Por Jean-Guy Allard
De la misma forma que se alegró de la muerte de Hugo Chávez y sostuvo
 ciegamente el régimen golpista de Micheletti en Honduras, la 
representante norteamericana nacida accidentalmente en Cuba liderea el 
grupo de defensores de la agresión israelí en Gaza y es la autora de un 
resolución votada estos últimos días para condenar “el grupo extremista 
Hamas por sus recientes ataques contra Israel”.
Extrañadamente, Ros-Lehtinen quien va con frecuencia a Israel, en 
viajes patrocinados por organizaciones sionistas, se encontraba en Tel 
Aviv en el momento cuando empezó la operación israelí de limpieza étnica
 contra la población palestina de la Franja de Gaza.
La vinculación de Ros-Lehtinen con Israel y sus lobbyistas del 
capitolio es bien conocida en Washington. Presentó hace unos meses una 
resolución para que Washington permita la venta de armamentos de última 
generación a la nación judía que ya dispone de la bomba nuclear.
Esta  ley codifica la política de EE.UU. para prestar asistencia a 
Israel en materia de sistemas defensivos, como Iron Dome, David’s Sling 
and Arrow . “Iron Dome ha protegido a millones de civiles israelíes 
inocentes de los ataques con cohetes de Hamas y es la razón por la que 
hemos sido testigos de tan pocas muertes en el lado israelí”, dijo la 
congresista en un análisis que acaba de publicar en el Washington Times,
 diario de extrema derecha.
En el mismo escrito propone que sean castigadas las entidades de la 
ONU que se oponen a la intervención israelí: “El Congreso debe instar a 
Obama a retirar inmediatamente y cortar cualquier ayuda a cualquier 
entidad de la ONU que busca deslegitimar a Israel y socavar su seguridad
 nacional – y debe comenzar con el Consejo de Derechos Humanos de la 
ONU”, escribió.
Ferviente defensora de los crímenes de los terroristas de origen 
cubano Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, Ros-Lehtinen que no se 
pierde una oportunidad de atacar a Venezuela, se pretende defensora de 
los derechos humanos y retoma constantemente la misma retórica 
difamatoria antiprogresista que a menudo recupera el propio Departamento
 de Estado.
En el 2009, Ros-Lehtinen obtuvo de la cámara baja la condena al 
Informe Goldstone presentado en la ONU, que reconoce el carácter 
genocida de los crímenes de Israel en su guerra contra la Franja de 
Gaza.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó entonces, por 
una mayoría que revela la omnipresencia del lobby sionista en 
Washington, la resolución redactada por Ileana Ros-Lehtinen junto con un
 colega. Como en el caso de Honduras, la congresista de extrema derecha 
instó directamente al presidente Barack Obama a oponerse al documento y a
 rechazar sus recomendaciones.
Ros-Lehtinen es conocida como una destacada activista del AIPAC, el 
controvertido lobby israelí de Washington que le garantiza 
financiamiento para todas sus campañas.
En 2009, en uno de sus viajes al estado judío, Ros-Lehtinen y su 
marido, Dexter (el quién lanzó un televisor a su exesposa en 1982 en el 
medio de una discusión familiar) se reunieron con Benjamin Netanyahu. No
 se sabe cuantas veces luego se repitió el encuentro.
La congresista nació en 1952 en La Habana – su padre era una 
eminencia de la dictadura de Batista, pero se crió en Miami y luego se 
sumó a la derecha dura más intransigente de Miami, la de la plantocracia
 cubana del azucar y del ron.
Ros-Lehtinen siempre ha tenido una relación atormentada con sus 
orígenes judíos, que intentó escamotear al abandonar hace años el 
apellido maternal para usar el de su marido norteamericano, Dexter 
Lehtinen, un veterano de Vietnam.
Su abuelo materno, Jacobo Adato, fue un respetable líder de la comunidad judía habanera.
Adato no solo se quedó en Cuba, en 1959 con la Revolución, sino que 
fue presidente del Centro Sefardí de La Habana y el presidente de la 
Junta Coordinadora de las Comunidades Hebreas de Cuba.
Jacobo Adato siempre aseguró la permanencia de su fe religiosa ante las 
dificultades provocadas por las agresiones norteamericanas, que hoy 
Ros-Lehtinen defiende con rabia.

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