Imagen compuesta por Gustavo de la Torre Morales |
Por Paula Companioni Reyes
Esperanza, fuerza, faro, camino, luz… son algunas de
las palabras con las que nombran las y los luchadores sociales de Nuestra
América a la Revolución y al pueblo cubano. Y es que el triunfo de la
Revolución Cubana, el 1ro. de enero de 1959, fue un parteaguas en la historia
política, social, cultural y económica del llamado Tercer Mundo.
Que un grupo de mujeres y hombres que no pasaban los
35 años de edad bajaran de las montañas de la Sierra Maestra y, apoyados por el
pueblo, declararan a su nación libre de la dictadura de Fulgencio Batista, puso
a Cuba en el mapa. Los pueblos de la región comenzaron a pensar en que era
posible una segunda y definitiva independencia desde el Río Bravo hasta La
Patagonia. Este nuevo movimiento redefinió el concepto de «pueblo» y popularizó
los sujetos llamados a la lucha:
"¿Por qué teníamos
la seguridad de contar con el pueblo? Cuando hablamos de pueblo no entendemos
por tal a los sectores acomodados y conservadores de la nación, a los que viene
bien cualquier régimen de opresión, cualquier dictadura, cualquier despotismo,
postrándose ante el amo de turno hasta romperse la frente contra el suelo.
Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la gran masa irredenta, a la
que todos ofrecen y a la que todos engañan, traicionan, la que anhela una
patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales
de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generación tras
generación, la que ansía grandes y sabias transformaciones en todos los órdenes
y está dispuesta a dar para lograrlo, cuando crea en algo o en alguien, sobre
todo cuando crea suficientemente en sí misma, hasta la última gota de sangre.
La primera condición de la sinceridad y de la buena fe en un propósito, es
hacer precisamente lo que nadie hace, es decir, hablar con entera claridad y
sin miedo. Los demagogos y los políticos de profesión quieren obrar el milagro
de estar bien en todo y con todos, engañando necesariamente a todos en todo.
Los revolucionarios han de proclamar sus ideas valientemente, definir sus
principios y expresar sus intenciones para que nadie se engañe, ni amigos ni
enemigos. […] ¡Ese es el pueblo, el que sufre todas las desdichas y es por
tanto capaz de pelear con todo el coraje! A ese pueblo, cuyos caminos de
angustias están empedrados de engaños y falsas promesas, no le íbamos a
decir: «Te vamos a dar», sino, «¡Aquí tienes, lucha ahora con todas
tus fuerzas para que sean tuyas la libertad y la felicidad!».[1]
En solo un año y diez meses, el gobierno
revolucionario solucionó los seis problemas fundamentales de Cuba en aquella
época: el de la tierra (mucha en manos de muy pocos), el de la
industrialización (el país era monoproductor de caña de azúcar para la industria
estadounidense), el de la vivienda (también muchas en manos de muy pocos y con
altas rentas), el del desempleo (disminuyó de 20% en 1958 a menos del 8% en
1989),[2] el
de la educación (del 1ro. de enero al 22 de diciembre de 1961 desarrolló una
campaña de alfabetización que erradicó el analfabetismo en la Isla), y el de la
salud del pueblo (ante la gran demanda de médicos inauguró programas de
formación de doctores así como decretó que este sería un servicio gratuito).
Tantas eran las transformaciones sociales que, ante la propaganda en contra de
«los barbudos» y sus políticas, una cancioncilla recorría las consignas
populares en el país: «Si Fidel es comunista, que me apunten en la lista».
Se abrió la puerta a «otro mundo posible» que puso en
evidencia las profundas contradicciones de las sociedades latinoamericanas y
así se dio impulso a los esfuerzos por lograr cambios radicales en el
continente. Las inequidades pasaron de ser naturales a convertirse en brechas
que saldar, en banderas de lucha. «El Cuba» pasó a convertirse en el apodo para
los hijos menores de las familias colombianas en la época, haciendo alusión a
la rebeldía de los pequeños en las casas.
Este triunfo no solo fue militar y nacional, significó
el derrocamiento de la dominación cultural
que caracterizaba a Nuestra América desde la invasión y colonización europea.
Los cambios de esta nueva época no se dieron solo en la política, surgió un
nuevo contexto teórico donde el trabajo social, educativo e investigativo
fueron tocados por la realidad de los pueblos.
