Intercambio de presos entre Cuba y Estados Unidos pacificaria relaciones bilaterales, dice politólogo.
Tomado de Opera Mundi
Por Salim Lamrani
 Alan Gross, agente estadounidense, cumple una pena de prisión de 15
 años en Cuba desde 2009. Por otro lado, tres agentes cubanos están 
encarcelados en Estados Unidos desde 1998. Existe la posibilidad de un 
intercambio de presos y el caso de Gerardo Hernández, uno de los tres 
cubanos, condenado a dos cadenas perpetuas, se prestaría particularmente
 a un acuerdo humanitario. He aquí las razones en 25 puntos.
 1. Durante los años 1990, tras el desmoronamiento de la Unión 
Soviética, el sector radical del exilio cubano basado en Florida 
multiplicó los atentados contra Cuba, particularmente contra la 
industria turística –sector vital para la frágil economía cubana- Esos 
atentados con bombas causaron decenas de víctimas. Ante la impunidad de 
la que gozaban esos grupúsculos violentos por parte de las autoridades 
estadounidenses, el Gobierno de La Habana decidió mandar a varios 
agentes a Estados Unidos para que se infiltraran en esas organizaciones 
criminales e impidieran la realización de actos potencialmente 
mortíferos.
 2. En junio de 1998, tras reunir las pruebas relativas a las 
actividades terroristas de 64 exilados de Florida, el Gobierno cubano 
invitó a La Habana a dos oficiales del FBI para entregarles el informe. 
En vez de arrestar a los responsables de los actos criminales, el FBI 
decidió arrestar a los cinco agentes de los servicios de inteligencia 
infiltrados. Se trata de René González Sehweret, Ramón Labañino Salazar,
 Fernando González Llort, Antonio Guerrero Rodríguez y Gerardo Hernández
 Nordelo.
 3. Tras un juicio denunciado por muchas instituciones jurídicas por sus
 numerosas irregularidades, los cinco cubanos ganaron la primera 
apelación en la Corte de Atlanta. El Tribunal estimó que no tuvieron un 
juicio justo. Pero el Gobierno de Estados Unidos, a su vez, apeló esa 
decisión y finalmente los cinco fueron condenados en total a cuatro 
cadenas perpetuas más 77 años. El 13 de octubre de 2009 el Tribunal de 
Florida, obligado por la Corte de Apelación de Atlanta a modificar las 
sentencias de tres de los cinco detenidos, hizo públicas las nuevas 
condenas. Así, la pena de Antonio Guerrero pasó de cadena perpetua y 10 
años a 21 años más 5 años de libertad supervisada. El 8 de diciembre de 
2009 la condena de Fernando González pasó de 19 años a 17 años y 9 
meses. En cuanto a Ramón Labañino, se rebajó su condena a una cadena 
perpetua más de 18 años a 30 años de prisión. Fernando González y René 
González salieron de prisión tras cumplir sus condenas.
 4. Gerardo Hernández fue condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años 
por conspiración para cometer un cuádruple asesinato. Se le acusa de 
estar directamente involucrado en el incidente del 24 de febrero de 
1996. Ese día dos avionetas en las que se encontraban cuatro pilotos de 
la organización terrorista Brothers to the Rescue (BTTR), basada en la 
Florida, fueron derribados por las fuerzas aéreas cubanas tras violar 25
 veces el espacio aéreo cubano en 20 meses.
 5. José Basulto, presidente de BTTR, es un antiguo agente de la CIA que
 participó en la invasión de la Bahía de Cochinos. Está gravemente 
implicado en el terrorismo contra Cuba. Basulto admitió públicamente en 
una entrevista televisiva en un canal de Miami haber participado en 
varios atentados contra Cuba, incluso en el ataque de hotel con bazuca 
en agosto de 1962.
 6. BTTR se fundó en 1991 para auxiliar a los cubanos que intentaban 
alcanzar la Florida en balsas. En 1994, Washington y La Habana firmaron 
acuerdos migratorios que permiten otorgar 20.000 visas al año a los 
cubanos que desean emigrar. Esos acuerdos estipulan también que todo 
candidato a la emigración encontrado en pleno mar sería automáticamente 
devuelto a Cuba. A partir de esa fecha, BTTR perdió su razón de ser y 
empezó entonces a organizar incursiones en el espacio aéreo cubano.
 7. Una cronología de los hechos permite entender los principales 
elementos de esta historia. Durante los meses anteriores al grave 
incidente del 24 de febrero, las autoridades cubanas advirtieron varias 
veces a Estados Unidos mediante notas diplomáticas y canales no 
oficiales de que las reiteradas violaciones de su espacio aéreo 
constituía una amenaza para la seguridad nacional y que las avionetas 
corrían el riesgo de ser derribadas. Washington decidió ignorar esas 
advertencias.
 8. Varias veces, las avionetas de BTTR provocaron a las fuerzas armadas
 cubanas en el espacio aéreo nacional e ignoraron las advertencias sobre
 el riesgo de ser derribadas. Además de sus incursiones en la capital, 
BTTR creaba interferencias entre la torre de control de La Habana y los 
aviones comerciales que despegaban y aterrizaban en el aeropuerto 
internacional José Martí, poniendo en peligro la vida de miles de 
pasajeros cubanos y turistas extranjeros.
 9. El 13 de julio de 1995, BTTR sobrevoló el centro de la ciudad de La 
Habana y lanzó 20.000 folletos, incitando a la población a sublevarse 
contra el Gobierno.
