| VII Cumbre de Las Américas.Autor: Cartel del evento | 
Por vez primera no hay exclusión alguna, pero mientras algunos  
consideran que pueden hacer de ella una trampa, para otros, la gran  
mayoría, será la oportunidad de hablar en común y decir las verdades de 
 Latinoamérica y el Caribe. 
Tomado de Juventud Rebelde.
Por Juana Carrasco Martín.
En su génesis estuvo la intención de Estados Unidos de 
implementar el enyugamiento continental a través del Área de Libre 
Comercio de las Américas, la archifamosa ALCA que pocos años después, 
tras enconada batalla de los pueblos, quedara definitivamente enterrada 
en una fría y lluviosa tarde de Mar del Plata, en la que George W. Bush,
 el hijo, hubo de retirarse derrotado.
Fue la  Organización de Estados Americanos la que auspiciara el 
primer encuentro —del 9 al 11 de diciembre de 1994—, en Miami, la ciudad
 adonde llevaron el propósito de una estrategia común para resolver los 
problemas de la zona, según se dijo, a sabiendas de que uno de esos 
«problemas» era Cuba, condenada al ostracismo el 31 de enero de 1962 por
 una OEA genuflexa que ahora volvía a excluir.
Desde entonces, se sucedieron las reuniones de los Jefes de Estado o 
de Gobierno de 34 países del Hemisferio Occidental, bajo la sombrilla de
 Washington, cada vez en una ciudad diferente de la región:
Del 7 al 8 de diciembre de 1996, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia,
 la que llamaron Cumbre de las Américas sobre Desarrollo Sostenible, y 
la II Cumbre de las Américas en Santiago de Chile, los días 18 y 19 de 
abril de 1998, transcurrieron con la habitual calma protocolar de 
quienes buscaban lazos económicos más estrechos, pero también más 
dispares y propicios para mantener el traspatio.
La cita tuvo su edición III del 20 al 22 de abril de 2001, en Québec,
 Canadá. Todo parecía igual, pero algo se movía en el lado sur. Un 
Presidente de nuevo tipo en Venezuela, alteraba el orden establecido. 
Hugo Chávez Frías cuestionaba la ausencia premeditada de Cuba y también 
los objetivos e intenciones verdaderas del ALCA.
En Monterrey, México, ocurría el 12 y 13 de enero de 2004, otra 
Cumbre Extraordinaria de las Américas. No acababa de implementarse el 
ALCA y la fecha propuesta tenía como meta enero de 2005; sin embargo, se
 llegó a la IV Cumbre de las Americas, el 4 y 5 de noviembre de 2005, en
 la ciudad argentina de Mar del Plata y allí el tiro le salió por la 
culata a los despropósitos imperiales.
Se entierra el ALCA. Nace el ALBA
Presurosos en ejecutar su planificación, y a pesar de una agenda 
inicial programada por el Gobierno del presidente Néstor Kirchner, Bush y
 su aliado Canadá, presionaron para desviarla hacia la aprobación del 
Área de Libre de Comercio de las Américas.
La convocatoria argentina era bien diferente: llevaba como temas los 
principios de libertad, justicia, seguridad y protección social; 
promover más y mejores empleos; combatir la desigualdad, la pobreza, el 
hambre y la exclusión; el acceso a los servicios de salud y a la 
educación básica de calidad; erradicar el trabajo infantil; darle 
oportunidades a minorías, pueblos indígenas, afrodescendientes, personas
 con discapacidad, a jóvenes y a los de la tercera edad, entre otras 
preocupaciones comunes en el continente.
La tranquila ciudad del Atlántico porteño se volvió tensa y en las 
calles se protagonizaron por igual protestas violentas y marchas 
pacíficas pero de resistencia enérgica de los actores sociales a la 
polémica presencia del ejecutor de las guerras de Iraq y Afganistán. 
Resonaron las consignas No a Bush y No al ALCA y realzó el apoyo a la 
Alternativa Bolivariana para América, el nombre primigenio del ALBA, 
alianza integracionista creada en La Habana, el 14 de diciembre de 2004,
 por los Comandantes Fidel y Chávez.
Cómo olvidar aquellos días de batallar popular, cuando al 
protagonismo de los miles que tuvimos la oportunidad de participar en la
 anticumbre o III Cumbre de los Pueblos —y entre ellos el entonces líder
 indígena boliviano Evo Morales, se unieron las voces de Néstor 
Kirchner, Hugo Chávez Frías, Luiz Inacio Lula Da Silva y Tabaré Vázquez,
 desde los salones rodeados de las más extremas medidas de seguridad que
 cerraron 250 manzanas de Mar del Plata para quienes no fueran 
residentes o periodistas debidamente acreditados.
En las Cumbres… se abrió una brecha. El ALCA pasó a formar parte de 
archivos polvorientos y el Consenso de Washington entró en desacuerdo y 
desuso. Mientras, el ALBA comenzó a levantar a pueblos y despertó 
Gobiernos nuevos… En abril de 2006 se sumó la  Bolivia presidida ya por 
Evo Morales, en 2007 Nicaragua, en 2008 Honduras, en 2009 Ecuador. 
Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas se unieron 
entre 2008 y 2009. (Y unos años después, entre 2012 y 2014 cerraron 
filas en el ALBA Santa Lucía y Suriname, Granada y San Cristóbal y 
Nieves).
Cuba asoma en la grieta de las cumbres
La Cumbre de las Américas volvió a ser convocada para Puerto España, 
Trinidad y Tobago, del 17 al 19 de abril de 2009. Una vez más se 
reunieron los 34 países; sin embargo, Cuba, excluida por la obcecada 
visión washingtoniana, vino a ser la presencia fantasmagórica. El tema 
de la V Cumbre fue «Asegurar el futuro de nuestros ciudadanos mediante 
la promoción de la prosperidad humana, la seguridad energética y la 
sostenibilidad ambiental».
