
Por Arthur González.
¿Por qué, con tanto rigor, 
Cuando a un casto bien se aspira,
Ha de ser la vil mentira,
Forma fatal del pudor?
Así nos decía José Martí, pero la inculta
 y grosera Berta Soler, autoproclamada presidenta de las llamadas Damas 
de Blanco, no conoce nada de lo escrito por  el Héroe nacional de Cuba 
ni de otras cosas más; por eso es tan fácilmente manipulada por los 
norteamericanos, que la compran por cuatro pesos y alguna que otra 
piedra de vidrio con destellos de luz.
Las asalariadas de Washington intentan en
 vano confundir a la opinión pública y colocan noticias falsas 
tergiversadas, aprovechándose de las facilidades de acceso gratis a 
Internet que les brinda la misión diplomática norteamericana en La 
Habana.
Recientemente estas empleadas de los 
yanquis publicaron imaginativas acciones represivas contra la vetusta 
“huelguista del aguacate”, Martha Beatriz Roque Cabello, algo no creíble
 ni por los más sensacionalistas corresponsales de algunas agencias de 
la prensa extranjera acreditadas en La Habana.
Ahora se desgastan con otra historieta sobre una de las asalariadas residente en la ciudad de Cárdenas, de la que cuentan está 
ingresada en la sala de emergencia en el hospital de su ciudad natal, 
tras sufrir un infarto cardíaco. 
El interés de la noticia es hacerle creer
 a los lectores que el supuesto infarto fue causado por la “tensión” a 
que son sometidas las Damas de Blanco, algo que ni el propio Cardenal de
 Cuba ni el presidente de la Comisión de Obispos Católicos se lo creen. 
Ambos conocen perfectamente cuales son los pecados capitales de ellas 
respecto a la mentira y la ambición.
Lo que no cuentan estas asalariadas es 
que si fuese verdad que la señora sufrió un infarto del miocardio, 
seguramente recibió todas las atenciones de cualquier ciudadano cubano, 
sin preguntarle su filiación política, si tiene o no simpatías por el 
sistema socialista y sus líderes, y menos aun cobrarle un solo centavo 
por la atención y los medicamentos, algo muy diferente al sistema de 
salud que existía antes del triunfo revolucionario, donde tenía que 
pagar por cada servicio que recibiera.
Las asalariadas nunca relatan con la profesionalidad que son recibidas en policlínicas, y hospitales cubanos.
A pasar de ser cómplices de la cruel 
política del gobierno norteamericano contra Cuba, y pedirle al 
presidente Barack Obama que mantenga el criminal bloqueo económico 
contra el pueblo cubano, como vocifera la inculta y grosera Berta Soler,
 o solicitar una invasión militar como ha declarado públicamente la 
“huelguista aguacatera” Martha Beatriz Roque, se les realizan todos los 
exámenes médicos que requieren, e incluso se les salva la vida.
Ejemplo de esto fue el esfuerzo de los 
galenos cubanos cuando el desequilibrado Guillermo Fariñas protagonizó 
su famoso ayuno voluntario y en vez de quedarse en su vivienda acudió de
 inmediato al hospital para no morir.
Esta es la verdad que no pueden contar, 
pues de hacerlo perderían los cientos de dólares que reciben 
mensualmente de sus patronos yanquis. Así de sencillo.
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