Sesenta años después, movimientos populares y
sociales del continente nuestroamericano reconocen a la Revolución Cubana como
uno de sus impulsos creadores y una de sus esperanzas de victoria, aun cuando
las condiciones digan lo contrario. En este dossier hemos querido buscar las
raíces de esta esperanza en las anécdotas que desde 1959 forman parte de los
acumulados de organizaciones sociales acerca de Cuba y su Revolución. ¿Cuándo
supieron de ella? ¿Qué significó? ¿Cómo acompañó sus luchas? ¿Qué sigue
significando hoy?
Estas preguntas han sido respondidas por Nancy
Zambrano, quien a finales de 1961 se involucró en la lucha armada urbana en
Venezuela contra el régimen de Rómulo Betancourt; Francisco Castillo,
coordinador de la fuerza política de izquierda Poder y Unidad Popular en
Colombia; Carlos Barrientos, Secretario Ejecutivo del Comité de Unidad
Campesina de Guatemala y quien participó en la guerra de su país; Claudia Korol, educadora popular argentina e integrante del equipo de Educación
Popular Pañuelos en Rebeldía y de Feministas del Abya Yala; y Verónica del Cid,
quien es parte de la Red Mesoamericana de Educación Popular-Alforja.
Como cierre de este diálogo, hemos incluido
pensamientos de presos políticos que se encuentran recluidos en el pabellón de
alta seguridad ERON de la cárcel La Picota (Bogotá, Colombia). Estos fueron
recogidos por Julián Andrés Gil, preso político del movimiento político y
social Congreso de los Pueblos, quien el 6 de junio de 2017 fue detenido como
resultado de la política de terrorismo de Estado del gobierno colombiano que
busca evitar todo intento de emancipación, de apagar ese mismo espíritu que
motivó la Revolución Cubana: construir vida digna para y por los humildes. Sea
este también un homenaje a quienes luchan.
Hay que vivir la Revolución Cubana para saber lo que
significó
Nancy Zambrano, Venezuela.
A finales de 1961, Nancy Zambrano estudiaba en el
liceo Andrés Bello, en Caracas, cuando se involucró en la lucha armada urbana
contra el régimen de Rómulo Betancourt. Participó en el destacamento Livia
Gouverneur de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de
Venezuela (FLN-FALN) y por esta razón sufrió la cárcel entre 1964 y
1968. Salió de allí con una conmutación de pena en el exilio y, cuando regresó,
participó activamente en las luchas y organizaciones comunitarias y más tarde
en el proceso revolucionario chavista y bolivariano. Su vida es símbolo de
lealtad, según afirmó el periodista José Vicente Rangel en la presentación del
libro Escritos de una
combatiente de la guerrilla urbana en Caracas, de autoría de Zambrano.
¿Cuál es su primer recuerdo de la Revolución
Cubana?
En los años 1960-1961, yo estaba en el bachillerato.
En esa época viene por primera vez Fidel de visita a Venezuela. Se esperaba
mucho. Todo el mundo quería ver a Fidel. Ya yo tenía conexiones con los grupos
armados y me dijeron que tenía la tarea de que, si al final había violencia y
llegaba la Guardia Nacional, entregara unas armas en la puerta de un edificio.
Las armas las tenía en mi falda, en unos bolsillotes grandísimos. Y, como eran
pistolas, fue fácil. A ver a Fidel fue un gentío impresionante y todo el mundo
oyendo. Cuando se fue, empezó la represión y llevé las armas.
Había una gran efervescencia de organización popular
por la caída de la dictadura en Venezuela. En esa época comenzó la represión en
las ciudades y, como respuesta, comenzó también la lucha armada en los barrios.
Esto es lo que llamamos la Alianza Cívico-Militar, que en esa época no se
llamaba así, pero era la confluencia de sectores militares y de sectores
civiles para tratar de derrocar al gobierno. Se dan cinco movimientos de ese
tipo entre 1961 y 1962. Una no entiende todavía cómo no cayó el gobierno, pues
cinco organizaciones armadas, así, en dos años, significa bastante.
