Por Edmundo García.
Este no es un artículo sobre ecología o ictiología, es sobre 
política. En el periodismo anticubano que se hace en Miami hay una larga
 familia que comparte estilo, objetivos y sobre todo apetito voraz por 
la paga. De las últimas generaciones están vinculados como “familia 
anticubana” en El Nuevo Herald de Miami Pablo Alfonso, Carlos Alberto 
Montaner, Wilfredo Cancio, Juan Tamayo y Nora Gámez Torres, la más 
reciente adquisición. El lector debe preguntar por qué para difamar 
sobre Cuba escogen siempre a este tipo de pseudo periodistas de origen 
cubano y no a periodistas serios del periódico en inglés The Miami 
Herald.
Nora Gámez Torres, que hasta el otro día fue una profesora de la 
Universidad de la Habana, derrocha imaginación en la inventiva de 
artículos que no buscan otra cosa que obstruir la voluntad de normalizar
 las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Es claro que ella, ni 
los otros, podrán detener los procesos puestos públicamente en marcha 
desde el 17 de diciembre pasado por los presidentes Barack Obama y Raúl 
Castro, pero los pueden tergiversar con el ánimo de satisfacer el rencor
 de esa parte cada vez más pequeña de la comunidad cubana de Miami que 
quiere seguir viviendo en la confrontación.
La periodista hace un gran escuerzo por cumplir el encargo, porque 
seguramente los temas no se les ocurren a ella misma sino que les son 
 “sugeridos” a su periódico por representantes de la derecha cubana de 
Miami, ¿por la congresista Ileana Ros-Lehtinen, por ejemplo?
El pasado viernes 19 de junio Gámez Torres publicó un artículo 
titulado “Exigen al Congreso solucionar demandas de confiscaciones en 
Cuba” donde curiosamente desde el primer párrafo revela que existe un 
objetivo aparente y un objetivo real de esta “demanda”.
Por un lado dice el artículo que el objetivo es exigir “una 
compensación por los bienes confiscados por el gobierno cubano a partir 
de 1959”; lo que en verdad no es más que un pretexto porque el verdadero
 fin de toda esa puesta en escena lo declara la propia Gámez Torres poco
 después cuando acepta que lo importante es “que Estados Unidos no 
elimine el embargo” a Cuba “antes de solucionar estas reclamaciones”.
Ese es el punto que les preocupa, el levantamiento del embargo. La 
recuperación de propiedades es legal y moralmente inviable y solo se 
podrá discutir, si acaso, en un escenario de normalización de 
relaciones, lo que implicaría el levantamiento de ese mismo embargo, o 
mejor bloqueo.
Si lo que estas personas quieren realmente es recuperar propiedades y
 no show, deberían volver al congreso y poner las cosas en un orden 
inverso: que se levante el bloqueo, que se devuelva el territorio que 
ocupa ilegalmente la base militar norteamericana en Guantánamo, que se 
normalicen las relaciones y después vamos a ver si las autoridades 
cubanas acceden a tratar el tema de la devolución de propiedades.
Lo que dice El Nuevo Herald es hasta cierto punto un paso atrás 
respecto a las posiciones de la propia derecha cubana, que ya había 
aceptado su derrota y declarado en voz de Jorge Mas Canosa que no tenía 
nada que reclamar en Cuba. Entre otras razones porque a los propietarios
 norteamericanos el gobierno revolucionario les ofreció una justa 
compensación, que por orgullo se negaron a recibir, y porque sus 
halcones lo que deseaban era precisamente una confrontación a partir de 
este pretexto. Y además porque cubanos en sus declaraciones de impuestos
 pudieron durante un tiempo solicitar descuentos por presuntas pérdidas 
sufridas con las medidas nacionalistas tomadas por la Revolución Cubana.
Este problema no se trata de una cuestión política entre presuntos 
afectados y gobiernos; de llegar a tribunales, este sería un problema de
 abogados contra abogados; porque aunque en Miami no se suela mencionar,
 expertos legales cubanos han fijado cifras muy exactas e irrebatibles 
de la compensación que Cuba tendría que recibir por daños causados por 
la política de agresión ejercida durante once administraciones 
norteamericanas.
Cada año, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, y con respaldo
 abrumador de la mayoría de los países del mundo, Cuba presenta un 
informe sobre las pérdidas por el bloqueo Estados Unidos. A continuación
 cito un párrafo del informe del año 2014, que se puede leer 
íntegramente en el sitio del Ministerio de Relaciones Exteriores de 
Cuba: “El daño económico ocasionado al pueblo cubano por la aplicación 
del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos 
contra Cuba, considerando la depreciación del dólar frente al valor del 
oro en el mercado internacional, asciende a 1 112 534 000 000 de 
dólares, a pesar de la reducción del precio del oro en comparación con 
el período anterior. A precios corrientes, durante todos estos años, el 
bloqueo ha provocado perjuicios por más de 116 880 millones de dólares 
norteamericanos. ” (Página 4 de http://www.cubavsbloqueo.cu/sites/default/files/informe_de_cuba_2014.pdf)
Estas cifras dejan en ridículo a las citadas por El Nuevo Herald, que
 refiere que el abogado Mauricio J. Tamargo pidió que el gobierno 
norteamericano exija al gobierno cubano que pague el precio total de 
todo lo que ellos consideran confiscado, más el 100%  de los intereses 
acumulados en más de medio siglo; y cita a otro alucinado que pide que 
no se levante jamás el bloqueo a la isla, ya que eso sería equivalente a
 legalizar el narcotráfico.
Parece que las pirañas están listas para lanzarse sobre Cuba, pero 
tendrán que aguantarse las ganas porque esa isla tiene las costas muy 
profundas para esos animalitos.
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