| En los años de 1960 la Agencia Central de Inteligencia(CIA) creó una extensa estructura de espionaje y subversión en Cuba, al tiempo que alimentaba las condiciones para realizar acciones terroristas contra la Isla | 
Por
La
 Operación Ratonera permitió la incautación de numerosas armas, equipos 
de comunicación y suministros de diferente índole que tenían en su poder
 los miembros del Frente Unión Occidental. Foto: Archivo del centro de investigaciones históricas de la seguridad del estado.
En 1962, en el contexto de la Operación Mangosta dirigida por el 
Gobierno de Estados Unidos contra Cuba, la Agencia Central de 
Inteligencia (CIA) creó una extensa estructura de espionaje y subversión
 que se dedicaba a transmitir información política, económica y 
principalmente militar hacia la estación JM/ WAVE, en Miami, mientras 
creaba condiciones para realizar acciones terroristas y apoyar un 
levantamiento interno o una invasión procedente del exterior.
Esta organización clandestina, integrada generalmente por antiguos 
militares batistianos, familiares de reclusos contrarrevolucionarios e 
individuos afectados por las leyes de beneficio popular, que funcionaba 
desde Guane, en Pinar del Río, hasta los límites de La Habana con 
Matanzas, e incluía la Isla de Pinos, recibió el nombre de Frente Unión 
Occidental (FUO).
Las tareas de esta red, que tenía su centro vital en Pinar del Río, 
consistían en obtener información, entrenar a sus integrantes en 
materias de subversión y terrorismo, almacenar armamento y conservar 
las fuerzas disponibles para entrar en acción en el momento oportuno.
El escenario creado en una región donde actuaban más de veinte bandas
 de alzados, apoyadas por varias organizaciones clandestinas financiadas
 y promovidas desde la Florida, se proyectó —en cuanto a medios y 
métodos— de forma similar a lo que hoy se conoce como “Guerra no 
convencional en escenarios de guerra limitada”[1],  a 
partir del concepto de que “las fuerzas de la resistencia deben limitar 
la exposición abierta de sus fuerzas y disponer de una infraestructura 
de apoyo que permita el sostenimiento de las operaciones por un tiempo 
prolongado”[2].
El principal cabecilla del FUO era Esteban Márquez Novo[3], 
 miembro del ejército regular durante la tiranía batistiana, y 
registrado como “técnico electrónico” en la nómina del Instituto 
Cultural Cubano Norteamericano, con sede en el Vedado, una institución 
dedicada a ejercer labores de influencia y penetración en los sectores 
científicos, académicos y culturales de la sociedad cubana, bajo el 
control de la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA). Con estos
 antecedentes, en 1960 Márquez Novo ingresó en la organización 
contrarrevolucionaria Movimiento de Recuperación Constitucional 
(MRC), dirigida por el agente de la CIA Ernesto Pérez Morales (Emilio 
Moreno), quien lo designó para encabezar un denominado “Ejército de 
Liberación” que se dedicaría a atacar objetivos civiles, sembrar el 
pánico y apoyar una invasión.
El 19 de febrero de 1961 Márquez Novo asumió el sobrenombre de 
“Comandante Valle” y al frente de un grupo de exmilitares batistianos se
 alzó en la loma de El Toro, en la Sierra del Rosario. Poco tiempo 
después, en esa misma región, unidades de Milicias bajo el mando del 
capitán Manuel Borjas capturaron cuatro exmilitares batistianos y diez 
colaboradores, quienes revelaron que pertenecían al “Frente Occidental
 del Ejército de Liberación”.
El 31 de marzo, el agente de la CIA Emilio Moreno fue detenido en el 
apartotel Olan Tower, frente a la Embajada de Estados Unidos, donde se
 ocupó una planta de radio, pads de cifras, documentos del MRC y un 
revólver.
A principios de abril, con el pretexto de averiguar por qué se 
demoraba el suministro de armas, el “Comandante Valle” abandonó a sus 
hombres en las montañas y se dirigió hacia la capital. El día 6 se 
introdujo en la Embajada de Argentina, y el 24 de mayo partió por vía 
aérea hacia Caracas, Venezuela, donde contactó con el cónsul 
norteamericano quien lo embarcó para Miami. Allí quedó bajo el control 
de “Otto”, un oficial de la CIA encargado de dirigir su adiestramiento 
en técnicas de espionaje y subversión.