En esto jugó muchísimo la experiencia cubana pues
alimentó la ilusión de cantidad de jóvenes como los del movimiento abortado en
unos cuarteles de la Guaira.[3] Ahí
se vio el grado de compromiso de la juventud venezolana. Alrededor de 400 o 500
muchachos bajaron a recibir armas. Y fue así porque en las universidades y en
los barrios el impacto de la Revolución Cubana había sido enorme. Hay que
vivirlo para saber lo que significó.
Pero el impacto fue tanto para bien como para mal.
Analizando al propio destacamento Livia Gouverneur, consideramos que hay diez
causas que nos llevaron a la derrota. Entre ellas, seguir un modelo que no se
adaptaba a nuestras circunstancias. Ese modelo se justificó en Cuba pero en el
caso nuestro no. Habían dos posiciones: la que decía que había que hacer la revolución
en las montañas y la otra que planteaba movimientos en las ciudades con alianza
con los militares. Venció el primero y eso llevó a nuestra derrota.
En esa misma época comenzó a llegar «la gusanera»
aquí. Vino lo peor de lo peor de los antiguos cuerpos represivos batistianos
(por ejemplo, Luis Posada Carriles). Y estos se convirtieron en los asesores de
la policía venezolana en cuanto a las formas de tortura y represión.
Otra de las cosas que a mí me impresionó fue en 1961,
la invasión por Playa Girón. En la universidad comenzaron a formarse grupos de
apoyo que se irían a combatir para apoyar a Cuba. Aquello eran colas de gente
decidida a irse a Cuba para apoyar a la Revolución. Todo el mundo decía que se
iba a Cuba. No nos fuimos porque a la invasión la vencieron muy rápido. Cuando
ya estábamos a punto de irnos, la habían vencido. Fueron 65 horas de una cola
impresionante de gente que se inscribía para ir a luchar a Cuba. Y ese mismo
fervor alimentó mucho todo lo que fueron después los destacamentos guerrilleros
en la ciudad y en la montaña.
¿Cómo fue el impacto revolucionario cubano en las
luchas en Venezuela?
Dentro de todas las luchas estuvieron muy metidos los
cubanos. Caigo presa en la época en que el Partido Comunista de Venezuela
decide la política de Paz Democrática. Para ese momento la lucha armada urbana
había sido aniquilada completamente. La mayor parte de los dirigentes políticos
del momento estaban influenciados por los cubanos y tenían un esquema de lucha
rural. Muchos compañeros que estuvieron en la lucha en la montaña me contaban
que en el campo ellos estaban tan tranquilos haciendo su labor política que
hasta casaban y hacían bautizos. Eso quería decir que en este país no había un
verdadero impacto de la opción rural pues la mayor cantidad de población y los
intereses del poder se concentraba en las ciudades.
Durante la llamada Cuarta República el esfuerzo
central fue el olvido de todo el movimiento, de toda la organización anterior.
A eso se sumó el sentimiento de la derrota entre todos nosotros. Comenzaron
acusaciones, recriminaciones, gente que se fue a encontrar con su familia y lo
que encontró ya no tenía que ver, gente que no tiene nada que hacer porque lo
único que aprendió a hacer fue la guerra.
Al salir de la cárcel yo tenía un grado de desespero
tan grande que una carrera de cinco años la saqué en tres (Computación). Pero
siempre mantuve lazos con la gente de esa época. Mi hijo era chiquitico y me
iba con él a hacer trabajo en los barrios, pero no teníamos esperanza de nada.
Y eso que yo sentía lo sintió el otro, y el otro y muchos. Mientras tanto, se
mantuvo una gran admiración por lo que hacían los cubanos, por cómo aguantaban.
Cuando llega Chávez, comienza a cambiar hasta las
palabras. Habían palabras prohibidas. Cuba era una de ellas. Imperialismo
también. En los militares había siempre una prevención con las relaciones que
se tenía con la Unión Soviética y con Cuba. Lo veían con malicia. Desde la
primera visita que hace Chávez a Cuba, lo va a recibir nada más y nada menos
que Fidel y se lo lleva a conversaciones de un día. Y se da algo, como dice
Fidel. Él reconoció en Chávez lo que podía hacer.
¿Cómo es esa relación de la Revolución Cubana con la
Revolución Bolivariana?
