| Tony Ávila. Foto: Juventud Rebelde. | 
Por Irma González Salanueva
Hija mayor de René González, uno de los Cinco Héroes cubanos.
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| Irma González Salanueva. | 
A Tony Ávila:
Acabo de ver el fragmento del programa televisivo donde 
intentaron acusarte de violentar a las ¨Damas de Blanco¨ y no pude 
evitar recordar el asedio que sufrió mi familia en septiembre de 1998 
cuando arrestaron a mi padre.
Aquellos sucesos dejaron en mí una impronta que por tan dolorosa, de 
ella pocas veces hablo. Sin embargo, al ver tú rostro notablemente 
sorprendido por un inesperado  ataque de ofensas y mentiras no pude 
evitar vivir una vez más el odio del que una vez fuimos víctimas. Por 
eso te escribo estas letras.
Yo tenía tan solo 14 años cuando Ninoska Pérez,
 quien en estos momentos te está llenando de improperios de los cuales 
es mejor no hacerse eco, llamaba a mi mamá por teléfono para ofenderla. 
El FBI acababa prácticamente  de llevarse de nuestra casa  a su esposo, 
mi padre, y  estábamos solas las dos junto a mi hermanita de 4 meses , 
sumidas en una gran angustia que se hacía más insoportable cuando sonaba
 el teléfono y la voz de aquella señora la interrogaba en vivo: ¿Qué se 
siente al ser  la mujer de un espía?.
Luego pintaron en nuestra puerta una hoz y un martillo y esos mismos 
canales televisivos que hoy te acusan hicieron creer a todos que 
nosotras éramos las autoras de aquello. Al mismo tiempo que una 
llamada amenazante intentaba persuadir al jefe de mi mamá para que la 
despidieran de su trabajo, sin pensar que este era el único sustento de 
ella y sus dos hijas.
El tramo del parqueo a la corte del Downtown de Miami, donde tendría 
lugar la primera vista legal del caso de mi padre  fue de los momentos 
más tensos y prolongados de mi vida, pues la prensa  apenas nos dejaba 
caminar, violando nuestro espacio y acosándonos con todos tipo de 
preguntas, mientras yo lo único que quería era llegar de una vez para 
saber que mi papá estaba bien.
Si imponerse frívola y despiadadamente en la vida de una mujer y dos 
niñas que acaban de ver como arrestaban violentamente a uno de sus seres
 queridos, sin importar su sufrimiento no es violencia. ¿Entonces qué lo
 es?
Si difamar en vivo sobre un detenido, cuyo jurado podría estar entre 
las personas que escucharon esa emisión, poniéndole a este  el nombre de
 espía y utilizando la vulnerabilidad de sus seres queridos, no es 
violencia ¿Entonces qué lo es?
Si manipular información y utilizar el chantaje para lograr un fin 
evidentemente desalmado no es violentar los derechos humanos. ¿Entonces 
qué lo es?
El “tribunal” del programa Arrebatado, me recuerda mucho a aquellos 
fiscales que juzgaron a mi padre y a sus hermanos. Nunca necesitaron 
evidencia para condenarlos, el odio y el poder eran suficiente. Aquellos
 señores que trataron de hacerte lo mismo pretendían compensar sus 
mentiras con vulgaridad y resentimiento. Hiciste bien en marcharte, no 
se puede razonar con personas que de tan arrogantes se creen que no lo 
necesitan. ¡Y eso que se dicen defensores de la libertad de expresión! 
No vi que hicieran pausa suficiente para que pudieses cabalmente ejercer
 la tuya.
Hoy te tocó a ti ser diana de calumnias y manipulaciones, pero estoy 
segura de que tu buen ánimo y desbordante humanismo no sentirán mella 
alguna, pues como suele decir mi papá: “La mierda no deja huella”.
Mi caso es diferente, aquellos actos de agresión dejaron una 
marca difícil de borrar, pero era apenas una niña y por suerte millones 
de actos de solidaridad y nobleza, hicieron de mí una persona alegre y 
optimista. Soy testigo fiel de que en esa misma ciudad, como 
mismo hay personas llenas de rencor, hay muchas más llenas de amor y 
sentido de justicia. Solo lamento que a ellos no hayas podido regalarle 
tu música. Estoy segura de que los hubieses conquistado. 
Desgraciadamente los que intentaron acorralarte les arrebataron ese 
privilegio, pero es lógico, cuando se tiene el corazón tan corroído no 
se puede apreciar la importancia espiritual de una obra con tanta luz, 
lo esencial se les hace acríticamente invisible.
Te preguntaron por el tema Balseros, intentaban claro está, manipular
 tus versos para satanizarte. Yo les pregunto ¿por qué no te pidieron 
 que cantaras Madre? Si fueran sinceros  la respuesta sería evidente, 
quien componga tan sublime tema, no puede lacerar a mujer alguna.
Regresa a tu Cuba con la cabeza en alto. Tu público que es tan 
diverso , que viene de aquí y de allá , que vive aquí y en todas partes ,
 sabe que todo eso que de ti dicen es una farsa.
Sigue cantándole a los que te siguen con la integridad y 
sencillez  que te caracteriza y no te lo tomes como asunto personal, esa
 pequeña guerra que te hicieron ha estado dirigida a muchos hombres 
dignos.
Eso solo demuestra que eres uno de ellos.
Un abrazo.
Irma González Salanueva

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