
Por Enrique Ubieta.
Facebook acaba de censurar la página de Raúl Antonio Capote. Este es un 
primer aviso, porque la corporación, que presume de ser un facilitador 
de la libertad de expresión y de información, tendrá que dar una 
respuesta al censurado. Ya conocíamos los documentos probatorios de la 
colaboración de esta y otras grandes empresas con el Gobierno y los 
organismos de inteligencia estadounidenses; por esa razón, el ex agente 
Snowden, quien los reveló, es hoy un perseguido político. El propio 
Capote, un profesor y escritor revolucionario al que la CIA creía haber 
reclutado, ha expuesto los planes de esa organización para influir en el
 sector cultural y derrocar al Gobierno de Cuba. Su libro Enemigo, se convirtió en un best seller
 entre los lectores de su país, y sus conferencias en universidades y 
centros docentes atraen a miles de jóvenes. En su página de Facebook no 
había pornografía o incitaciones a la violencia, ni se empleaba un 
lenguaje soez. Pero Capote molesta: no solo posee las vivencias (las 
pruebas) insustituibles de la fallida obsesión imperialista por aplastar
 a la Revolución cubana, sino la capacidad pedagógica y el arsenal 
teórico para su exposición razonada. A los ilusos que creen en los 
presupuestos "democratizadores" de Internet, Facebook les recuerda que 
la libertad termina donde empiezan sus intereses imperiales. 
(E. U. G.)
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