El gobierno comienza a tener un rumbo increíble. Solo
ahorita lo vemos. En esos años se rehízo la historia. Ahí es cuando yo siento
que la ayuda y el apoyo cubano fue fundamental porque se trató justamente
dentro del camino que se había trazado (que era un camino electoral,
democrático, pacífico) de encontrar la bisagra para llegarle al pueblo y para
resolver sus problemas.
La Misión Robinson fue increíble. Ahí hay cosas que no
se me olvidarán nunca. En esa época yo estaba militando en los Cerros de La
Vega, en Caracas. Y a las 5:00 p.m., el movimiento que antes era de abajo hacia
arriba, ahora era de arriba hacia abajo. Era la gente con sus cuadernos para
las partes donde estaban montando los cursos.
Se me quedaron cosas grabadas, como ver a campesinos
en los páramos leyendo: Paaa-naa-de-ría. Y aquella fiesta que se armaba cuando
lo leían. Realmente es lo que marcó la diferencia de un gobierno revolucionario
con cualquiera de los gobiernos anteriores. Y es algo que a mí me parece
importante ahorita porque permitió mostrar al mundo en aquel momento que tú
podías tener crecimiento y también programas sociales que fueran directo a las
necesidades del pueblo.
Una identidad común: defender la Revolución
Francisco Castillo, Colombia.
Dentro de las pocas posibilidades de
participación política que tiene la izquierda en Colombia, el Polo Democrático
Alternativo es un partido en el cual confluyen diversas tendencias políticas
con el fin de tener fuerza dentro del Congreso de la República. Poder y Unidad
Popular (PUP) es una de estas tendencias internas. Con ella se ha podido lograr
que por primera vez un campesino y líder popular como Alberto Castilla sea
Senador de la República. Sin embargo, en los últimos tiempos donde la nueva
política estatal es la persecución, judicialización, criminalización y
asesinato sistemático del movimiento social y popular, el PUP y el propio
Castilla son víctimas de este terrorismo de Estado por el solo hecho de luchar
por construir vida digna para todas y todos los colombianos. Hablamos con
Francisco Castillo, educador popular quien es coordinador de dicha tendencia
política, así como director de la Corporación Aury Sará, iniciativa de la Unión
Sindical Obrera (USO) para desarrollar procesos de formación clasista de las y
los trabajadores.
¿Cómo conoció el triunfo de la Revolución
Cubana?
Soy de un barrio pobre del sur de Bogotá. Y, por
casualidad de la vida, allá llegaban unas revistas políticas con unas historias
de la Revolución Cubana (en los años sesenta) que se llamaban Bohemia.[4] A
mí me llamó la atención esta revista. Era un joven estudiante de secundaria
cuando la conocí y realmente me motivó a aprender lo que no nos enseñaban en el
colegio porque Cuba era un tema vedado.
Las radios hablaban pestes de Cuba. Que eran
comunistas, que la gente estaba aguantando hambre, que habían perdido todos los
derechos, que era una dictadura, etc. Entonces, este acercamiento me llevó a
preocuparme un poquito por la historia. Algunas noches también se podía
escuchar la emisora Radio Habana Cuba y eso me permitió levantar mi cultura
política.
Le tengo que agradecer a la Revolución Cubana
y a la estrategia de
comunicación que se concibió a través de la revista Bohemia y
de Radio Habana Cuba porque antes tenía una formación política de derecha y eso
me ayudó a cambiarlo.
¿Qué representó para la Colombia de esa época la
Revolución?
Como estos medios tenían un enfoque
latinoamericano, empecé a tener una visión latinoamericana, así como
información de toda la región y de las insurgencias de América Latina. Se
conoció del Ejército de Liberación Nacional en Bolivia, del Ejército de
Liberación Nacional en Colombia, la historia del Che en África y todo el
criterio solidario que se fue desarrollando en todas las partes del mundo, su
presencia en Bolivia. Sobre todo, pudimos conocer los discursos del Che y el
papel de los sindicatos.
Ese era un
momento bastante radical porque se trataba de cambiar las raíces de la
explotación en América Latina y uno diría que queríamos lograr lo más básico de
una sociedad: salud, alimentación, educación. En la política nacional de los
ochenta, aparecían con fuerza el Movimiento 19 de Abril, el Ejército de
Liberación Nacional, el Ejército Popular de Liberación, el Partido Comunista,
el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario.