 10. Ese mismo día, las autoridades cubanas transmitieron un correo a la
 Administración Federal de Aviación de Estados Unidos enfatizando el 
carácter ilegal de las incursiones en el espacio aéreo nacional y las 
“graves consecuencias” que semejantes actos podían ocasionar si se 
repitieran, aludiendo a la posibilidad de una respuesta militar.
 11. El Gobierno de Estados Unidos, en vez de tomar las medidas 
necesarias para impedir esas graves violaciones del Derecho 
Internacional, dio todo el margen necesario para que BTTR multiplicara 
sus incursiones, a pesar de que rellenó varias veces falsos planes de 
vuelo que entregó a la Administración Federal de Aviación.
 12. Gerardo Hernández no participó en ningún momento en las violaciones
 del espacio aéreo cubano ni incitó a los miembros de BTTR a que 
cometieran esos actos ilegales y peligrosos. Gerardo Hernández no 
disponía del nivel jerárquico necesario en BTTR para impedir esos 
vuelos. Todo se encontraba bajo el control de José Basulto.
 13. El Departamento de Estado emitió varias declaraciones alertando a 
BTTR de que sus avionetas corrían el riesgo de ser derribadas si 
persistían en violar el espacio aéreo cubano.
 14. En enero de 1996, BTTR lanzó 500.000 folletos sobre La Habana 
incitando a la población a rebelarse contra el Gobierno. El 15 de enero 
de 1996, Cuba exigió otra vez que Estados Unidos pusiera fin a las 
repetidas violaciones de su espacio aéreo.
 15. Tras las violaciones del espacio aéreo nacional en enero de 1996, 
Cuba advirtió a Washington de que en caso de nuevos vuelos las avionetas
 serían derribadas. La Habana reiteró esas advertencias a todas las 
personalidades que visitaron la isla entre el 15 de enero de enero y el 
23 de febrero de 1996.
 16. El 22 de enero de 1996, el Departamento de Estado alertó a la 
Agencia Federal de Aviación: “Uno de esos días, los cubanos derribarán 
una de esas avionetas”. José Basulto declaró repetidas veces en los 
medios informativos que era consciente del peligro.
 17. En febrero de 1996, las autoridades cubanas enviaron un mensaje a 
sus agentes en Miami indicándoles que de ninguna manera debían 
participar en los vuelos de BTTR.
 18. El 23 de febrero de 1996, la Agencia Federal de Aviación transmitió
 una “alerta Cuba” a varias agencias indicando que BTTR había previsto 
una nueva incursión en el espacio aéreo cubano para el día siguiente. 
“El Departamento de Estado indicó que sería poco probable que el 
Gobierno cubano se quedara cruzado de brazos esta vez”.
 19. El 24 de febrero de 1996, el Gobierno de Estados Unidos advirtió a 
las autoridades cubanas de que tres avionetas de BTTR acababan de 
despegar de Miami y que era posible que entraran en el espacio aéreo 
cubano.
 20. Tras varias advertencias, las fuerzas armadas cubanas derribaron 
dos de las tres avionetas en el espacio aéreo cubano, lo que constituye 
un acto de autodefensa según el Derecho Internacional. Ningún país del 
mundo –aún menos Estados Unidos– habría esperado a la violación número 
26 de su espacio aéreo por una organización, que lanzaba llamados a la 
sublevación, para tomar semejante medida.
 21. No obstante, Estados Unidos afirma que, según sus datos 
satelitales, las dos avionetas fueron derribadas en la zona 
internacional, lo que constituiría un crimen del que se acusa a Gerardo 
Hernández. La publicación de los datos satelitales permitiría levantar 
toda ambigüedad al respecto. Ahora bien, desde 1996, Washington se niega
 a publicar esas informaciones por cuestiones de “seguridad nacional”, a
 pesar de que los abogados de Gerardo Hernández lo han pedido 
reiteradamente.
 22. En ningún momento Hernández estuvo implicado en la decisión de 
derribar las avionetas que tomaron las autoridades cubanas al más alto 
nivel.
 23. Para condenar a Gerardo Hernández, la fiscalía debía demostrar que 
existía un proyecto ilegal de derribar las avionetas de BTTR en el 
espacio aéreo internacional, que Hernández tenía un conocimiento preciso
 de este proyecto ilegal y que brindó su apoyo a semejante acción. La 
fiscalía no pudo presentar la menor prueba que demostrase la implicación
 de Gerardo Hernández en ese incidente. Mejor aún, el fiscal reconoció 
que “a la luz de las pruebas presentadas en el juicio, esto [probar la 
implicación de Hernández] constituye un obstáculo insuperable para 
Estados Unidos”.
 24. La jueza Phyllis A. Kravitch, de la Corte de Apelación de Atlanta, 
expresó su punto de vista sobre el caso de Gerardo Hernández: “No es 
suficiente que el Gobierno simplemente muestre que ocurrió un derribo en
 el espacio aéreo internacional, el Gobierno debe probar más allá de 
toda duda razonable que Hernández estuvo de acuerdo con un derribo en el
 espacio aéreo internacional. […] El Gobierno no presentó prueba alguna,
 ni directa ni circunstancial, de que Hernández estuviera de acuerdo con
 un derribo en el espacio aéreo internacional. En cambio los indicios 
apuntan hacia una confrontación en el espacio aéreo cubano, lo que niega
 el requisito de que estuviera de acuerdo en cometer un acto ilícito”.
 25. Por todas esas razones, Barack Obama debe usar sus prerrogativas 
como Presidente de Estados Unidos e indultar a los tres agentes cubanos 
que aún quedan en prisión. Ello tendría como efecto inmediato conseguir 
la liberación de Alan Gross y de este modo pacificar las relaciones 
entre Washington y La Habana.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.
Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr
Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

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