| Fidel con los “hibacushas”, sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki, en el Palacio de las Convenciones, el 2 de marzo de 2012. Foto: Roberto Chile/ Cubadebate | 
Por Fidel Castro Ruz
Escribir es una forma de ser útil si consideras que nuestra sufrida 
humanidad debe ser más y mejor educada ante la increíble ignorancia que 
nos envuelve a todos, con excepción de los investigadores que buscan en 
las ciencias una respuesta satisfactoria. Es una palabra que implica en 
pocas letras su infinito contenido.
Todos en nuestra juventud oímos hablar alguna vez de Einstein y, en especial, tras el estallido de las bombas atómicas en
 Hiroshima y Nagasaki, que puso fin a la cruel guerra desatada entre 
Japón y Estados Unidos. Cuando aquellas bombas fueron lanzadas, después 
de la guerra desatada por el ataque a la base de Estados Unidos en 
 Pearl Harbor, ya el imperio japonés estaba vencido. Estados Unidos, el 
país cuyo territorio e industrias permanecieron ajenos a la guerra, pasó
 a ser el de mayor riqueza y mejor armado de la tierra, frente a un 
mundo destrozado, repleto de muertos, heridos y hambrientos. Juntos, la 
URSS y China habían perdido más de 50 millones de vidas, sumadas a una 
enorme destrucción material. Casi todo el oro del mundo fue a parar a 
las arcas de Estados Unidos. Hoy se calcula que la totalidad del oro 
como reserva monetaria de esa nación alcanza 8 mil 133,5 toneladas de 
dicho metal. A pesar de ello, haciendo trizas los compromisos suscritos 
en Bretton Woods, Estados Unidos, declaró unilateralmente que no harían 
honor al deber de respaldar la onza Troy con el valor en oro de su papel
 moneda.
Tal medida decretada por Nixon violaba los compromisos contraídos por el presidente Franklin Delano Roosevelt. Según
 un elevado número de expertos en esa materia, crearon así las bases de 
una crisis que entre otros desastres amenaza golpear con fuerza la 
economía de ese modelo de país. Mientras tanto, se adeuda a Cuba las 
indemnizaciones equivalentes a daños, que ascienden a cuantiosos 
millones de dólares como denunció nuestro país con argumentos y datos 
irrebatibles a lo largo de sus intervenciones en las Naciones Unidas.
Como fue expresado con toda claridad por el Partido y el Gobierno de 
Cuba, en prenda de buena voluntad y de paz entre todos los países de 
este hemisferio y del conjunto de pueblos que integran la familia 
humana, y así contribuir a garantizar la supervivencia de nuestra 
especie en el modesto espacio que nos corresponde en el universo, no 
dejaremos nunca de luchar por la paz y el bienestar de todos los seres 
humanos, con independencia del color de la piel y el país de origen de 
cada habitante del planeta, así como por el derecho pleno de todos a 
poseer o no una creencia religiosa.
La igualdad de todos los ciudadanos a la salud, la educación, el 
trabajo, la alimentación, la seguridad, la cultura, la ciencia, y al 
bienestar, es decir, los mismos derechos que proclamamos cuando 
iniciamos nuestra lucha más los que emanen de nuestros sueños de 
justicia e igualdad para los habitantes de nuestro mundo, es lo que 
deseo a todos; los que por comulgar en todo o en parte con las mismas 
ideas, o muy superiores pero en la misma dirección, les doy las gracias,
 queridos compatriotas.
Fidel Castro Ruz
Agosto 13 de 2015
1 y 23 a.m.
Agosto 13 de 2015
1 y 23 a.m.
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