Las luchas insurgentes de Cuba y de los cubanos,
de Fidel y del Movimiento 26 de Julio tuvieron características que fueron
imitadas por diferentes organizaciones revolucionarias. Pero, definitivamente,
en un momento determinado se fue rectificando y se vio que la revolución se
debe llevar de una manera propia.
Las revoluciones tienen que ver con las
características culturales, económicas, sociales, propias de nuestros pueblos.
Pero fueron impedidas por el avance y la presencia del imperialismo militar norteamericano.
Y esa doctrina que llevó de someter a sus designios a toda América Latina para
que no triunfaran estas insurgencias.
¿Puede hacer una síntesis de los elementos
claves del movimiento popular hoy en Colombia?
Nosotros participamos en el último proceso
electoral y ahí se tuvieron unos resultados importantes desde el movimiento
popular que yo nunca había visto en estos últimos 50 años: la unidad. Que ocho
millones de habitantes votáramos por Gustavo Petro tiene que ver con una serie
de acumulados políticos y sociales. Por ejemplo, las negociaciones políticas
con el movimiento insurgente permitieron hablar de Paz. Pero, igualmente, el
cese unilateral al fuego por parte del ELN dio garantías para que se pudiese
tener una votación favorable.
La negociación política con las insurgencias han
impulsado las posibilidades electorales y la participación política,
especialmente en las zonas que más han sufrido la guerra: Chocó, Cauca,
Putumayo, votaron por la propuesta de paz.
Lo importante es saber mantener esa movilización
social. Nos corresponde seguir desarrollando la unidad. Si no se fortalece la
unidad entre los sectores democráticos y de la izquierda podríamos volver a
épocas funestas.
¿Qué aprendizajes y reflexiones tiene sobre los
60 años de la Revolución Cubana?
Es muy importante el liderazgo de Fidel, que
definió unos principios para la defensa de Cuba: su soberanía, el derecho a ser
nación. En medio de las contradicciones que todo pueblo tiene, hay una
identidad común sobre defender la Revolución. Esa es la identidad de todos los
cubanos.
Además, ellos crearon un liderazgo sobre la base
de la verdad. Decía Fidel que siempre había que decirle la verdad a la gente, y
la gente iba a entender. Cuando desaparece la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas y comienza el Período Especial, el
80% de las importaciones se perdieron, pero en ese momento se le dijo la verdad
al pueblo y eso se agradeció siempre. Aunque hubo un liderazgo individual que
resaltaba a Fidel porque era un genio de la política, también hubo un liderazgo
colectivo que garantizó la permanencia de la Revolución.
Los pueblos le debemos mucho a la Revolución
Cubana porque ha sido un faro en los momentos más difíciles de América Latina.
Tuvieron esa capacidad de esperar las condiciones para mantener y jalonar y
apoyar los procesos revolucionarios que se desarrollaron en Venezuela, Bolivia,
Argentina, Nicaragua. Eso no hubiera sido posible sin el apoyo de la ética, la
política y la solidaridad del pueblo cubano. Por eso son una luz que hoy se
mantiene como referente para la unidad de los pueblos de Nuestra América.
Dar certeza a nuestros sueños de justicia y
libertad
Carlos Barrientos
En los años setenta y ochenta del siglo XX, se
descargó con fuerza genocida la represión y persecución contra toda oposición,
en particular contra la población indígena y campesina de Guatemala. Fue
necesario renombrar muchos lugares para que las fuerzas gubernamentales no
identificaran de qué localidad o región se estaba hablando. De esa cuenta,
distintos puntos del territorio nacional fueron renombrados como Sierra
Maestra. Este renombramiento era, al mismo tiempo, un secreto homenaje que
tenía más de un sentido: en el imaginario del movimiento indígena y campesino,
Sierra Maestra se identificaba como un lugar de resistencia y como un camino de
lucha.
De esta forma, los lugares, así como las
luchadoras y luchadores cubanos, se fueron convirtiendo en la certeza de que
existía un camino distinto que había llevado a todo un pueblo a alcanzar una
luminosa victoria.
