Por David Brooks
A veces ese incesante torrente de noticias y sucesos en 
Estados Unidos tiene el efecto de provocar una especie de sonambulismo, 
en el cual uno no se puede dormir, pero tampoco despertar. Si de repente
 uno intenta sacudirse para ver qué esta pasando, se toparía con cosas 
como estas:
Estados Unidos es “sólo una oligarquía, con el soborno político 
ilimitado como la esencia para obtener las nominaciones para presidente o
 para elegir el presidente” y los otros puestos electorales. Por lo 
tanto, hemos visto “una subversión completa de nuestro sistema 
político”, declaró nadie menos que el ex presidente Jimmy Carter la 
semana pasada.
Un grupo reducido de multimillonarios ejerce cada vez más poder sobre
 el proceso electoral: menos de 400 familias son responsables de casi la
 mitad de los fondos recaudados hasta la fecha para el ciclo electoral 
presidencial de 2016, una concentración de donantes políticos sin 
precedente en la era moderna, reporta el New York Times.
Donald Trump explicó de manera sencilla cómo funciona todo: cuando 
los políticos le hablan, él les da dinero, “¿y saben qué? cuando 
necesito algo de ellos dos, tres años después, yo les hablo y ahí están 
por mí… (a) Hillary Clinton, le dije que estuviera en mi boda, y vino a 
mi boda. No tenía opción porque yo doné a una fundación (la de los 
Clinton)”.
Eric Holder, el recién retirado procurador general de Barack Obama 
que nunca procedió penalmente contra los ejecutivos bancarios 
responsables del masivo fraude que detonó la crisis financiera de 2007, 
regresó a su chamba en el poderoso bufete de abogados Covington & 
Burling, que se especializa en… defender a Wall Street. Ah.
Mientras tanto, más niños viven ahora en la pobreza que antes de la 
gran recesión; un total del 22 por ciento (más de uno por cada cinco) y 
casi el doble de ese porcentaje son menores afroestadunidenses e 
indígenas en el país más rico del mundo.
Hablando de niños: abogados del gobierno de Obama están apelando del 
fallo de una juez que libera a miles de inmigrantes menores de edad y 
sus madres, encarcelados en centros de detención, algunos por más de un 
año, en condiciones calificadas de deplorables por la juez.
Hablando de ley y orden, julio fue el mes en que se registraron más 
homicidios por policías en Estados Unidos en lo que va de 2015: el total
 llegó a 118, según reporta The Guardian. A la vez, no cesan los 
casos de policías blancos que matan a civiles afroestadunidenses 
desarmados (seis más en las últimas semanas).
Hablando de comportamiento sicótico: la Asociación Estadunidense de 
Sicología –incluido a su director de ética– colaboró con el Pentágono y 
la CIA para justificar las técnicas de interrogación extremas –léase 
tortura– empleadas por el gobierno de George W. Bush, según una 
investigación interna. Prometen no hacerlo más.
Hay incontables cosas más: Obama, quien no se cansa de hablar de la 
paz, continúa ordenando misiones de bombardeo en por lo menos siete 
países; se intensificó la guerra de los políticos conservadores contra 
las mujeres (en particular contra su derecho al aborto) y contra las 
minorías (no sólo en cómo son tratados por el sistema de justicia, sino 
con la dramática erosión del derecho básico al voto); sigue la ofensiva 
incesante contra los sindicatos, sobre todo el del magisterio; los 
políticos continúan nutriendo el clima antimigrante, entre otras.
Ante este panorama, pareciera que casi todo sigue igual que la última
 vez que uno hizo el intento de abandonar el estado medio zombi, o sea, 
que las pesadillas siguen azotando a todos los despiertos y a los que 
padecen insomnio (¿por qué será?)
Pero a la vez, también hay cosas que invitan a soñar:
En Portland, Oregon, una coalición de ambientalistas obstaculizó la 
salida rumbo al Ártico del buque rompehielos de la poderosísima empresa 
petrolera Shell con una flotilla de kayaks y con gran talento 
acrobático, suspendiéndose del puente sobre la salida del puerto en 
protesta por el inicio de operaciones de perforación en una de las zonas
 ecológicas más vulnerables del planeta.
El legendario roquero Neil Young presentó su último disco, The Monsanto Years, que condena al mundo empresarial e incluye a la famosa trasnacional de agroindustria por su destrucción ambiental y agraria.
Trabajadores del sector de comida rápida lograron un triunfo al 
obligar al estado de Nueva York a aprobar un incremento de 70 por ciento
 del salario mínimo que percibía ese sector, parte de un movimiento que 
ya lleva triunfos parecidos en varias ciudades y estados.
Desde Selma, sitio de una famosa marcha por los derechos civiles en 
los 60 encabezada por Martin Luther King, arrancó una marcha de 40 días 
hacia Washington en demanda de recuperar los derechos básicos –humanos– 
de afroestadunidenses. También hubo más movilizaciones en torno al 
movimiento de Black Lives Matter por todo el país.
La gran mayoría –casi 60 por ciento en una encuesta de CBS News– de 
los estadunidenses desea que el gobierno haga mucho más para reducir la 
creciente brecha entre ricos y pobres, tema central político de este 
ciclo electoral, algo que, en parte, es legado del movimiento Ocupa Wall
 Street.
La candidatura presidencial de Bernie Sanders, senador independiente 
de Vermont, quien no teme identificarse como socialista demócrata, está 
sorprendiendo a la cúpula política con sus actos de campaña, cuya 
asistencia es mayor a los de cualquier otro candidato hasta la fecha.
Indígenas apaches hicieron un plantón en el centro de Times Square, 
Nueva York, como parte de su cruzada por el país, en protesta por un 
proyecto de ley federal que busca entregar tierras sagradas en Oak Flat,
 Arizona, a la minera trasnacional Resolution Copper, cuyos dueños son 
Río Tinto y BHP Billiton.
Mientras tanto, Estados Unidos se volvió el segundo país de 
hispanohablantes en el mundo, superando a España y sólo detrás de 
México, algo que augura cambios mayores en el futuro de este país y que 
asusta a las fuerzas ultraconservadoras.
Todo esto ofrece promesas de un posible amanecer. Entre estas 
pesadillas y sueños, puede ser que uno sigue medio dormido, pero queda 
claro que es hora de despertar.

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