Por Jorge Petinaud Martínez. Corresponsal jefe de Prensa Latina en Bolivia.
La Paz (Prensa Latina)
Frente a una oposición boliviana estigmatizada por un pasado neoliberal, sin propuesta de país y obstinada en impedir la presencia del mandatario Evo Morales en las elecciones generales de este año, los éxitos de su gobierno constituyen la principal fortaleza de dicho candidato. ‘Nuestra campaña política, nuestra estrategia política va a estar sostenida en estos grandes logros de los últimos 13 años’, aseguró el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, en entrevista a la Radio San Gabriel, de la ciudad de El Alto.
Quintana describió durante la plática radial las bases con las que cuenta el Estado Plurinacional en la esfera económica y productiva para asegurar un futuro mejor a los bolivianos.
Insistió en que el modelo económico caracterizado hasta ahora por el impulso al mercado interno y el acceso a créditos se debe sostener con la industrialización de los recursos naturales, entre ellos el litio, los hidrocarburos y los alimentos.
‘Creciendo con el litio, hoy día estamos descubriendo más reservas hidrocarburíferas, transformando la economía hidrocarburífera, el hierro, impulsando más la industrialización de los alimentos, desarrollo tecnológico, medicina con aplicaciones de la energía nuclear, eso le da a un Estado una vitalidad y le permite sostenerse, avanzar, progresar’, concluyó el titular.
CONTRASTE CON LA OPOSICIÓN
A diferencia de los candidatos de la oposición que solapadamente en un año electoral proponen las recetas del Fondo Monetario Internacional y la hegemonía del mercado, en Bolivia el Estado Plurinacional promueve la justicia y la igualdad social mediante la redistribución de los excedentes económicos.
En este caso, prioriza entre otros mediante bonos a los estratos poblacionales más vulnerables como los niños, las mujeres, los adultos mayores y los discapacitados.
Con el objetivo de industrializar al país, el proceso de cambio que lidera Morales estructuró a partir de 2006 un nuevo modelo económico, social, comunitario y productivo que coordina armónicamente la acción del Estado y los sectores privado, comunitario y cooperativo.
Sobre esta base, el mejoramiento de la calidad de vida de todos los sectores de Bolivia, la estabilidad política y social del país y los éxitos económicos reconocidos por organismos internacionales conceden el favoritismo al binomio del Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), integrado por Morales y el vicemandatario, Álvaro García Linera.
Sólo a través del programa Bolivia Cambia Evo Cumple se ejecutaron entre 2007 y julio de 2018 un total de ocho mil 797 obras en las áreas de educación, deportes, vial, productiva, saneamiento básico y riego, así como en infraestructuras sociales y de salud.
La nación sudamericana pasó a ser, además, líder de la región en crecimiento económico, como resultado de la nacionalización de sus recursos naturales.
El producto interno bruto de Bolivia era de nueve mil 574 millones de dólares en 2005, y en 2018 cerró en más de 40 mil millones de esa moneda, mientras que la tasa de crecimiento económico del Estado plurinacional fue del 4,7 por ciento, uno de los más altos del continente, según organismos internacionales.
Un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe confirmó que el país andino amazónico logró estos indicadores con un endeudamiento respecto al producto interno bruto (PIB) inferior (33 por ciento) al promedio de la región (41 puntos porcentuales).
Coincidentemente, el ministro de Economía, Luis Arce, confirmó que la inflación que registró Bolivia en enero del año en curso fue de 0,23 por ciento, cifra que demuestra se trata de un indicador absolutamente controlado y vaticina una mejoría gradual en esta esfera.
Según Arce, la proyección de crecimiento económico en 2019 prevé un indicador de 4,7 por ciento y un PIB de 44 mil millones de dólares, el más alto de la historia del país.
En un discurso reciente durante la presentación del libro El Dedo en la Llaga, del cubano Hassán Pérez Casabona, Morales recordó cómo durante una larga cena antes de su llegada al poder, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, le insistía en la importancia de los programas sociales como basamento fundamental en la actualidad de los procesos revolucionarios.
Confesó el estadista que preguntó sobre el papel de las armas, y la respuesta del jefe del ataque al cuartel Moncada y la expedición del yate Granma fue que en la batalla política contemporánea el arsenal lo componen la salud pública, la educación y otros planes de mejoramiento social.
Esta estrategia marca el horizonte del MAS-IPSP tras 13 años de exitosa gestión.
SIN PROPUESTAS DE PAÍS
Todos estos éxitos económicos y la estabilidad política de Bolivia con Morales a la cabeza asustan a la oposición en un año electoral en que sus candidatos solo exigen su exclusión de las boletas, sin hacer una propuesta de país.
‘Todos sabemos que a Carlos Mesa, Oscar Ortiz y Luis Revilla no les gusta que Evo esté en la papeleta, eso lo sabemos; pero lo interesante sería que nos empiecen a contar qué van a hacer con el país en caso de que ellos gobiernen, porque en octubre no hay un nuevo referéndum, en octubre hay elecciones generales donde se va a definir la política de empleo, la política de salud, la política económica’, alertó recientemente el joven ministro de Comunicación, Manuel Canelas.
De acuerdo con diversas encuestas, el expresidente Carlos Mesa es el candidato opositor que más se aproxima en los números a Morales, pero sin aventajarle.
Sin embargo, el analista político y docente universitario Marcelo Silva declaró al periódico Cambio que la candidatura de Comunidad Ciudadana, encarnada por Mesa, no levanta cabeza para convertirse en alternativa a la postulación del primer mandatario del Estado Plurinacional.
‘La participación de Carlos Mesa presenta un deterioro o un estancamiento, cuando este debería ser el espacio más importante (refiriéndose a la ciudad de La Paz)’, sostuvo Silva.
Diputados de distintas bancadas atribuyeron esa tendencia negativa a que Mesa lleva en sus espaldas los errores de su pasado neoliberal, en alusión a las 67 muertes y al menos 400 heridos de la masacre ocurrida en la ciudad de El Alto en octubre de 2003, durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, cuya vicepresidencia ocupaba precisamente él.
Con ese criterio coincidieron los legisladores del MAS-IPSP Lino Cárdenas y Romina Pérez, así como Víctor Gutiérrez, de la opositora Unidad democrática. La Matanza de El Alto ocurrió cuando la población se lanzó a las calles en defensa de los recursos naturales bolivianos e impidieron que la administración de Sánchez de Lozada-Mesa exportara gas a Estados Unidos a través de puertos chilenos.
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