La hazaña de que la Revolución Cubana siguiera
existiendo en un pequeño país, a pocos kilómetros de la mayor potencia imperial
del siglo XX, nos daba una profunda esperanza de que no solamente era posible
vencer a nuestros opresores, sino que era posible desarrollar un proceso de
soberanía, justicia, libertad y autodeterminación. Esta esperanza se alimentaba
cuando en las noches o madrugadas (en aldeas campesinas, barrios urbanos o
campamentos guerrilleros) se escuchaba en secreto Radio Habana Cuba y con ello
nos llegaban las noticias desde una perspectiva diferente; los discursos de los
dirigentes de la Revolución que enseñaban, aleccionaban, animaban; o la música
de la nueva trova cubana.
Y es precisamente por lo que la Revolución
Cubana representa para los oprimidos y explotados del mundo que ha sido tan
duramente atacada. No representa una amenaza para ningún pueblo, no es una
potencia militar que quiera avasallar a sus vecinos, no «exportó la Revolución»
porque estas nacen de las condiciones nacionales. Le tienen miedo y la quieren
acallar precisamente porque representa el ejemplo de lo que un pueblo puede
lograr si no está sometido a una élite o una potencia imperial. Esa esperanza y
ejemplo subversivo han sido uno de los mayores aportes de la Revolución para
los pueblos en lucha.
El compromiso del pueblo cubano y la dirección de la Revolución con las causas de otros países
en África, Asia o Latinoamérica nos enseñó el significado de la palabra
solidaridad. Antes como ahora, el aporte generoso del pueblo y gobierno cubano
es la mayor prueba de que la solidaridad y el internacionalismo no son palabras
etéreas sino prácticas tangibles y consecuentes que distinguen al pueblo cubano
entre los demás pueblos del mundo.
Generación tras generación hemos podido
constatar la consecuencia con los principios que ha tenido el proceso cubano.
No se ha doblegado ante el imperio, ha sabido resistir en los peores momentos
—como en el Período Especial— dando certeza a nuestros sueños de justicia y
libertad.
NOTAS
[1] Castro, Fidel: La
historia me absolverá.
[2] Según indica la Comisión
Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la Organización de
Naciones Unidas.
[3] Hace referencia a una
serie de levantamientos cívico-militares como el de la madrugada del 26 de
junio de 1961, bajo el mando del mayor Luís Vivas Ramírez, los capitanes Rubén
Massó Perdomo y Tesalio Murillo. Asaltaron el Cuartel Pedro María Freites de la
ciudad de Barcelona y el Batallón de Fusileros Mariño. Este hecho generó otra
serie de intentonas como la señalada de la Guaria.
[4] La revista Bohemia fue fundada en 1908. Aborda la
actualidad de Cuba y el mundo en temas como política, deportes, cultura, salud,
historia, opinión y entretenimientos.
[5] Berta Cáceres fue una
líder indígena lenca, feminista y defensora del medio ambiente a quien el 2 de
marzo de 2016 asesinaron mientras dormía. Coordinadora y una de las fundadoras
del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras. Hoy es
símbolo de lucha nuestroamericana.
[6] Las reflexiones a
continuación son vertidas en el diálogo con compañeros y compañeras que han
hecho camino desde este espacio de nuestra vivencia en la Red Mesoamericana de
Educación Popular-Alforja y en los procesos de emancipación de nuestros propios
países en la región.
[7] La Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación (CNTE) es una organización de masas
independiente al Estado de México. Un frente de clase en el que participan
trabajadores de la educación que aceptan el principio universal de lucha de
clases, independientemente del color, sexo, credo religioso e ideología
política.
[8] Poeta y escritor
guatemalteco. En su juventud fue líder estudiantil en la lucha contra la
dictadura de Jorge Ubico y Castañeda.
[9] Poeta y profesor
mexicano. Autor de manuales sobre lectura, redacción y ortografía.
[10] Escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo. Su prolífica
producción literaria incluyó más de 80 libros, algunos de los cuales fueron
traducidos a más de 20 idiomas. Considerado como una de las figuras más
relevantes de la literatura uruguaya y latinoamericana del siglo XX, sus obras
se hicieron eco de la angustia y la esperanza de amplios sectores sociales por
encontrar salidas socialistas a una América Latina subyugada por represiones
militares. Durante más de 10 años vivió en Cuba, Perú y España como
consecuencia de esta represión.
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