En marzo de 1962, después de pasar un entrenamiento de diez meses en 
los campamentos de la CIA en los Everglades, al sur de la Florida, 
Márquez Novo asumió el seudónimo de “Valentín” y se dirigió a la costa 
sur de Pinar del Río, infiltrándose por el río San Diego, en Los 
Palacios, junto con el radista Yeyo Napoleón, dos plantas de radio 
RS-1, armas y una fuerte suma de dinero[4].  Contactó 
con familiares que tenía en la zona, reclutó como su lugarteniente a 
Lázaro Anaya Fernández y seleccionó varios miembros del MRC para su 
estado mayor. Desde ese momento el FUO disponía de un “Reglamento del 
Servicio de Vigilancia y Espionaje” firmado con el seudónimo de 
“Coronel Abad”, un libelo titulado “Programa para la instauración de la
 Tercera República”, de su autoría, y un “Manual para Guerrillas” 
entregado por la CIA.
Durante la Crisis de los Misiles, en octubre de 1962, “Valentín” y el
 radista se ubicaron a cinco kilómetros del Entronque de Herradura, en 
Consolación del Sur, desde donde observaron el movimiento de tropas 
durante la retirada de los cohetes, y transmitieron la información a la 
CIA.
Al llegar marzo de 1963 las Tropas Guardafronteras interceptaron una
 infiltración por La Furnia, al oeste de Cabo Francés, capturando un 
cargamento de armas y varios integrantes del comité de recepción, 
quienes revelaron la existencia de esta red clandestina. Los Órganos de 
la Seguridad comenzaron las investigaciones y lograron penetrar con 
varios agentes en el seno de los conspiradores, lo que permitiría 
neutralizar los planes más peligrosos, estar al tanto de sus 
contradicciones internas, y conocer que las informaciones enviadas a la 
CIA eran exageradas y manipuladas por las fuentes para continuar 
recibiendo financiamiento.
El 20 de mayo se infiltraron por Punta Carraguao Rolando Fernández 
Ponce, Arsenio Rodríguez San Román y Luis C. García-Menocal Sigler, 
que asumiría como jefe de Inteligencia y Comunicaciones. Entrenaron a 
diferentes grupos en el uso de explosivos, tiro, espionaje, lectura de 
mapas, recepción marítima, guerra irregular, fotografía, escritura 
secreta e identificación de equipos bélicos.
Como parte de ese programa, el contrarrevolucionario Rosalio Lezcano 
fue detenido en junio cuando se disponía a colocar bombas en un centro 
escolar, un círculo infantil y un secadero de tabaco. El 21 de ese mes 
otro team de infiltración penetró por Punta Carraguao, con armas y dos 
plantas transmisoras AT-3, y exfiltró a “Valentín”, Yeyo Napoleón[5],
 Gilberto y Orlando Rodríguez  San Román y Ricardo Ulloa Olivera. Los
 dos primeros iban hacia Miami para rendir cuentas ante el oficial CIA 
“Otto” y el resto a recibir entrenamiento.
Los espías del FUO habían elaborado planos de objetivos militares, de
 instalaciones de radares, del centro transmisor de Bauta, de las torres
 de comunicaciones de la textilera Ariguanabo, y tenían información 
sobre el movimiento de embarcaciones con armamento en Bahía Honda, 
Mariel, La Habana y Matanzas.
El 15 de septiembre “Valentín” regresó a Cuba por Punta Carraguao y 
asumió el seudónimo de “Plácido”. Para noviembre ya la red tenía más de 
500 conspiradores divididos en cuatro “comandancias” en Pinar del Río, 
tres en La Habana y una en Isla de Pinos, dos “comandancias 
técnicas” dedicadas a inteligencia-comunicaciones e instrucción, y una
 ayudantía.
El 12 de mayo de 1964, a dos kilómetros de la desembocadura del río 
San Juan, en San Juan y Martínez, dos miembros del estado mayor de la 
red chocaron con las Tropas Guardafronteras, de lo cual uno resultó 
muerto y el otro fue capturado herido. Tres días después, el carbonero 
José Alarcón González encontró en un marabuzal en la finca La Palma, del
 barrio Guillén, en San Juan y Martínez, un enterramiento de armas, 
municiones, explosivos y medios de comunicaciones. De inmediato avisó a
 las autoridades, quienes hallaron dentro de un bohío una maleta con el 
diario de un espía, información de inteligencia, instrucciones y 
mensajes de “Otto” a “Plácido”.