El cambio de correlación en la región impuso agenda. A la nueva 
administración estadounidense, la de Barack Obama, se le solicitó por 
los líderes nuestroamericanos la eliminación del bloqueo contra Cuba, y 
es bueno recordar el gesto de Chávez regalándole a Obama un libro que le
 permitiera comprender a Latinoamérica y el Caribe: Las venas abiertas 
de América Latina, de Eduardo Galeano.
Tres años después, la VI Cumbre de las Américas, se celebró en 
Cartagena de Indias, Colombia, el 14 y 15 de abril de 2013, en medio de 
un cordón de seguridad de 8 000 policías y un despliegue de cámaras y 
robots de vigilancia para garantizar «el normal desarrollo del encuentro
 continental», decían informaciones de entonces.
El lema era bien corto: «Conectando las Américas: Socios para la 
prosperidad», que quizá hacía recordar un poco al ALCA. Sin embargo, la 
canciller colombiana, María Ángela Holguín, apuntaba: «Hay otros temas 
que con seguridad se van a tratar. El tema de la presencia de Cuba en la
 Cumbre de las Américas, igualmente el tema de drogas» (…) «que no es un
 tema del que todo el mundo quiera hablar», aseveraba sobre las drogas.
Desde el 15 de enero de 2012, los países de la Alianza Bolivariana 
para los Pueblos de nuestra América, ALBA, gestionaron la inclusión de 
Cuba en esta cumbre, pero se dijo que esta había llegado tarde.
La exclusión de Cuba se convertía en punto neurálgico cuando a pocos 
días de la VI Cumbre, el presidente ecuatoriano Rafael Correa anunciaba 
al mandatario colombiano Juan Manuel Santos que no asistiría a ninguna 
Cumbre de las «Américas» mientras existiera el intencional e 
injustificado rechazo de países dominantes a Cuba (clara alusión a 
Estados Unidos y Canadá). Similar posición tomó el presidente 
nicaragüense Daniel Ortega, quien además adujo en menor medida el 
conflicto territorial con Colombia.
El Presidente anfitrión en Cartagena de Indias calificó la política 
del bloqueo como «un anacronismo en pleno siglo XXI» y la mayoría de los
 presentes exigieron al presidente Barack Obama el fin del bloqueo.
Una América Latina y el Caribe donde prevalece las intenciones de 
cada vez mayor identidad y unidad transformaron las condiciones, cada 
vez más favorables a la presencia cubana como nación parte de la región.
El surgimiento de nuevos bloques integracionistas y el 
fortalecimiento de otros —como ALBA, Celac, Unasur, Mercosur y Caricom— 
en detrimento de la OEA bajo la égida norteña, puso énfasis en el 
reconocimiento de Cuba. Washington no pudo resistirse a esa presión, 
acompañada por la comunidad internacional que ya en 23 ocasiones ha 
aprobado la  Resolución de la Asamblea General de la ONU que lo condena.
El pasado 17 de diciembre, el Presidente Obama reconoció el fracaso 
de la política contra Cuba que han estado aplicando por más de 50 años y
 que, de hecho, los llevó al aislamiento en el Hemisferio. Sin embargo, 
todavía mantiene el bloqueo y la injustificable inclusión de la Isla en 
la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo Internacional.
En cuanto a las Cumbres de las Américas, comienza a hacerse justicia 
obligada por la circunstancia de lo que el presidente Correa llamó «un 
cambio de época». El país istmeño, sede de la VII Cumbre de las 
Américas, invitó a Cuba que estará presente allí del 10 al 11 de abril 
de 2015 en la Ciudad de Panamá, con una delegación encabezada por el 
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército
 Raúl Castro Ruz.
Cuba tiene mucho que decir y compartir en el tema central de la VII 
Cumbre de las Américas, que por primera vez contará con los 35 países 
del continente: «Prosperidad con Equidad: El Desafío de Cooperación en 
las Américas», con sus ocho ejes temáticos: salud, educación, seguridad,
 migración, medio ambiente, energía, gobernabilidad democrática y 
participación ciudadana.
También estará la presencia de la sociedad civil cubana y 
delegaciones en los cuatro Foros paralelos que «complementarán los 
mandatos para la acción de los Jefes de Estado de la Cumbre»: el Foro de
 la Sociedad Civil y Actores Sociales; el Foro Empresarial; el Foro de 
Rectores, de las universidades más prestigiosas del hemisferio, y el 
Foro de Jóvenes de las Américas.
Por otra parte, la  Cumbre de los Pueblos se hará sentir con la voz 
de quienes luchan por la justicia social, han respaldado siempre a Cuba y
 en esta ocasión levantarán fuerte y enérgicamente la solidaridad con la
 Venezuela bolivariana, agredida y calumniada por Washington.
A no dudarlo, Panamá será el escenario de una confrontación de ideas,
 de posiciones, de visiones y de modelos en una región que es aún la más
 desigual del planeta.
El Presidente de Cuba afirmó el pasado 28 de enero en la Cumbre de la
 Celac: «La situación actual abre, modestamente, una oportunidad al 
hemisferio de encontrar nuevas y superiores formas de cooperación que 
convienen a las dos Américas. Ello permitiría resolver acuciantes 
problemas y abrir nuevos caminos».
Aunque advirtió: «La voz de Cuba defenderá sin descanso las causas 
justas y los intereses de los países del Sur y será leal a sus objetivos
 y posiciones comunes sabiendo que Patria es Humanidad. La política 
exterior de la Revolución Cubana seguirá siendo fiel a sus principios».
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