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lunes, 21 de octubre de 2019

Farsa y fraude de un "disidente cubano".

Armando Valladares estuvo preso en Cuba por actos terroristas y se convirtió en un farsante inválido que para irse de Cuba, frente a los periodistas tuvo que demostrar que podía caminar sin invalidez alguna, para poder subir al avión.
Tomado de Cubainformación.tv
Por José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.

Leemos en la prensa española sobre el juicio por la estafa de un grupo de inversión de Miami (1), VFM que, hace una década, se dedicó a captar capitales para la construcción, en Cantabria, de la Ciudad del Cine y las Artes (2).

Aunque el macroproyecto no se llevó a cabo, varios inversores denuncian “que jamás recuperaron su dinero” (3). El “reclamo y principal aval del proyecto” –explican- era que el grupo inversor era presidido por “un exembajador de EEUU ante la ONU”: Armando Valladares (4).

Las noticias, sin embargo, no explican quién es este “respetable” diplomático, devenido  supuesto estafador.

Viajemos a 1982 y a un suceso rocambolesco en el aeropuerto de La Habana del que informaba la prensa española de entonces (5). Era la liberación –precisamente- de Armando Valladares, preso en Cuba durante veintidós años. Era el “poeta disidente” en silla de ruedas, protegido de Amnistía Internacional y del Pen Club (6) que, sorprendentemente, según narraba la agencia EFE, “subía ligero y sin problemas”, “con paso templado a las escaleras del avión”. La “desusada publicidad (…) se debe –leemos en la nota- al interés de las autoridades cubanas para demostrar que su parálisis era falsa. (…) La demostración resultó bien visible” (7).

Armando Valladares siempre fue un farsante. Policía de la dictadura de Fulgencio Batista, jamás fue “preso de conciencia”: en 1960 fue condenado a 30 años, tras la desarticulación del grupo de ultraderecha en el que militaba, con 17 bombas y una ametralladora (8).

Su indulto, dos décadas después, fue el fruto de las gestiones del presidente francés François Mitterrand ante Fidel Castro, que puso, para su firma, una sola condición: que Valladares subiera al avión, ante toda la prensa internacional, caminando (9). El gobierno cubano tenía en su mano, además, otra prueba de que su discapacidad era fingida: un video en el que el preso practicaba en su celda, a escondidas, ejercicios de gimnasia (10) (11).

En su libro “Las Máscaras”, el asesor entonces del presidente francés, Regis Debray, reconocía con vergüenza: “el delito (de Valladares) no era de opinión, el hombre no era poeta, el poeta no era paralítico y el cubano es hoy norteamericano” (12).

En efecto, Ronald Reagan nombró embajador de EEUU en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU a Armando Valladares, que convirtió su vida, desde entonces, en una cruzada contra todo movimiento o gobierno de izquierda (13). Como ejemplo, en 2009 defendió el golpe de estado en Honduras, como una “reacción legítima” al “totalitarismo neocomunista” del derrocado Manuel Zelaya (14).

En el año 2008, Cubainformación ya contó algunas de estas verdades en un video (15) (16), que molestó tanto al “defensor de la libertad” Armando Valladares que consiguió su retirada de los canales YouTube y Daily Motion (17).

Es la historia de quien pasó del terrorismo a la farsa política y a la diplomacia sucia, para llegar al fraude empresarial (18). Todo con el habitual silencio de la prensa cómplice (19) (20).




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