Las Fuerzas Armadas desencadenaron la Operación Ratonera, para la 
cual movilizaron al Batallón del 2do. Distrito de Guane (UM 1481) con un
 refuerzo del Batallón de Isabel Rubio y un grupo de tanques M-41 Walker
 bajo el mando del sargento René González Novales, que fueron 
desplegados desde la Ensenada de Cortés por la costa sur, hasta el faro
 Roncali, colocando escuadras en los lugares accesibles y una compañía 
en la zona de La Bajada, en Guanahacabibes. La dislocación de estas 
fuerzas, que llegaron hasta Punta Colorada, evitó que  el enemigo 
realizara una operación naval para rescatar a los principales 
cabecillas de la red.
Bajo el mando del capitán Eliseo Reyes Rodríguez (San Luis), los 
Órganos de la Seguridad iniciaron las detenciones por La Coloma, San 
Juan y Martínez, Boca de Galafre, Artemisa y la ciudad de Pinar del Río.
 En La Habana e Isla de Pinos se efectuaron operativos similares. 
Cientos de contrarrevolucionarios resultaron arrestados, fueron 
descubiertos escondrijos de armas y casas de seguridad, donde se 
ocuparon informes, datos sobre infiltraciones, mapas y mensajes para la 
CIA.
Uno de los detenidos reveló que “Plácido” se ocultaba en una casa de 
tabaco en Corralito, cerca del Entronque de Herradura, en Consolación 
del Sur. El 20 de mayo un pequeño grupo de oficiales de la Seguridad 
rodearon el lugar.
“Plácido” provocó un incendio para destruir la documentación y 
comenzó a disparar. Los combatientes rechazaron la agresión, y al 
penetrar en el local lo encontraron muerto con varias heridas; una de 
ellas en la sien hizo suponer que se había suicidado. Dentro de su 
maletín fueron ocupados 43 667 pesos, 10 000 dólares y 215 pesos en 
monedas de oro. Poco antes había enviado el siguiente mensaje a la CIA 
donde reflejaba su pésimo estado de ánimo: “Hoy se cumple el 2do.
Aniversario de la fundación del FUO. Confío que mi labor durante este
 tiempo haya servido de algún provecho a nuestra causa. Brinden, brinden
 con whisky y champagne, mientras yo y mis hombres nos secamos las 
lágrimas con nuestros pañuelos empapados en sangre. Coronel Abad”.
El 25 de mayo fue capturado García-Menocal, el radista, quien 
declaró: “El FUO desde el principio estaba lisiado, sin tener en cuenta 
el gran vacío ideológico, las fallas técnicas eran demasiadas como para 
que continuase existiendo. […]
Al finalizar las operaciones, ocho agentes de la CIA y los principales miembros de la red habían sido detenidos, junto con un enorme cargamento de armas y pertrechos bélicos. El proyecto de una nueva invasión a Cuba había fracasado[6].
*Investigador del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado
[1] Circular de Entrenamiento No.18-01, Estado Mayor, Departamento del Ejército, Washington, DC, 30 de noviembre de 2010. Guerra Limitada 1-41, p.23, cuyo contenido identifica los países donde han aplicado las llamadas “operaciones con un mínimo de participación para presionar a un adversario”: Estonia, Lituania, Letonia, Guatemala, Albania, Tíbet, Indonesia, Cuba, Vietnam, Afganistán y Nicaragua.
[2] Ídem.
[3] Márquez Novo nació el 3 de agosto de 1909 en Los Palacios. De procedencia acomodada, era anticomunista, batistiano y primo del jefe de Policía Esteban Ventura Novo, cercano colaborador del dictador Fulgencio Batista y connotado asesino.
[4] Esta red recibió 265 mil pesos. De acuerdo con las declaraciones de los detenidos, “Plácido” maltrataba a sus subordinados, derrochaba en asuntos personales el dinero, consideraba que sus conocimientos estaban por encima del entrenamiento recibido en la Florida y cometía constantes violaciones de las medidas de seguridad.
[5] Nunca se supo su verdadero nombre. Debido a sus contradicciones con “Plácido”, al llegar a Miami fingió estar enfermo, se separó del grupo y no regresó a Cuba.
[6] Testimonios de Israel Behar Dueñas, Amado Valdés González, Lázaro Gómez González, Alejo Bouzón Díaz, Fulgencio Pérez Carrasco y Rodolfo Ramírez Mendoza.
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