hace énfasis en la unión como vía de 
desarrollo. «Si los más fuertes también se unen, ¿cómo no hacerlo 
nosotros? Latinoamérica tiene recursos naturales para lograr países 
desarrollados. Si los dirigentes logran la cooperación será más difícil 
explotarnos, aislarnos y robarnos. Debemos levantarnos unidos».

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